El Premio de Qu¨ªmica corona a los creadores de los pl¨¢sticos conductores
La tecnolog¨ªa permite simplificar muchos productos electr¨®nicos
Los estadounidenses Alan Heeger y Alan McDiarmid, y el japon¨¦s Hideki Shirakawa fueron galardonados ayer con el Premio Nobel de Qu¨ªmica por el descubrimiento y desarrollo de los pl¨¢sticos conductores de electricidad, un avance t¨¦cnico con enormes aplicaciones en la simplificaci¨®n y el abaratamiento de innumerables productos electr¨®nicos, y uno de los fundamentos de los futuros ordenadores moleculares.
Heeger, de 64 a?os, dirige el Instituto de Pol¨ªmeros de la Universidad de California en Santa B¨¢rbara. McDiarmid, de 73 a?os y nacido en Nueva Zelanda, ense?a qu¨ªmica en la Universidad de Pennsilvania. Y Shirakawa es profesor en el Instituto de Ciencia de Materiales de la Universidad de Tsukuba (Jap¨®n).Los pl¨¢sticos son pol¨ªmeros, es decir, largas cadenas formadas por muchas repeticiones de una mol¨¦cula simple, y generalmente no conducen la electricidad: de ah¨ª que se usen como aislantes en los cables el¨¦ctricos. Pero Heeger, McDiarmid y Shirakawa descubrieron a finales de los a?os setenta que los pl¨¢sticos sometidos a ciertas modificaciones pod¨ªan conducir la electricidad.
Los pl¨¢sticos conductores constituyen actualmente un ¨¢rea de investigaci¨®n muy activa, y la industria los utiliza ya para muchas aplicaciones: pantallas de ordenador que amortiguan las radiaciones, pel¨ªculas fotogr¨¢ficas sin electricidad est¨¢tica, ventanas inteligentes que filtran a voluntad la luz solar, c¨¦lulas solares, diodos emisores de luz (LED) y las pantallitas de los tel¨¦fonos m¨®viles y de las minitelevisiones.
El campo de los pl¨¢sticos conductores se inici¨® en el laboratorio de Shirakawa gracias a un afortunado error, cuando uno de sus estudiantes confundi¨® las concentraciones de sus reactivos y a?adi¨® en un recipiente una cantidad de catalizador mil veces mayor de lo correcto. El resultado fue un pl¨¢stico con un ins¨®lito color plateado.
Y el siguiente paso fue debido a una casualidad. En 1976, McDiarmid acudi¨® a Tokyo para dar una charla sobre otro misterioso pol¨ªmero plateado en el que estaba trabajando con Heeger y tuvo la suerte de encontrarse accidentalmente con Shirakawa durante una pausa para tomar caf¨¦. Tras esa conversaci¨®n, y de vuelta a Pennsilvania, Heeger midi¨® la conductividad el¨¦ctrica del pl¨¢stico plateado de Shirakawa y comprob¨® con estupefacci¨®n que conduc¨ªa la electricidad diez millones de veces m¨¢s que un pl¨¢stico normal.
En el futuro, y gracias en parte a los pl¨¢sticos conductores, seg¨²n reconoce la Academia sueca, podr¨¢n construirse "componentes electr¨®nicos formados por mol¨¦culas individuales que aumentar¨¢n de forma extraordinaria la velocidad de los ordenadores".
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