Una potencia mundial de naciones libres
- La ampliaci¨®n. La ampliaci¨®n hacia el Este puede que vaya a ser el m¨¢ximo desaf¨ªo para la Uni¨®n Europea pero considero, igualmente, que representa su mayor oportunidad. Sin la ampliaci¨®n, Europa Occidental siempre se enfrentar¨¢ a la amenaza de la inestabilidad, de los conflictos y de las emigraciones en masa a trav¨¦s de sus fronteras. Sin la ampliaci¨®n, el consenso pol¨ªtico que sustenta la reforma econ¨®mica y pol¨ªtica en los pa¨ªses m¨¢s d¨¦biles en transici¨®n puede resquebrajarse. De suceder esto ¨²ltimo, todos saldr¨ªamos perdiendo. Por ese motivo no es aceptable la defensa de la ampliaci¨®n en principio pero su aplazamiento en la pr¨¢ctica. - El Reino Unido en Europa. El Reino Unido ser¨¢ siempre un firme aliado de todas aquellas democracias europeas que soliciten su adhesi¨®n. Un aliado firme que ejerce su influencia en el epicentro de Europa. El Reino Unido puede ser el puente que una a la Uni¨®n Europea y a Estados Unidos.
Y para el Reino Unido, a medida que Europa se fortalece y aumenta sus dimensiones, ser¨ªa chocante y un sacrificio mantenerse al margen de las alianzas estrat¨¦gicas clave que se forjan a sus puertas. Abordar la reforma de un modo que deje al Reino Unido al margen y aislado es un error por parte del Reino Unido y no beneficia a nuestros intereses.
Los argumentos pol¨ªticos favorables a la participaci¨®n del Reino Unido en una moneda ¨²nica son de peso. No digo que las cuestiones pol¨ªticas o constitucionales no sean importantes. S¨ª lo son. Pero, a mi parecer, no constituyen un obst¨¢culo insuperable. Lo que es preciso solventar es la cuesti¨®n econ¨®mica. Se trata de una uni¨®n econ¨®mica. Integrarse prematuramente s¨®lo por motivos pol¨ªticos, sin que las condiciones econ¨®micas sean las adecuadas, ser¨ªa un error. De ah¨ª la postura que hemos adoptado: estamos a favor en principio; en la pr¨¢ctica, han de cumplirse los criterios econ¨®micos. No podemos poner en peligro la solidez de la econom¨ªa brit¨¢nica.
- Una Europa democr¨¢tica m¨¢s extensa y m¨¢s solida. La uni¨®n monetaria es, en estos momentos, la iniciativa econ¨®mica m¨¢s ambiciosa del mundo. En Lisboa fijamos el objetivo de restaurar el pleno empleo y de alcanzar el dinamismo econ¨®mico de EE UU. Acabamos de comenzar a modelar una pol¨ªtica de defensa com¨²n. Y estamos decididos a reunificar Europa y ampliarla. En la Uni¨®n Europea no nos faltan desaf¨ªos.
Necesitamos una Comisi¨®n con solidez, que sea capaz de actuar de forma independiente.
Hasta el momento, se han propuesto dos modelos opuestos. Uno contempla Europa como una zona de comercio libre. La otra es el cl¨¢sico modelo federalista en el que Europa elige a su presidente de la Comisi¨®n y el Parlamento se transforma en el aut¨¦ntico ¨®rgano legislativo de Europa y en el principal garante de la democracia en Europa.
En un mundo donde existe el poder de Estados Unidos, donde se har¨¢n alianzas con vecinos de Europa como Rusia, con naciones en v¨ªas de desarrollo con enormes poblaciones como es el caso de India y de China, donde Jap¨®n aumentar¨¢ justamente su poder pol¨ªtico, donde se forman poderosos bloques regionales (ASEAN, Mercosur), los ciudadanos de Europa necesitan que Europa sea fuerte y est¨¦ unida. Necesitan que la misma sea una potencia mundial. Sean cuales sean sus or¨ªgenes, la Europa de hoy en d¨ªa ya no tiene como finalidad central la paz. Ahora su objetivo es expresar un poder colectivo. Europa es una Europa de naciones soberanas libres e independientes que han decidido aunar esa soberan¨ªa en pro de sus intereses y del bien com¨²n, logrando m¨¢s juntas que por separado. La UE permanecer¨¢ como una combinaci¨®n sin parang¨®n de lo intergubernamental y de lo supranacional. Una Europa as¨ª puede, con su fuerza econ¨®mica y pol¨ªtica, ser una superpotencia. Una superpotencia, pero no un superestado.
- Propuestas para la reforma pol¨ªtica. Tal vez le resulte m¨¢s f¨¢cil al Reino Unido reconocer que un debate constitucional no tiene que terminar necesariamente en un documento ¨²nico y vinculante denominado "Constituci¨®n". Tambi¨¦n creo que ha llegado la hora de involucrar en mayor medida a los representantes de los parlamentos nacionales en estos asuntos, creando una segunda c¨¢mara del Parlamento Europeo.
El discurso completo en www.elpais.es
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