?Hay censura en el Ayuntamiento?
Mi nombre es Ra¨²l Hern¨¢ndez Garrido. Si bien me gano la vida como realizador en TVE, una de mis vocaciones es la escritura teatral. Consecuencia de ello, publicaciones, estrenos y seis premios de teatro, entre ellos algunos de los m¨¢s importantes: Calder¨®n, SGAE y... el Lope de Vega. Este ¨²ltimo es un Premio Villa de Madrid concedido por el Ayuntamiento de la capital. Es el decano de los premios de teatro en Espa?a y uno de los m¨¢s destacados en lengua espa?ola. Al estar concedido por el Ayuntamiento de Madrid, el texto premiado se sol¨ªa representar, como es tradici¨®n, en el teatro m¨¢s insigne del Ayuntamiento, el Espa?ol. As¨ª ha sido hasta llegar el momento, en 1997, en que se premia a mi obra Los engranajes. Si bien en la ceremonia de entrega del premio el mismo se?or G¨®mez Angulo, en ese momento concejal de Cultura, me busca para confirmarme la producci¨®n de mi texto, y en una entrevista posterior en la concejal¨ªa me lo ratifica muy en firme, pasa casi un a?o de negociaciones muy espaciadas y el premio Lope de Vega anterior al m¨ªo sube al Espa?ol. Se trata de En el hoyo de las Agujas, de Jos¨¦ Luis Miranda.Contin¨²an mis llamadas insistentes (en ocasiones una diaria) para concertar una nueva reuni¨®n, como el mismo se?or G¨®mez Angulo me hab¨ªa instado a solicitar, pero son ignoradas con excusas cada vez m¨¢s peregrinas. Asimismo, env¨ªo el texto a la atenci¨®n de Gustavo P¨¦rez Puig (director del Espa?ol) por correo certificado con acuse de recibo (pese a que s¨¦ que el mismo Ayuntamiento se lo ha proporcionado) e intento una reuni¨®n con tan insigne persona con el mismo frustrante resultado.
El tiempo pasa y las elecciones municipales se acercan. Se me pide desde el Ayuntamiento paciencia, yo as¨ª lo entiendo. El caso es saber cu¨¢l va a ser la suerte de mi "valedor". Y precisamente G¨®mez Angulo queda reforzado en el Ayuntamiento de Madrid. Si se nombra a Mar¨ªa Jes¨²s Fraile nueva concejal de Cultura, ¨¦l sigue asumiendo la supervisi¨®n de esta ¨¢rea. Al mismo tiempo, un director de sobrada experiencia, Francisco Vidal, se interesa por el texto e insiste en su deseo de ponerlo en escena.
En la presentaci¨®n del Festival de las Autonom¨ªas del a?o pasado me encuentro con Jos¨¦ Antonio G¨®mez Angulo y le abordo. ?l a¨²n muestra intenci¨®n de estrenar el premio, pero se trasluce en su conversaci¨®n que el Espa?ol es inviable. Me remite a Mar¨ªa Jes¨²s Fraile, que se encarga diligentemente del tema. Mientras tanto, desde el Teatro Espa?ol se me dice que no han recibido ning¨²n texto de mi obra (?). Sigo pidiendo entrevistas y me introduzco personalmente en las oficinas del Espa?ol para entregar el texto en mano. Soy detenido antes de llegar al despacho de P¨¦rez Puig, pero su secretaria se hace cargo del libreto.
Mar¨ªa Jes¨²s Fraile, en sucesivas entrevistas, me va destruyendo esperanzas, incluso cuando yo lo que le pido ya es una subvenci¨®n, no la producci¨®n entera del texto. Me dice que lo m¨¢s que puedo conseguir es alguna casa de cultura de distrito para ver si me lo quieren poner.
Francisco Vidal fuerza la situaci¨®n. ?l sigue adelante con el montaje, con apoyo del Ayuntamiento o no. Comienza conversaciones con diversos productores y teatros para llevar a cabo el montaje con un grupo de antiguos alumnos del prestigioso Laboratorio de William Layton.
G¨®mez Angulo pasa al Gobierno, y con ¨¦l Mar¨ªa Jes¨²s Fraile. Yo contin¨²o conversaciones con el nuevo concejal, Fernando Mart¨ªnez Vidal (mi tercer concejal en negociaciones). Ahora le pido lo que al Ayuntamiento nada le cuesta: que se haga cargo de la impresi¨®n de carteles y programas, as¨ª como de la exhibici¨®n de ¨¦stos en puestos urbanos de publicidad. Pese a obtener una primera cita muy pronta por parte de Mart¨ªnez Vidal (a los cinco de d¨ªas de ser nombrado) y a mostrarse ampliamente interesado en mi petici¨®n y en que el premio Lope de Vega se estrene, vuelvo a pedir una cita en una petici¨®n por escrito de mis necesidades, como Mart¨ªnez Vidal me ha pedido, y vuelvo a hacerlo luego por tel¨¦fono cuando pasa el tiempo y no tengo respuesta. Tras varias llamadas, se me informa de que ya, hasta pasado septiembre, no se me conceder¨¢ la cita.
Llega este verano de 2000 y compruebo con estupefacci¨®n, pese a alegrarme por el compa?ero y amigo Jos¨¦ Luis Miranda, de que, si bien el Ayuntamiento parece ignorar mi obra, repone en el teatro Arlequ¨ªn, dentro de Los Veranos de la Villa, el anterior Lope de Vega con otro montaje, y otro nombre: La habitaci¨®n de hotel goza de un segundo estreno amparado por el Ayuntamiento. A Los engranajes se le ignora. ?Por qu¨¦?
Y llega septiembre. Los engranajes se estrena en la sala Pradillo sin ninguna ayuda, de ning¨²n tipo, del Ayuntamiento. Un estreno que no puede alegrarme completamente, ya que sin ese apoyo del Ayuntamiento se ve condenado a quedarse en 13 funciones y luego desaparecer, sin importar el ¨¦xito de p¨²blico y cr¨ªtica que est¨¢ recibiendo. Aun as¨ª, espero que el Excelent¨ªsimo Ayuntamiento de Madrid me dirija la palabra.-
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