Los descontentos con la globalizaci¨®n protagonizan una violenta batalla campal
Cuando cesaron los adoquinazos y las partes enfrentadas ayer a palos en Praga se retiraron, los miles de manifestantes que durante cuatro horas lograron encerrar a los delegados de 182 pa¨ªses miembros del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial hicieron un balance triunfal de la batalla, que reprodujo por primera vez en Europa el fantasma de Seattle. "Hemos logrado un gran triunfo", clam¨® exultante Stefan Bienefeld, del Movimiento contra la Globalizaci¨®n Econ¨®mica (en checo INPEG), el grupo que ha coordinado a los descontentos con la globalizaci¨®n.
Ante la desbandada general de autoridades y el desconcierto de la fuerza p¨²blica, para celebrar el triunfo, los m¨¢s anarquistas continuaron la exhibici¨®n de violencia en el centro de la capital checa, semioscurecida en las avenidas que rodean al edificio que acoge estos d¨ªas de duelo al FMI y al Banco Mundial, y rompieron lunas de bancos y del inevitable McDonalds que siempre paga el pato en las manifestaciones antiimperialistas en Europa. Vigilados por los focos de un par de helic¨®pteros volando bajo, dos centenares de radicales se enfrentaban bien entrada la noche con los efectivos de la polic¨ªa en la avenida Wenceslao, donde hace diez a?os otras manifestaciones, aquellas sin violencia, acabaron con el comunismo en la entonces Checoslovaquia. Delegados a la asamblea y funcionarios del FMI y del Banco Mundial, estos ¨²ltimos por orden de la superioridad, se refugiaron en sus hoteles para evitar ser objeto de acoso y derribo al final de una jornada que dej¨® decenas de heridos, entre polic¨ªas y manifestantes. Dos delegados (uno ruso y otro japon¨¦s) fueron ingresados con sendos cantazos en la frente y un periodista brit¨¢nico tambi¨¦n tuvo que ser atendido.
Peor parada qued¨® la reputaci¨®n de la fuerza p¨²blica checa, que tras alardear de efectivos en demas¨ªa, descubri¨® a media tarde que con los 11.000 polic¨ªas que hab¨ªa movilizado no era capaz de frenar a los alborotadores, y tuvo que pedir ayuda en la retaguardia. Varios centenares m¨¢s acudieron a toda prisa desde la ciudad de Pilsen, y al menos tres tanquetas del Ej¨¦rcito se vieron obligadas a hacer su aparici¨®n en un lateral a menos de 50 metros del asediado Centro de Congresos, para impedir in extremis el asalto a la brava del edificio.
El despliegue de ira sorprendi¨® a muchos de los manifestantes m¨¢s c¨¢ndidos, dispuestos a protestar contra las instituciones multilaterales que juzgan nefastas para el Tercer Mundo, y que esperaban grandes cosas sin hacer violencia. Ignorantes a priori de las intenciones menos pac¨ªficas de otros miles de radicales, tres organizaciones no gubernamentales (ONG) se desmarcaron anoche del vandalismo. "Condenamos el hecho de que algunos grupos abusaron de las manifestaciones para provocar confrontaciones violentas con la polic¨ªa", dice la declaraci¨®n conjunta de Red de Vigilancia del Banco Mundial, Amigos de la Tierra Internacional y Jubileo 2000, uno de los grupos m¨¢s serios y organizados. Pero violencia s¨ª hubo.
Para aborrecer el orden establecido y desconfiar del mando, los miles de manifestantes que ayer se adue?aron de Praga demostraron una sorprendente capacidad de organizaci¨®n, inaudita por la corta estancia de la mayor¨ªa de ellos en la ciudad, e imposible antes de la existencia de Internet y la telefon¨ªa m¨®vil. Mientras dos de ellos, m¨¢s numerosos, pero m¨¢s pac¨ªficos, distrajeron a la autoridad por el norte y el sur del Centro de Congresos, una columna de avanzadilla m¨¢s radical trat¨® de asaltar el edificio desde un lateral, y a punto estuvieron de lograrlo. Fue en estas colinas situadas al oeste de la sede del FMI y del Banco Mundial, donde se produjeron los enfrentamientos m¨¢s violentos, y donde la fuerza p¨²blica descubri¨® con terror que estaba siendo desbordada. Tras repasar los ¨¦xitos t¨¢cticos, el portavoz del INPEG anunci¨® m¨¢s cat¨¢strofes para hoy: "Ma?ana (por hoy), seguiremos con nuestras acciones", prometi¨® a la polic¨ªa.
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