La Comisi¨®n, marginada

La Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (CNMV) es el organismo regulador de los mercados financieros y referencia imprescindible para accionistas, inversores y empresas que cotizan en Bolsa. En 12 a?os de funcionamiento, la CNMV ha ganado un amplio reconocimiento como garante de la transparencia de los mercados, aunque no siempre ha contado con los instrumentos legales necesarios. Por eso resulta inconcebible que a 24 horas de que finalice al mandato de su presidente, Juan Fern¨¢ndez Armesto, no se conozca el nombre de su sustituto ni el Gobierno haya dado se?ales de qui¨¦n va a ocupar un cargo de tanta relevancia. Es muy probable que el Consejo de Ministros del viernes nombre al sustituto de Fern¨¢ndez Armesto y al vicepresidente de la instituci¨®n, dos d¨ªas despu¨¦s de que quede descabezado el ¨®rgano del que depende el buen funcionamiento del mercado de valores. Esta displicencia, muy pr¨®xima al desprecio a las instituciones, es una prueba m¨¢s de la negligencia interesada que el Gobierno ha aplicado a la gesti¨®n de los organismos reguladores independientes.

En el caso espec¨ªfico de la CNMV, el Gobierno ya dio muestras suficientes de menosprecio hacia la instituci¨®n con la pol¨ªtica de nombramientos aplicada en la anterior legislatura, lo que se tradujo en un enfrentamiento abierto entre el presidente y el vicepresidente en el tramo final de su mandato y a prop¨®sito del expediente a Villalonga, que a punto estuvo de destruir la credibilidad del ¨®rgano regulador.

A¨²n est¨¢ reciente el relevo en la presidencia del Tribunal de Defensa de la Competencia, en el que el Gobierno volvi¨® a mostrar un absoluto desprecio por las formas al cambiar de un d¨ªa para otro al candidato in p¨¦ctore Jos¨¦ Tom¨¢s Raga por el finalmente nombrado, Gonzalo Solana, sin que mediara explicaci¨®n.

Tampoco ha tenido la deferencia de pactar con la oposici¨®n unos nombramientos tan importantes para la estabilidad econ¨®mica espa?ola. Al contrario, est¨¢ degradando poco a poco la fiabilidad social de los organismos reguladores, convirti¨¦ndolos cada vez m¨¢s en meros organismos aut¨®nomos dependientes de la Administraci¨®n y nombrando a personas sin duda respetables pero cuya independencia pol¨ªtica puede ser cuestionada. Un repaso a las dificultades pol¨ªticas que ha tenido que sufrir la CNMV en los ¨²ltimos cuatro a?os, a la ¨ªnfima aportaci¨®n de las comisiones de la Energ¨ªa o del Mercado de Telecomunicaciones y la subordinaci¨®n del Tribunal de Defensa de la Competencia confirma que a este Gobierno no le gustan los reguladores independientes: prefiere instituciones subordinadas, dependientes y neutralizadas.