Reservas contra precios
Europa y Estados Unidos han encontrado la piedra filosofal para provocar un r¨¢pido descenso en el precio del crudo: inyectar en el mercado parte de sus reservas estrat¨¦gicas para que el aumento de la oferta abarate los precios. Estados Unidos ha sacado sus reservas desde el lunes pasado, a raz¨®n de un mill¨®n de barriles diarios durante 30 d¨ªas, y el presidente de la Comisi¨®n Europea ha discutido con las compa?¨ªas petroleras las condiciones y consecuencias de una venta masiva de las reservas nacionales. El vicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato se ha presentado como uno de los valedores de la idea de utilizar las reservas como arma poderosa contra la escalada del precio del crudo; tan potente que el anuncio de que las reservas estadounidenses saldr¨¢n al mercado ya ha hecho bajar el precio del barril por debajo de los 31 d¨®lares. Las grandes potencias deciden as¨ª suplir el insuficiente aumento de producci¨®n de la OPEP.Pero el empleo de las reservas a discreci¨®n de los Gobiernos plantea interrogantes. Los pa¨ªses europeos est¨¢n obligados a disponer de un m¨ªnimo de 90 d¨ªas en reservas -gasolinas, gas¨®leos, otros productos e incluso una parte en crudo- con fines estrat¨¦gicos y de prevenci¨®n del desabastecimiento; en ning¨²n caso se guardan para corregir los precios del mercado. Que se sepa, no se han producido casos de desabastecimiento en Europa, salvo los espor¨¢dicos que se han registrado por el reciente bloqueo de gasolineras, plantas y puertos durante las protestas de agricultores, transportistas y pescadores. De forma que, en principio, y salvo que ese riesgo exista, la utilizaci¨®n de las reservas como un mecanismo de regulaci¨®n del precio ser¨ªa una perversi¨®n de los fines para las que fueron constituidas y equivaldr¨ªa a una intervenci¨®n arbitraria en el mercado. Conviene recordar, adem¨¢s, que no se tiene constancia de que las existencias de carburantes se hayan utilizado nunca masivamente, por lo que no hay precedentes sobre los efectos de esta medida.
Esas consecuencias pueden ser m¨¢s inadecuadas de lo que a primera vista puede calcularse. Si los precios bajan a corto plazo por la inyecci¨®n en el mercado de cantidades extraordinarias de crudo, es l¨®gico suponer que habr¨¢ que reponer las reservas a medio plazo. Se corre el riesgo de que esa reposici¨®n vuelva a provocar tensiones en el mercado y el precio suba otra vez. As¨ª que el efecto probable ser¨ªa un desplazamiento temporal de las tensiones de precios, de escasa utilidad pr¨¢ctica, salvo que se trabaje con la hip¨®tesis de que en un plazo breve los precios caer¨¢n tanto que resultar¨¢ muy rentable (tambi¨¦n para las compa?¨ªas petroleras, titulares de la propiedad de las reservas) vender productos a precio actual a cambio de comprar m¨¢s barato dentro de unos meses.
Pueden encadenarse m¨¢s interrogantes. Una de ellas es por qu¨¦ se interviene en el mercado si la mayor¨ªa de las predicciones indican que el petr¨®leo bajar¨¢ de precio paulatinamente y el a?o que viene estar¨¢, como media, a 26 d¨®lares. Otra se refiere a los procedimientos, porque si una parte de las reservas se constituyen por iniciativa de la Agencia Internacional de la Energ¨ªa (AIE), parece razonable exigir que una intervenci¨®n con las reservas se hubiera articulado de forma concertada entre Estados Unidos, Jap¨®n y Europa en el seno de la propia AIE.
Si lo que EE UU y Europa pretenden es demostrar que los pa¨ªses consumidores tienen armas econ¨®micas para contraatacar las decisiones de la OPEP, ¨¦ste no parece el mejor camino. Antes de que se extienda la confusi¨®n entre decisiones coyunturales y estrat¨¦gicas, las autoridades comunitarias deber¨ªan explicar detalladamente cu¨¢l es la situaci¨®n y qu¨¦ razones aconsejan gastar ahora las reservas cuando no se hizo en ocasiones anteriores. Para que la opini¨®n p¨²blica descarte que no se trata de una decisi¨®n oportunista. En los ¨²ltimos d¨ªas, los principios liberales en materia de tipos de cambios y de materias primas -dejar que los mercados decidan sin interferencias pol¨ªticas- han sido vulnerados sin que nadie haya sentido la necesidad de explicarse.
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