Un zeppel¨ªn para Don Quijote
El Liceo de Barcelona inaugura el pr¨®ximo s¨¢bado su temporada de ¨®pera con el estreno absoluto de D. Q., Don Quijote en Barcelona, una creaci¨®n conjunta del grupo teatral catal¨¢n La Fura dels Baus, el compositor madrile?o Jos¨¦ Luis Turina y el escritor andaluz Justo Navarro. El enunciado a secas de la noticia podr¨ªa entrar en el terreno de la realidad subjetiva o de la realidad virtual, pero no es as¨ª. Algo se est¨¢ moviendo en la ¨®pera en Espa?a para que una propuesta de estas caracter¨ªsticas se inscriba en la realidad cotidiana.En la d¨¦cada de los ochenta La Fura dels Baus escribi¨® el Manifiesto canalla. En ¨¦l se dec¨ªa que una de las acciones m¨¢s eficaces para combatir la "cultura del dinero" era tapiar el Liceo. Mucho han cambiado los puntos de vista desde entonces en la factor¨ªa de La Fura. De hecho, su secci¨®n oper¨ªstica se ha comprometido hasta las cejas con el g¨¦nero l¨ªrico en un camino que parece sin posibilidad de vuelta atr¨¢s. Todo empez¨® en Granada, con Atl¨¢ntida, gracias a la audacia programadora de Alfredo Aracil, que recogi¨® hasta sus ¨²ltimas consecuencias una idea del music¨®logo Jorge de Persia. G¨¦rard Mortier estuvo all¨ª e invit¨® a La Fura al Festival de Salzburgo de 1999. El ¨¦xito cosechado con La condenaci¨®n de Fausto fue impresionante. Entre ambos espect¨¢culos, La Fura pase¨® por Roma, Cagliari y otros lugares una peculiar versi¨®n de El martirio de San Sebasti¨¢n. La trilog¨ªa les ha metido el veneno de la ¨®pera en el cuerpo. El reto de un estreno mundial era una consecuencia en cierto modo disparatada, pero previsible.
El proceso normal de una nueva creaci¨®n oper¨ªstica parte del encargo a un compositor de la partitura musical por parte de un teatro, instituci¨®n p¨²blica, Ministerio de Cultura u organismo an¨¢logo. A partir de ah¨ª se elige al libretista y posteriormente a los equipos musicales y esc¨¦nicos. La Fura ha invertido toda esta secuencia de funcionamiento. No esper¨® ninguna subvenci¨®n ni encargo oficial para comenzar su aventura y tampoco la llamada de un director art¨ªstico o cargo equivalente ofreciendo un proyecto avanzado. Parti¨® de una idea vaga de hacer una ¨®pera de corte futurista, m¨¢s o menos ligada a Barcelona, y comenz¨® a buscar un compositor id¨®neo a sus intenciones, decant¨¢ndose en el empe?o por una l¨ªnea mel¨®dica, bien construida y engarzada con la tradici¨®n en vez de por una est¨¦tica de ruptura dura desde la m¨²sica. El modelo en cierto modo conservador de Jos¨¦ Luis Turina fue el elegido, aunque en alg¨²n momento tambi¨¦n se baraj¨® la posibilidad de una soluci¨®n m¨¢s radical con Francisco Guerrero.
El siguiente paso era encontrar al libretista. El tema, si cabe, era aqu¨ª a¨²n m¨¢s complicado y a la palestra salieron los nombres de John Berger, Paul Auster y Justo Navarro. Los fureros se decantaron por este ¨²ltimo despu¨¦s de la lectura de su novela La casa del padre, y no precisamente por cuestiones argumentales, sino m¨¢s bien por la consistencia formal de la estructura r¨ªtmica. Tuve el privilegio de estar en la reuni¨®n del primer encuentro entre Turina, Navarro y La Fura. El flujo de ideas fue apasionante. El escritor asumi¨® la responsabilidad de centrocampista con su fantas¨ªa fabuladora. Los fureros no sal¨ªan de su asombro. "Pens¨¢bamos que ten¨ªamos imaginaci¨®n", dijeron en un momento, "pero, despu¨¦s de escuchar a este t¨ªo, lo tendremos que reconsiderar. Vaya ba?o que nos est¨¢ dando". Se embarcaron en la historia despreocup¨¢ndose de los gastos. La libertad de actuaci¨®n, la ilusi¨®n del viaje creativo, les compensaba. Hombro con hombro llegaron hasta el final.
El Liceo les ofreci¨® la inauguraci¨®n de la segunda temporada despu¨¦s del incendio y, claro, aceptaron. La primera batalla antes de alzarse el tel¨®n ya la han ganado: las entradas se han esfumado como por arte de magia para las nueve funciones. El retorno de Josep Caminal a su viejo puesto de mando no ha podido ser m¨¢s feliz. Van a ver hechas realidad desde el primer t¨ªtulo de su nueva etapa algunas de sus obsesiones: una espectacular informaci¨®n, v¨ªa Internet; una exposici¨®n con los objetos de la escenograf¨ªa en Barcelona, una vez concluidas las representaciones; y, especialmente, un ¨¦xito de taquilla aun con el riesgo que supone un estreno mundial. Algo est¨¢ cambiando en la ¨®pera en Espa?a cuando estas cosas empiezan a ocurrir.
Babelia
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