Nervios

F?LIX BAY?NNo hay razones para que el PSOE andaluz est¨¦ nervioso: posee una notable diferencia de votos con la derecha y tiene enfrente una oposici¨®n impresentable con perspectivas de empeorar si Celia Villalobos cumple con sus ambiciones y encabeza la candidatura del PP en las pr¨®ximas auton¨®micas. Pero, aun as¨ª, abundan los nervios. Hay algunos que barruntan que el ciclo se acaba y otros que temen que, pase lo que pase, si no se los llevan por delante los votos, se los llevar¨¢ la ola zapaterista. Y eso que a¨²n faltan dos meses para el congreso del PSOE andaluz. Ma?ana mismo me entero de cu¨¢l es el fabricante de Valium y compro unas acciones.

Los nervios han provocado tropiezos como el nombramiento del portavoz del Gobierno andaluz como director general de la RTVA, decisi¨®n que s¨®lo parece haber comprendido el propio Chaves, su guardia pretoriana y el grupo de p¨ªcaros que siempre espera algo: un programilla, un puesto en el Consejo de Administraci¨®n o en el futuro Consejo del Audiovisual, unos contratos de asesor¨ªa o de relaciones p¨²blicas para sus agencias de imagen... (Bueno, tambi¨¦n lo ha entendido el PP, que ha hecho algo similar en la delegaci¨®n andaluza de TVE, como era de esperar).

Pero el problema no es s¨®lo de nervios. Se empieza a desmoronar la tesis del liderazgo indiscutible. Es l¨®gico: s¨®lo son indiscutibles aquellos que se imponen por la fuerza y la crueldad o quienes se limitan a ser simples figuras decorativas. Se es indiscutible si se es Pol-Pot o la Reina Madre de Inglaterra, pero no existen posibilidades intermedias. Incluso gobernantes de pasado heroico y de s¨®lido prestigio intelectual, como el checo V¨¢clav Havel, son discutidos. Es inevitable: a la que te remangas y te pones a gobernar, aunque sea un poquito, la gente te discute. Y reconozcamos que Chaves no es Havel. El presidente andaluz no hizo la revoluci¨®n de terciopelo: simplemente, lleg¨® al poder en Andaluc¨ªa por la gracia de Alfonso Guerra.

Adem¨¢s, la acumulaci¨®n de cargos hace a Chaves m¨¢s vulnerable. Cuando el mi¨¦rcoles de la semana pasada recib¨ªa en el palacio de San Telmo a cinco alcaldes cordobeses para pedirles que apoyaran el relevo del secretario general de C¨®rdoba, ?a qui¨¦n pensar¨ªan los alcaldes que ten¨ªan enfrente? ?Al l¨ªder indiscutible y secretario general del PSOE andaluz, al conciliador presidente federal del PSOE o al presidente de la Junta que firma los decretos que hacen posible que se mejoren las carreteras y se construyan escuelas y dispensarios en sus pueblos? ?Se sentir¨ªa alguno de ellos coaccionado? Es posible.

Pero, en realidad, no hay motivos para perder los nervios. Pueden estar nerviosos quienes temen por su futuro personal, pero no por el futuro de la izquierda. Si se olisquea en los foros de Internet en los que los socialistas ventilan sus debates, se percibe una sensaci¨®n similar a la que exist¨ªa en v¨ªsperas de la llegada de Zapatero. Hay gente que nunca ha tenido representaci¨®n pol¨ªtica y que reclama su turno. No se trata de los muchos oportunistas que intentan aferrarse a la imagen del nuevo l¨ªder para no perder su puesto, sino de militantes an¨®nimos y sobrados de preparaci¨®n. Ni Zapatero, ni Trinidad Jim¨¦nez, ni Jos¨¦ Blanco -desconocidos hasta hace poco- son excepcionales. En Andaluc¨ªa tambi¨¦n hay gente as¨ª y sus nombres comienzan a circular.