D¨ªaz e Higuero, y a duras penas
Espa?a coloca s¨®lo a dos atletas en la final de 1.500; Redolat, pen¨²ltimo en su semifinal
Jos¨¦ Antonio Redolat se olvid¨® de que muchas veces la prueba de 1.500 se corre en el Bronx. Esto es lo grande de una distancia que permite todo tipo de estrategias. Pero en los Juegos Ol¨ªmpicos, las series suelen ser peleas callejeras que requieren de inteligencia y presencia de ¨¢nimo. Redolat se meti¨® en todos los charcos, y de todos sali¨® malparado. Le cosieron a codazos, sin que lograra oponer resistencia en una semifinal muy dura, con demasiado juego subterr¨¢neo para el atleta espa?ol, que tir¨® la toalla despu¨¦s de la paliza y termin¨® en ¨²ltima posici¨®n. Andr¨¦s D¨ªaz y Juan Carlos Higuero tambi¨¦n pasaron por dificultades, pero lograron clasificarse para la final. A la vista de lo que sucedi¨® ayer, los espa?oles no est¨¢n disposici¨®n de buscar una medalla.D¨ªaz se encontr¨® con una carrera que le disgust¨® y con una falta de energ¨ªa que le complic¨® la vida en la ¨²ltima recta. Desde hace tiempo, no levanta cabeza. Primero una gripe, luego una alergia primaveral. Cuando termin¨® la prueba se tumb¨® en el suelo, en busca de aire. Entr¨® en crisis y tuvo que ser trasladado a la enfermer¨ªa donde la aplicaron ox¨ªgeno. No parecen las mejores condiciones para medirse con El Guerruj, Ngeny y Lagat, por citar a tres atletas que han bajado esta temporada de 3.30 minutos.
Higuero est¨¢ decidido a convertirse en el Wottle del atletismo espa?ol. O en el Borzakovskiy del 1.500. Hasta el momento ha salvado los muebles con una punta de velocidad en los ¨²ltimos metros, despu¨¦s de situarse en el furg¨®n de cola. Es una manera de correr como otra cualquiera, pero muy comprometida con ritmos elevados. Higuero se mueve relativamente bien entre los 3.37 y 3.39 minutos. Es decir el margen en el que se han movido las dos series previas a la final.
En la semifinal, D¨ªaz e Higuero terminaron sexto y s¨¦ptimo. Fueron los dos atletas que obtuvieron la clasificaci¨®n por tiempos. En ning¨²n momento jugaron un papel importante. D¨ªaz se encontr¨® con una carrera demasiado lenta para sus condiciones. S¨®lo encontr¨® algo de ayuda en el tir¨®n de El Guerruj mediada la prueba. El marroqu¨ª no quer¨ªa verse envuelto en los alfilerazos que se gastaban unos a otros, y apret¨® un poco el ritmo. Suficiente para dejar m¨¢s despejada la prueba. D¨ªaz le sigui¨® en segunda posici¨®n, sin capacidad para detener la marejada que se ven¨ªa por detr¨¢s. Boqueando en busca de aire, sufri¨® un calvario en los 200 ¨²ltimos metros. Le superaron cuatro rivales y rez¨® para que no llegaran m¨¢s. El ¨²nico que apareci¨® con una buena punta de velocidad fue Higuero, que surgi¨® desde atr¨¢s y comenz¨® a quitarse de encima. Tuvo que abrirse hasta la tercera calle, en un ejercicio heterodoxo que le dio buen resultado. Fue sexto y se gan¨® la plaza en la final por tiempos.
Redolat no tuvo ninguna respuesta en las hostilidades que se abrieron en su semifinal. Muy pronto se qued¨® encerrado en medio de un grupo de gente que no perdonaba un codazo. Al espa?ol le dieron con todo. Sal¨ªa rebotado como un bolo, y en cada golpe perd¨ªa terreno. En poco m¨¢s de tres minutos le dieron un curso acelerado de carrera sucia. No fue tan importante correr como buscarse la vida entre tanta cuchiller¨ªa. Redolat admiti¨® su blandura. Se qued¨® descolgado a falta de 500 metros, sin otro objetivo que terminar la carrera.
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