Gasto farmac¨¦utico: ?podemos seguir mirando a otro lado?
El uso de medicamentos ocupa un lugar principal en el tratamiento y control de las enfermedades y en la reducci¨®n del sufrimiento humano. Pero, adem¨¢s, la existencia de medicamentos seguros y eficaces hace m¨¢s eficiente el gasto socio-sanitario al reducir bajas laborales, ingresos hospitalarios, intervenciones quir¨²rgicas y p¨¦rdidas de vidas humanas. El acceso universal a medicamentos esenciales para la vida sigue siendo un derecho fundamental.Sin embargo, el car¨¢cter de bien social de estos medicamentos no debe hacernos olvidar el latente conflicto de intereses existente entre la mejor salud de la poblaci¨®n y los objetivos financieros que soportan las industrias del sector. Se trata de una dial¨¦ctica donde la actuaci¨®n decidida de la Administraci¨®n sanitaria, los colectivos profesionales y los usuarios deben garantizar el necesario equilibrio.
En Espa?a, el gasto en farmacia viene creciendo a ritmos cercanos al 10% anual con lo que la factura en medicamentos da cuenta ya de una cuarta parte del presupuesto sanitario espa?ol. En relaci¨®n con la media europea, gastamos mucho en medicamentos pero poco en Sanidad. Y esta situaci¨®n se ha convertido en un problema estructural imposible de ser resuelto a base de parches.
Hoy se puede asegurar la importancia y magnitud de los efectos negativos de este problema sobre la sociedad, con consecuencias directas sobre el bolsillo del usuario. El crecimiento porcentual del gasto en farmacia respecto del gasto sanitario total grava doblemente al usuario, que contribuye al mismo a trav¨¦s de impuestos y mediante su aportaci¨®n puntual -?y creciente!- en el pago de unos medicamentos cada vez m¨¢s caros a trav¨¦s del copago, una especie de impuesto especial al consumo que afecta a todos los trabajadores.
?Qu¨¦ puede explicar el continuado crecimiento del gasto farmac¨¦utico por encima del IPC a pesar de las sucesivas medidas del Gobierno? A mi entender, hay tres aspectos que inciden sobre el gasto farmac¨¦utico sin ser objeto del inter¨¦s prioritario ni de medidas claras y decididas por parte de la administraci¨®n sanitaria.
- 1. El alto precio de los nuevos f¨¢rmacos (que siguen sujetos a intervenci¨®n p¨²blica, no lo olvidemos) junto a la rapidez con que sustituyen a los antiguos, m¨¢s baratos y mejor conocidos, en las recetas de los m¨¦dicos del sistema sanitario. Un ejemplo es la evoluci¨®n del uso de medicamentos del sector psiqui¨¢trico desde 1993 hasta la actualidad, calculando el n¨²mero de envases vendidos y su importe: mientras el crecimiento total de envases entre 1993 y 1998 ha sido de un 46,4%, el aumento del gasto en millones de pesetas en esos mismos a?os ha subido un 224,7 %, es decir, casi cinco veces m¨¢s.
El Ministerio de Sanidad es el responsable de garantizar, mientras se mantenga el actual r¨¦gimen de precios autorizados, la mayor transparencia posible en su configuraci¨®n, de forma que reflejen los costes derivados de la inversi¨®n realizada en investigaci¨®n y los gastos en promoci¨®n; pero ?conoce realmente estas cifras?
- 2. Tambi¨¦n est¨¢ la calidad de la prescripci¨®n del m¨¦dico, con dos importantes riesgos: inflar el uso de medicamentos ampliando los campos de utilizaci¨®n de los mismos m¨¢s all¨¢ de las indicaciones aprobadas y usar medicamentos de forma incorrecta y/o innecesaria en base a una insuficiente (cuando no sesgada) formaci¨®n cl¨ªnico-farmacol¨®gica.
Este uso inapropiado de medicamentos est¨¢ influida, en primer lugar, por la falta de una tarea de informaci¨®n constante, correcta y actualizada por parte de la administraci¨®n sanitaria (con la excepci¨®n de Andaluc¨ªa, que ofrece buenos resultados a trav¨¦s de la actuaci¨®n de los farmac¨¦uticos de distrito), a pesar de lo f¨¢cil que resultar¨ªa en la actualidad utilizar los medios electr¨®nicos a trav¨¦s de una red de Intranet sanitaria con un buen equipo experto central -tipo Colaboraci¨®n Cochrane - con garant¨ªas de independencia y capacidad. ?Es consciente la administraci¨®n sanitaria de los efectos sobre la calidad y racionalidad de la prescripci¨®n m¨¦dica que se derivan de su abandono t¨¢cito de la formaci¨®n continuada de los profesionales del Sistema Nacional de Salud en favor de la industria farmac¨¦utica que la promueve y financia casi ¨ªntegramente en la actualidad?
