Jazz y flamenco, dos excelentes amigos

El jazz y el flamenco se entienden bien. No es que entre ellos haya complicidades expl¨ªcitas, pero s¨ª un clima de afinidad que les hace encontrarse f¨¢cilmente en buen n¨²mero de propuestas musicales.Cruce de caminos es una de las m¨¢s atractivas. Gerardo N¨²?ez, adem¨¢s de un formidable guitarrista flamenco, es hombre abierto a explorar en muchas otras expresiones musicales, y antes que en ninguna en el jazz, que siente y entiende. No extra?a, por lo tanto, que llegara a un perfecto entendimiento con los m¨²sicos de Encuentro en Nueva York, integrado por tres espa?oles (Sambeat, saxo; Colina, contrabajo, y Miranda, bater¨ªa) y un norteamericano (Colligan, piano).

Aqu¨ª no pretenden un ejercicio de fusi¨®n, afortunadamente. Cada uno hace lo suyo, y s¨®lo en algunas ocasiones se superponen determinados instrumentos en fragmentos musicales. Sobre todo, la guitarra de N¨²?ez, que, por cierto, pierde relieve cuando toca con el grupo. Tambi¨¦n las m¨²ltiples percusiones del armenio Tuncboyaciyan -espectacular, desde luego, aunque a m¨ª esto de extraer sonidos de cazuelas y artilugios inveros¨ªmiles me parece un poco ajeno a la m¨²sica- inciden en varios de los temas.

Esperanza Fern¨¢ndez pone la voz, su voz. Tan flamenca y tan d¨²ctil, sin embargo, para abordar con brillantez lo no estrictamente flamenco. Aqu¨ª canta a Rosal¨ªa de Castro, a Bergam¨ªn, a Neruda. Y jondo puro y duro, como el martinete y la siguiriya. Todos fueron una belleza, pero las siguiriyas, con un acompa?amiento casi de ensue?o, por la guitarra de N¨²?ez y el contrabajo de Colina, fueron m¨¢s all¨¢ de todo.

Flamenco y jazz, jazz y flamenco. Dos buenos, dos excelentes amigos. En este caso, con generosas dosis de percusiones ex¨®ticas a cargo de Tuncboyaciyan, quien, adem¨¢s, se hizo unos cantes no precisamente jondos.