El precio del petr¨®leo (y el crecimiento)

Los ¨²ltimos d¨ªas hemos podido ver en todos los medios de comunicaci¨®n las reacciones que suscitan las r¨¢pidas elevaciones de los precios del petr¨®leo en los mercados internacionales. Transportistas, taxistas, pescadores o agricultores han visto disminuir r¨¢pidamente sus ganancias como consecuencia del alza del precio de los combustibles. Tambi¨¦n las industrias y todos los ciudadanos se han visto claramente afectados.La reacci¨®n l¨®gica ha sido mirar r¨¢pidamente hacia los pa¨ªses productores de petr¨®leo en primer lugar y posteriormente hacia las compa?¨ªas petrol¨ªferas y por ¨²ltimo hacia el gobierno y los altos impuestos que gravan los carburantes.

Sobre cada uno de los presuntos culpables se ha hablado mucho en estos d¨ªas y sin duda, aunque todos han defendido sus posiciones -normalmente responsabilizando a los dem¨¢s- todos tienen algo de que responder.

A corto plazo, y subrayo el corto plazo porque es importante, se puede pedir a los pa¨ªses productores de petr¨®leo -no todos integrados en la OPEP- que incrementen su producci¨®n para hacer frente al fuerte incremento de la demanda y contener los precios.

A las compa?¨ªas petrol¨ªferas se les puede pedir que estrechen sus m¨¢rgenes de beneficios que han sido muy importantes en este periodo.

Al gobierno se le puede pedir mucho m¨¢s. En primer lugar, que regule adecuadamente la competencia entre las compa?¨ªas, porque la regulaci¨®n actual hemos podido ver que no ha dado resultado y contin¨²an controlando el mercado nacional las mismas compa?¨ªas y pr¨¢cticamente con las mismas cuotas de mercado desde la liberalizaci¨®n.

Se le puede pedir que regule los usos del combustible profesional de una forma menos gravosa para los usuarios y as¨ª contribuir¨ªa adem¨¢s de a restablecer la renta de muchos profesionales, tambi¨¦n a combatir la inflaci¨®n que empieza a ser un problema importante para la competitividad de la econom¨ªa espa?ola y por lo tanto, tambi¨¦n para el crecimiento y la creaci¨®n de empleo.

Pero al gobierno espa?ol y a los gobiernos europeos se les puede y se les debe pedir mucho m¨¢s.

No es suficiente con que atiendan los problemas del corto plazo. Han de sentar las bases, con sus actuaciones, de la eliminaci¨®n de los problemas futuros que surgen como consecuencia de nuestros comportamientos actuales.

La crisis de la energ¨ªa que se produjo en 1973, como consecuencia del alza del precio del petr¨®leo, sumi¨® a Europa en una fuerte recesi¨®n econ¨®mica, de la que Espa?a, menos preparada, sufri¨® las consecuencias m¨¢s fuertes y que tardaron m¨¢s a?os en recuperar.

De la primera crisis salimos con fuertes programas de ahorro energ¨¦tico, que seguramente han inspirado al Sr. Rato en su recomendaci¨®n de ahorrar. Sin embargo, la recomendaci¨®n que hace a los particulares deber¨ªa hac¨¦rsela a su propio gobierno. Porque es ¨¦ste con sus pol¨ªticas de apoyo a la investigaci¨®n tecnol¨®gica, el que deber¨ªa habernos facilitado la labor.

En Europa occidental, la circulaci¨®n de veh¨ªculos aument¨® a un ritmo del 3,6% entre 1985 y 1995, pero el rendimiento del combustible mejor¨® solo un 1% anual.

El aumento del transporte por carretera y, con ¨¦l, el aumento de la contaminaci¨®n, siguen asociados al crecimiento econ¨®mico y no se ha podido cambiar esa relaci¨®n.

Los efectos de la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica producidos por la actual tecnolog¨ªa de los autom¨®viles y el r¨¢pido crecimiento de estos que se espera sobre todo en los pa¨ªses de la Europa Central y del Este, nos sit¨²an frente a un panorama ciertamente desolador en cuanto al cumplimiento de nuestros compromisos de desarrollo sostenible y de evitaci¨®n de desastres medioambientales.

No podemos esperar a cada alza del petr¨®leo para ahorrar. Tampoco debemos pensar que los fuertes impuestos que gravan el combustible tienen un car¨¢cter exclusivamente recaudador, persiguen tambi¨¦n moderar su uso. Parte de lo que se recauda, al menos, podr¨ªa destinarse a financiar su ahorro.

Pero, como s¨®lo con declaraciones bienintencionadas no se hacen las cosas, si queremos garantizarnos un pa¨ªs habitable y sano ecol¨®gicamente, el gobierno espa?ol, especialmente, y la Uni¨®n Europea tendr¨¢n que hacer un mayor esfuerzo inversor en tecnolog¨ªa capaz de ahorrar combustible y mejorar la contaminaci¨®n. Tambi¨¦n as¨ª ahorraremos al comprar gasolina.

Pensar que la recomendaci¨®n del Sr. Rato de que gastemos menos va a tener alg¨²n efecto, es s¨®lo una pura ilusi¨®n.

Por otro lado, si alguien piensa que se est¨¢ hablando de detener el progreso, con un ejemplo ilustrativo del crecimiento que se nos propone, creo que por lo menos se inducir¨¢ a la reflexi¨®n: los costos asociados a la industria del autom¨®vil en Europa superan en valor a los beneficios de toda su producci¨®n.

No olvidemos pues el cuidado medioambiental hasta la pr¨®xima subida del carburante, porque luego nos costar¨¢ m¨¢s de restaurar.

Joan Lerma es ex presidente de la Generalitat Valenciana.