La prescripci¨®n incorrecta est¨¢ influida tambi¨¦n por la propia actuaci¨®n de los laboratorios, que le bombardean con una mezcla de m¨¢rketing e informaci¨®n de dif¨ªcil separaci¨®n. Y por el desinter¨¦s y, a veces, la propia dificultad del profesional para conseguir una buena informaci¨®n, independiente, correcta y actualizada, por no serle ni rentable ni sencilla de obtener, ni, por supuesto, gratuita.
- 3. Por ¨²ltimo, el incremento del gasto farmac¨¦utico se explica por el mayor consumo de servicios de salud derivado del envejecimiento y mayor esperanza de vida de la poblaci¨®n.
La administraci¨®n sanitaria, a falta de actuaciones de car¨¢cter estrat¨¦gico, salvo las iniciadas recientemente con la aprobaci¨®n de medicamentos gen¨¦ricos y el establecimiento de precios de referencia, sigue aplicando medidas coyunturales para contener el crecimiento del gasto farmac¨¦utico con parcos resultados: en 1999 la factura farmac¨¦utica ha superado, por primera vez, la barrera psicol¨®gica del bill¨®n de pesetas. El problema sigue siendo, a mi juicio, un enfoque s¨®lo preocupado por el corto plazo y la reducci¨®n puntual de la factura farmac¨¦utica, a trav¨¦s de la disminuci¨®n de los precios, m¨¢rgenes comerciales y beneficios de los laboratorios farmac¨¦uticos, del sector de la distribuci¨®n y de las oficinas de farmacia o de la retirada de grupos de f¨¢rmacos de la financiaci¨®n p¨²blica. Las actuaciones dirigidas a la incentivaci¨®n de los m¨¦dicos o la pretendida liberalizaci¨®n de las oficinas de farmacia se han quedado en pura ret¨®rica; cada cierto tiempo, por ¨²ltimo, llegan rumores de que se va a ampliar la participaci¨®n del usuario en el pago de los medicamentos: los argumentos aportados en el caso de los pensionistas, s¨®lo se justifican desde el desconocimiento del actual sistema de financiaci¨®n de la sanidad o la mala fe.
Otras medidas podr¨ªan ser exploradas por la administraci¨®n sanitaria buscando efectos m¨¢s positivos y duraderos en favor de una mejor prescripci¨®n y un uso m¨¢s racional de los medicamentos. Por ejemplo, indicar en la prescripci¨®n el n¨²mero exacto de unidades necesarias para la patolog¨ªa a tratar, de forma que se utilice m¨¢s cumplidamente la medicaci¨®n dispensada. En segundo lugar, implicarse de forma mucho m¨¢s activa en el ¨¢mbito de la investigaci¨®n (y la formaci¨®n continuada) del sector. La sanidad p¨²blica apenas invierte en investigaci¨®n cl¨ªnica (menos del 1% de los 5.000 millones del Fondo de Investigaci¨®n Sanitaria, unos 50 millones). Los ensayos cl¨ªnicos con fondos p¨²blicos apenas existen. Las multinacionales farmac¨¦uticas, sin embargo, inyectan en este sector cerca de 20.000 millones anuales en Espa?a para investigaci¨®n, con la servidumbre propia de unos contratos que s¨®lo garantizan la publicaci¨®n de aquellos trabajos que hayan obtenido resultados favorables...
En tercer lugar, habr¨ªa que limitar la promoci¨®n comercial de los medicamentos con repercusi¨®n sobre su precio de venta. Dicha medida, sin embargo, al afectar indirectamente a los ingresos reales de bastantes profesionales del sistema sanitario, dejar¨ªa a la vista la poca consideraci¨®n salarial que la sanidad p¨²blica tiene hacia sus m¨¦dicos y, en buena l¨®gica, relanzar¨ªa viejas reivindicaciones latentes. Finalmente, aplicar de forma consensuada un programa a medio plazo, en la l¨ªnea del que viene llev¨¢ndose a cabo en Andaluc¨ªa desde 1994, con un conjunto de medidas que potencien el uso racional del medicamento y que impliquen cambios tanto en la actitud del m¨¦dico prescriptor como en la cultura sanitaria de los pacientes.
Antonio Espino es jefe de los Servicios de Salud Mental de Majadahonda. Madrid.
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