?Qui¨¦n es Vojislav Kostunica?
Vojislav Kostunica es uno de los hombres m¨¢s sombr¨ªos que conozco. Puede que sea una ventaja para el nuevo presidente de lo que queda de Yugoslavia. Aunque ocurra un milagro y Milosevic se vaya sin derramar m¨¢s sangre, seguir¨¢n existiendo razones para el pesimismo. La nueva Rep¨²blica Federal de Yugoslavia tendr¨¢ una econom¨ªa destruida, como Ruman¨ªa despu¨¦s de 1989; una conciencia culpable, como Alemania despu¨¦s de 1945; corrupci¨®n omnipresente, como la Rusia actual, y problemas ¨¦tnicos y territoriales sin resolver,como... como la vieja Yugoslavia.?Qui¨¦n es el l¨ªder sobre el que puede recaer una carga tan pesada? El doctor Vojislav Kostunica, un hombre grande, fornido, que viste de gris, habla con suavidad y es concienzudo y anal¨ªtico, parece m¨¢s un profesor que un pol¨ªtico. En realidad, hasta hace diez a?os era eso, un abogado constitucionalista y polit¨®logo comprometido. Tiene 56 a?os, pero no se dedic¨® activamente a la pol¨ªtica de partido hasta los 45, en 1989, el a?o en el que empezaron a ser posibles otros partidos aparte del comunista.
La primera vez que nos vimos, en la ¨¦poca de las grandes manifestaciones contra Milosevic, en 1996-1997, me llev¨® a un viejo restaurante en el centro de Belgrado y me dijo que ten¨ªa verdadera fe en Yugoslavia. La Yugoslavia original, es decir, el reino unitario, dominado por los serbios, que existi¨® en el periodo de entreguerras (su padre era oficial del Ej¨¦rcito real.) Fue -me dijo-, o deber¨ªa haber sido, un ejercicio de construcci¨®n nacional al estilo brit¨¢nico bajo una monarqu¨ªa constitucional. No hab¨ªa m¨¢s que ver que el rey hab¨ªa dado a su hijo mayor un nombre serbio, al segundo uno croata y al tercero uno esloveno, igual que los monarcas brit¨¢nicos llaman al heredero pr¨ªncipe de Gales.
La mayor¨ªa de los dem¨¢s nacionalistas de la antigua Yugoslavia considerar¨ªa que eso es ver todo de color rosa. Pero no, Kostunica me dijo que no cre¨ªa en la restauraci¨®n de la monarqu¨ªa. Aparte de todo lo dem¨¢s, explic¨®, el pretendiente al trono, el pr¨ªncipe Alejandro, pr¨¢cticamente no habla serbio. Cuando se reun¨ªan, ten¨ªan que hablar con ¨¦l en ingl¨¦s, que el doctor Kostunica habla con fluidez. Lo que defend¨ªa entonces era la necesidad de un "federalismo asim¨¦trico" como soluci¨®n para Kosovo, Montenegro y Vojvodina y, tal vez, tambi¨¦n para la Rep¨²blica Serbia en Bosnia. Y me explic¨® con detalle sus planes para la "regionalizaci¨®n" de Yugoslavia. Con aburrid¨ªsimo detalle, debo decir. Porque Vojislav Kostunica es un hombre muy serio.
S¨®lido. Consistente. Informado y capaz de plantear argumentos razonables y complejos. Y un hombre de principios. Pero no es precisamente una persona divertida. Le falta carisma. Y no cree demasiado en la pol¨ªtica de la calle. Aquel d¨ªa me cont¨® que ve¨ªa desafortunados ecos de 1968 en el culto a la espontaneidad que mostraban los manifestantes, su fe en el "movimiento" como objetivo en s¨ª mismo. ?ste es el hombre cuyo futuro -y, con ¨¦l, el futuro de todo el sureste de Europa- depende en estos momentos de que sea capaz de encabezar un movimiento pac¨ªfico, imaginativo y eficaz de protestas masivas y desobediencia civil.
