La batalla presidencial en Polonia
Tony Blair visita esta semana Polonia. No para influir en los electores, como hizo en Rusia el pasado mes de marzo cuando acudi¨® en socorro de Vlad¨ªmir Putin, sino para contribuir a la pr¨®xima integraci¨®n en la Uni¨®n Europea del mayor pa¨ªs del antiguo bloque sovi¨¦tico -40 millones de habitantes-. Desgraciadamente para ¨¦l, en Polonia encontrar¨¢ a un presidente, Alexandre Kwasniewski, inmerso en una dif¨ªcil batalla para su reelecci¨®n y a un jefe de Gobierno, Jerzy Buzek, que puede no sobrevivir pol¨ªticamente a finales de a?o.En efecto, el pr¨®ximo domingo, 8 de octubre, los polacos deben elegir al que ser¨¢ su presidente durante los pr¨®ximos cinco a?os. El poscomunista Kwasniewski, que gan¨® por los pelos a Lech Walesa en 1995, parte esta vez como favorito con m¨¢s del 60% de la intenci¨®n de voto a su favor. Ha ganado esta popularidad por el modo en que ha llevado a cabo las negociaciones sobre la adhesi¨®n de su pa¨ªs a la UE, por haber otorgado las m¨¢s altas distinciones del Estado sin ning¨²n tipo de prejuicio partidista -los antiguos disidentes, Jacek Kuron y Karol Modzelewski, por ejemplo, fueron condecorados con la prestigiosa Orden del ?guila Blanca- y porque, por otra parte, ha hecho un uso limitado de su derecho de veto. Aunque es cierto que ha bloquedao los art¨ªculos m¨¢s odiosos de la ley que proh¨ªbe el aborto, ha cohabitado lealmente durante los ¨²ltimos tres a?os con el Gobierno de derecha, sin intervenir para nada en las decisiones econ¨®micas.
De repente, durante la semana del 15 al 22 de septiembre, su principal competidor en la carrera presidencial, Marian Krza-klewski, emiti¨® un spot televisivo que caus¨® el efecto de una bomba. En ¨¦l se ve¨ªa a Alexandre Kwasniewski llegando en helic¨®ptero a Kalisz, una peque?a ciudad de la Polonia central, e invitando al diputado poscomunista Marek Siwiec a imitar al papa Juan Pablo II santigu¨¢ndose y besando la tierra. El v¨ªdeo fue rodado en 1997. Sus protagonistas no quedan muy bien, sobre todo Marek Siwiec, que luego dejar¨ªa a sus electores para asumir un cargo en la Administraci¨®n del presidente. Queda por saber c¨®mo ha llegado ese viejo v¨ªdeo a las manos del equipo de Krzaklewski y si es leal utilizarlo en la propaganda electoral. Adam Michnik, director de Gazeta Wiborcza, el diario m¨¢s importante de Polonia, ha denunciado ese uso. Por su parte, Alexandre Kwasniewski, ha pedido perd¨®n a trav¨¦s de un breve comunicado a todos aqu¨¦llos a los que hubiera herido en sus sentimientos religiosos.
No ha sido suficiente para apaciguar la c¨®lera de los obispos ni la de la derecha polaca. A comienzos de la campa?a electoral, el primado de Polonia, el cardenal Jozep Glemp, anunci¨® que esta vez la Iglesia no har¨¢ ninguna recomendaci¨®n de voto. Ello no impide que los arzobispos de Lublin, de Lodz, seguidos de cerca por el arzobispo de Bialy Stock, hayan adoptado una postura radicalmente anti-Kwasniewski, acus¨¢ndole de haber cometido, "al atacar al m¨¢s c¨¦lebre de los polacos", un crimen contra la libertad y las creencias de sus compatriotas. Los ayuntamientos de derecha, de Cracovia y Lublin, han declarado al presidente de la Republica persona non grata y la tormenta no cesa de ampliarse.
No est¨¢ claro que ello beneficie a Mariam Krzaklewski. Este joven anticomunista tuvo la brillante idea de unir a los diferentes grupos de derecha y de extrema derecha en la AWS, Alianza Electoral de Solidaridad, que en 1997 gan¨® las elecciones legisltativas aunque no con la suficiente amplitud como para tener la mayor¨ªa en la C¨¢mara. Tuvo que llegar a una alianza con la muy liberal y muy europea Uni¨®n de la Libertad y nombrar vicepresidente y ministro de Hacienda del Gobierno de Buzek a Lezek Balcerowicz, especialmente detestado por los militantes de Solidaridad. Esa alianza sobrevivi¨® casi tres a?os, aunque con innumerables crisis, pero en la pasada primavera Balcerowicz tir¨® la toalla. El resto de los peque?os partidos han ido cada uno por su lado y presentan sus propios candidatos a la presidencia.
Lo molesto de todo este asunto es que, constitucionalmente, el Gobierno deb¨ªa presentar los presupuestos para el a?o pr¨®ximo el 30 de septiembre. La C¨¢mara dispone de cuatro meses para discutirlos. Si no los aprueba, el presidente tiene autom¨¢ticamente derecho a convocar nuevas elecciones legislativas. El ministro de Hacienda Jaroslaw Bauc, tras el rechazo por los diputados en la cuesti¨®n del IVA y consciente de que su presupuesto sufrir¨¢ la misma suerte, ha declarado que no cumplir¨¢ los plazos y que no presentar¨¢ el presupuesto hasta el 15 de noviembre. La oposici¨®n ha acudido inmediatamente al Tribunal Constitucional contra esta t¨¢ctica dilatoria. Es poco probable que el Tribunal d¨¦ su veredicto antes de las elecciones presidenciales. Los jueces tambi¨¦n tienen necesidad de saber de qu¨¦ lado sopla el viento.
Los polacos, que no se f¨ªan demasiado de los sondeos, organizan una consulta preelectoral en una ciudad en la que los resultados de las elecciones precedentes han coincidido siempre con los de la naci¨®n. El domingo 24 de septiembre, los habitantes de Nysa fueron, pues, invitados a expresarse. El v¨ªdeo anti-Kwasniewski ya hab¨ªa sido ampliamente difundido pero, a pesar de ello, el presidente ha obtenido el 53,7 % de los votos, mucho menos que lo que el mes precedente le daban los sondeos, pero mucho m¨¢s que sus dos rivales, Mariam Krzaklewski (17,5%) y Andrzej Olechowski (15,7%). Este ¨²ltimo, ministro de Asuntos Exteriores en 1993, se presenta como independiente para evitar la impopularidad de su partido de origen, la Uni¨®n de la Libertad. Los otros candidatos, incluido el del Partido Campesino Jaroslaw Kalinowski, no logran ni siquiera el 10%. Lech Walesa obtiene un 2%. ?Debemos sacar la conclusi¨®n de que la suerte est¨¢ echada y el pr¨®ximo domingo Alexander Kawasniewski ser¨¢ reelegido? ?Y que, tras esta derrota, el Gobierno de Jerzy Bucez dimitir¨¢ para facilitar la transici¨®n hacia un nuevo r¨¦gimen? Ser¨ªa ir demasiado lejos, pues depende mucho de la participaci¨®n electoral, muy d¨¦bil en Polonia. Lo que s¨ª es seguro, en cambio, es que esta semana Tony Blair no tendr¨¢ muchos interlocutores v¨¢lidos en Varsovia.
K. S. Karol es experto franc¨¦s en cuestiones de Europa del Este.
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