Fondistas a ritmo de velocistas
Gebrselassie gana a Tergat en los 10.000 metros con menos margen que Greene a Boldon en los 100
Seg¨²n Jos¨¦ R¨ªos, el valeroso badalon¨¦s que acab¨® el ¨²ltimo la carrera de 10.000 metros, hay estudios que demuestran que los ¨²ltimos 100 metros de una carrera de 10 kil¨®metros se corren m¨¢s deprisa que los de una prueba de 800 metros. No es tan parad¨®jico como parece, ni tan extra?o. Y justo en la carrera de anoche, en una final extraordinaria de los 10.000 en la que Haile Gebrselassie retuvo su t¨ªtulo, lleg¨® la demostraci¨®n. A¨²n no se conoce el cronometraje de los ¨²ltimos 100 metros lanzados, pero no debi¨® de andar muy lejos de los 12 segundos. Se sabe, por lo menos, que los ¨²ltimos 200 metros se hicieron en 26 segundos, y la ¨²ltima vuelta en 55s. Y esos tiempos se hicieron despu¨¦s de 9.000 metros corridos a una media de 2.45m. el kil¨®metro, despu¨¦s de 25 minutos de ritmo alto y mantenido que hab¨ªan destrozado al grupo, que hab¨ªan diezmado a la concurrencia, forzado al abandono a Molina y Murhit, y desperdigado al resto, excepto al grupo de tres kenianos y dos et¨ªopes que dominaba la carrera; y esos tiempos no los hizo un corredor, sino dos. As¨ª de extraordinario fue el ¨²ltimo 10.000 ol¨ªmpico en que veamos de protagonistas a Haile Gebrselassie y a Paul Tergat, el et¨ªope y el keniano que han llenado la ¨²ltima d¨¦cada del fondo mundial y que se han comprometido a mantener su rivalidad desde la pr¨®xima temporada en el asfalto del marat¨®n.As¨ª entr¨® Haile Gebrselassie en el olimpo del fondo. As¨ª lo hizo, ganando por nueve cent¨¦simas de segundo (menos diferencia que la que le sac¨® Greene a Boldon en los 100 metros), a su rival de siempre, al alto keniano que tuvo la desgracia de coincidir en generaci¨®n con el et¨ªope de los pies sangrantes. Segundo en Atlanta 96, segundo en Atenas 97, segundo en Sevilla 99. Siempre detr¨¢s de Gebrselassie, ganador de los ¨²ltimos cuatro Mundiales, de los dos ¨²ltimos Juegos, r¨¦cordman de los 5.000 y de los 10.000 metros.
Fue un desenlace emocionante. Como si Greene y Boldon, por ejemplo, se hubieran desafiado en un cara a cara de 100 metros que llegar¨ªa despu¨¦s de calentar durante 24 vueltas. Tras el 4.000 (pasado en 10.55m), los kenianos empezaron a desplegar sus argumentos. Ivuti se pone en cabeza y frena el ritmo. En vez de 2.45m, se pasa el kil¨®metro en 2.55m. Nizigama, el ca¨®tico, regresa, y el ritmo se reactiva. Vuelve Ivuti y lo frena. Tergat piensa detr¨¢s, espigado tras Gebrselassie. Todos, a sus ¨®rdenes. En los 8.000, m¨¢s acci¨®n. Lleg¨® el momento de cansar al et¨ªope. Korir, el segundo keniano, una joya de 21 a?os, entra en acci¨®n. La carrera se rompe definitivamente. Se hace el gran aclarado. Tres kenianos y dos et¨ªopes se van. S¨®lo quedan 400 metros. Todos van lanzados. ?Qui¨¦n atacar¨¢? Tergat se lanz¨®. Fue a falta de 250 metros, mediada la contrarrecta. El hueco parec¨ªa aumentar en la ¨²ltima recta. Todo el mundo lo sab¨ªa: Tergat es m¨¢s r¨¢pido. Todo el mundo lo tem¨ªa: Gebre, el simp¨¢tico, el grande, va a perder. Pero eso, amigos, es imposible. Gebrselassie ser¨¢ m¨¢s lento, pero lo que decide el ¨²ltimo sprint es la resistencia.
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