A finales de 1998 hablamos en las oficinas de su peque?o grupo de oposici¨®n, el Partido Democr¨¢tico de Serbia. Los despachos, espartanos, parec¨ªan casi vac¨ªos, como si estuviera a punto de llegar un cami¨®n de mudanzas. Bajo la fr¨ªa luz de ne¨®n, hablamos de Kosovo y de que su futuro dentro de Serbia deb¨ªa asegurarse por medios constitucionales y pac¨ªficos. Los serbios normales y decentes -dec¨ªa- estar¨ªan consternados al saber lo que estaba haciendo all¨ª Milosevic. Si se celebraban unas elecciones supervisadas por la OSCE, Milosevic pod¨ªa salir derrotado. Yo pens¨¦ que ni en broma.
Un a?o despu¨¦s, tras la guerra y los bombardeos de la OTAN, que ¨¦l cr¨ªtic¨® ferozmente, la oficina parec¨ªa todav¨ªa m¨¢s espartana y desnuda. Era evidente que otros pol¨ªticos de la oposici¨®n obten¨ªan mucho dinero de alg¨²n sitio -y, en Belgrado, siempre hab¨ªa un cotilleo que se apresuraba a decir de d¨®nde-, pero el doctor K. no. En esta ocasi¨®n estaba furioso con EE UU y Gran Breta?a. "?Blair!, ?Cook!", escup¨ªa los nombres, lleno de desprecio. Pero luego prosigui¨®: "Ya s¨¦ que ellos no son Occidente. Por suerte, tambi¨¦n est¨¢n Simon Jenkins , Henry Kissinger , Noam Chomsky y Harold Pinter".
As¨ª pues, ?es, como dicen nuestros peri¨®dicos, un "nacionalista moderado"? ?Qu¨¦ es exactamente un "nacionalista moderado"? Algunos viejos yugoslavos, asombrados por su firme apoyo a los serbios en Bosnia y Kosovo, dicen que es tan malo como Milosevic. Unos incluso dicen que su nacionalismo est¨¢ m¨¢s arraigado que el del poscomunista y oportunista Milosevic. Es cierto y, al tiempo, falso. Es cierto que se ha preocupado de forma m¨¢s seria y continuada que Milosevic por el destino de la naci¨®n serbia. ?se es uno de los motivos por los que le expulsaron de la Universidad de Belgrado en 1974. En otro lugar y otro momento m¨¢s afortunado, se le considerar¨ªa un patriota rom¨¢ntico y conservador, como los que con tanta frecuencia se encuentran en el Partido Conservador brit¨¢nico. En este lugar y este momento tan desgraciado, ha dicho y hecho cosas de las que deber¨ªa arrepentirse: por ejemplo, dejarse fotografiar con un arma autom¨¢tica entre serbios de Kosovo.
Sin embargo, no me cabe duda de que es verdaderamente "moderado", y lo que importa es su moderaci¨®n. Entre Milosevic y ¨¦l hay una diferencia como entre el d¨ªa y la noche. No s¨®lo porque Kostunica cuenta con el apoyo de una coalici¨®n de dem¨®cratas menos nacionalistas, sino porque ¨¦l, a su manera y con su formaci¨®n intelectual, est¨¢ profundamente comprometido con los m¨¦todos civilizados, pac¨ªficos y constitucionales. Y una lecci¨®n del terrible siglo XX europeo es que los medios que cada uno emplea son tan importantes como los fines. Tal vez m¨¢s importantes.
?ste es un hombre a quien le apasiona el imperio de la ley. Que cree en las elecciones, las instituciones, las negociaciones. Es adem¨¢s un hombre que, precisamente por ser patriota serbio -nacionalista, si se prefiere-, cree que el ¨²nico futuro que tiene su pa¨ªs es el regreso a Europa. Habr¨¢ que ver si puede convertirse en un dirigente popular y encabezar una revoluci¨®n pac¨ªfica y negociada. Pero los seres humanos pueden crecerse ante un gran desaf¨ªo. La historia hace h¨¦roes a las personas m¨¢s impensables. Quiz¨¢ el doctor K. de Serbia sea uno de ellos.
Timothy Garton Ash es profesor en St. Antony's College, Oxford.
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