La levedad andalucista
El eurodiputado del Partido Andalucista, Carlos Bautista, titube¨® la semana pasada en Estrasburgo antes de firmar la declaraci¨®n contra el terrorismo que promov¨ªan socialistas y populares. Parece que no fue tanto el matiz, decisivo matiz, acerca de cu¨¢ndo habr¨ªa que hablar con los pistoleros (despu¨¦s que entreguen las pistolas, opinaban los dem¨®cratas europeos) como una cuesti¨®n de protagonismo,de querer poner algo de su cosecha, lo que sirvi¨® al andalucista para desmarcarse, en un primer momento, de la actitud mayoritaria de la C¨¢mara, y alinearse transitoriamente con otros nacionalistas. Pero el andaluz acab¨® suscribiendo tambi¨¦n la declaraci¨®n conjunta, aunque dijo: "al final firm¨¦ coaccionado".No tengo por qu¨¦ dudar de las convicciones democr¨¢ticas y pac¨ªficas de este se?or, pero sus vacilaciones de ne¨®fito, y de mera t¨¢ctica pol¨ªtica, reflejan muy bien lo que ha sido siempre la formaci¨®n a la que pertenece. Un intento desesperado de ocupar un espacio que no existe. Al cabo de un cuarto de siglo de democracia, no creo que haya nadie capaz de definir, ni por aproximaci¨®n, en qu¨¦ estriban la causa y la condici¨®n de este partido. Ni de derechas ni de izquierdas, sino todo lo contrario, aunque su l¨ªder m¨¢ximo, Alejandro Rojas-Marcos, todav¨ªa se reclamaba marxista en los ochenta.
Nacionalistas, ma non troppo, y sin un objetivo medianamente definido respecto a qu¨¦ es lo que quieren para Andaluc¨ªa, ya se desmarcaron del proceso auton¨®mico con otras ambig¨¹edades mal calculadas, que los pusieron en evidencia p¨²blica. Sus coqueteos con aquella Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico que nos quiso robar a todo trance el triunfo popular del 28-F, los dejaron tambi¨¦n muy mal malparados. Y as¨ª, una ristra interminable de errores, de los que a duras penas han ido saliendo, hasta convertirse en lo que en realidad siempre quisieron ser: un partido bisagra capaz de inquietar a todas las dem¨¢s formaciones pol¨ªticas. Y ah¨ª los tienen.
Nunca una cosa tan leve como lo que ellos representan ha conseguido tanto. De momento, tener bajo discreta coacci¨®n al PSOE, con la llave del Gobierno andaluz y de importantes alcald¨ªas, como las de Sevilla y Granada. Y en un futuro, qui¨¦n sabe, pues seguro es que no tendr¨¢n reparos en aliarse con quien sea, con tal de que incremente su poder.
Tan es as¨ª, que ellos mismos, en estos compases precongresuales de la formaci¨®n, lo est¨¢n evidenciando hasta un punto que causa sonrojo ajeno. Unos a otros, oficialistas y cr¨ªticos -¨¦stos divididos hasta en tres bater¨ªas- se lanzan dardos de una virulencia que no precisa enemigos externos, y se dicen a las claras lo que de todas maneras es obvio. Que lo ¨²nico que quieren es quitarse el sill¨®n. Los hay que hasta registran su nombre de guerra en la oficina de patentes, para que otros colegas no puedan usarlo. "Ortega concibe el PA como una sociedad mercantilista", proclama el alcalde de Jerez, como si ¨¦l no supiera nada de eso. Y Mar Calder¨®n, una de las cr¨ªticas, acusa a la direcci¨®n de haber convertido al PA en un partido "conservador y de derechas". ?sta por lo menos dice algo interesante.
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