Se acab¨® el 'bocata' en la Mari Carmen

"Estamos aqu¨ª como en la c¨¢rcel", se queja Juli¨¢n Ca?es tras la verja de su instituto. Juli¨¢n es un chaval de 15 a?os que, como la mayor¨ªa de sus compa?eros, sol¨ªa aprovechar la media hora de recreo para cruzar la calle e ir a la Mari Carmen, una tienda de alimentaci¨®n, a comprarse un bocadillo a media ma?ana. "Pero ahora, ni eso", exclama. Desde el pasado jueves se ha terminado el salir a la calle en las horas de recreo en el centro de secundaria Miguel Servet, de Carabanchel. Al menos para los alumnos de entre 14 y 18 a?os.La situaci¨®n cambi¨® el mi¨¦rcoles de la semana pasada, despu¨¦s de que los alumnos de este centro, en la calle de Castelflorite, de Carabanchel, recibieran de sus respectivos jefes de estudios una noticia que les son¨® "a chino". A partir del d¨ªa siguiente los chavales no iban a poder salir a la calle en los minutos de recreo que tienen entre las 11.10 y las 11.40. La raz¨®n: la direcci¨®n hab¨ªa aplicado la instrucci¨®n de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n que establece que "durante los descansos que establece el horario no se puede abandonar el recinto escolar" de los centros de secundaria.

Resultado: "Los profes salen, y nosotros, no", dice Roberto S¨¢nchez, un chaval de 15 a?os con un pendiente en la oreja, quien tambi¨¦n se ha visto afectado por no poder ir m¨¢s a su tienda de colmados. "Ahora me tengo que comprar el bocadillo un d¨ªa antes porque a las ocho no es posible". ?l, al igual que el resto de los chavales de entre 14 y 18 a?os, han tenido que cambiar la Mari Carmen por un reducido patio en la parte delantera del instituto o por el central, donde, seg¨²n se quejan exageradamente, "hay 200.000 personas y no te puedes ni meter". La opci¨®n tercera, la cafeter¨ªa, no la barajan porque simplemente no hay.

Pero mientras los alumnos afectados por la circular del recreo fuman tras la valla, los hay que han tenido m¨¢s suerte y a los que les est¨¢ permitido salir. Son los del ciclo formativo de animador sociocultural. "?C¨®mo nos lo van a prohibir a nosotros si tenemos todos ya 18 a?os?", comenta Sara Ivars, una estudiante que ya cumpli¨® los 20 y que, aunque circule libremente en sus horas de recreo, apoya la reivindicaci¨®n escolar: "Es l¨®gico que la gente se queje, si no hay cafeter¨ªa, ni bocatas, ni nada", explica mientras desayuna en El Maragato, un bar situado frente al centro.

Pero las protestas han ido m¨¢s lejos que la mera reivindicaci¨®n apoy¨¢ndose en la m¨¢xima de ?ngel Lorenzo, de 16 a?os: "Nos quieren tener controlados, pero van a conseguir lo contrario". El mismo d¨ªa en que se les ven¨ªa encima la prohibici¨®n salieron a la calle y cortaron el tr¨¢fico de la peque?a calle donde est¨¢ situado su instituto y suspendieron alguna hora de clase, guiados en sus movimientos por el Sindicato de Estudiantes. "Ellos tienen m¨¢s experiencia en estas cuestiones", recuerda un alumno del centro. "Y hasta tuvo que venir la polic¨ªa para que los coches pudieran volver a pasar", recuerda entusiasmado un compa?ero de ?ngel.

Un d¨ªa m¨¢s tarde continuaron con la protesta. Pero esta vez la llevaron frente a la Consejer¨ªa de Educaci¨®n, en la calle de Alcal¨¢. "Con huevos y todo", relata Roberto S¨¢nchez, de 15 a?os. Fueron unos 150 estudiantes de este instituto, que tiene unos 700. Finalmente fueron recibidos por el viceconsejero de Educaci¨®n, Juan Carlos Doadrio.

Lo ¨²nico que pone de manifiesto el Miguel de Servet es una situaci¨®n de lo m¨¢s variopinta en la Comunidad. Porque, aunque Educaci¨®n se empe?e en que la normativa es taxativa al respecto y en que los estudiantes deben estar en el centro a lo largo de todo el horario escolar, cada uno de los 284 institutos que hay en la regi¨®n se las ha apa?ado, seg¨²n su sentido com¨²n, para ver si deja salir a la calle o no a unos alumnos sobre los que el director tiene responsabilidad penal y civil.

En la mayor¨ªa de los 218 que tienen el primer ciclo de la ESO -es decir, que tienen j¨®venes de entre 12 y 14 a?os- se fue extendiendo progresivamente la prohibici¨®n de que puedan salir, seg¨²n comentan varios directores. Eso incluso antes de que la Administraci¨®n decidiese poner orden y concierto en todos sus centros y aplicar a rajatabla la normativa.

As¨ª, en el instituto que est¨¢ junto al Miguel Servet, el San Roque, donde estudian j¨®venes de entre 14 y 22 a?os, idearon hace dos a?os otra soluci¨®n por su cuenta y riesgo: repartir a los menores y a los mayores de edad carn¨¦s de distinto color, que han de mostrar al conserje antes de salir, seg¨²n explican dos profesores.

"Estas soluciones s¨®lo se pueden aplicar en los institutos muy antiguos", comenta ?ngel Ledesma, director del Virgen de la Paloma, uno de los directivos que ayer estuvo reunido con la Administraci¨®n, los padres y los estudiantes. En el suyo, que tiene una amplia superficie y unos 3.000 alumnos, ser¨ªa "materialmente imposible", seg¨²n reconoce. Por eso, aunque conoce la normativa al dedillo, asegura que en algunos centros es "imposible" ejecutarla. "?C¨®mo vamos a controlar a los chavales? ?Levantamos muros?, ?Ponemos guardias?", se preguntaba tras la reuni¨®n de ayer con miembros de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n.

En el Miguel Servet no ha sido necesario recurrir a tanto para ejecutarla. La directora del centro declin¨® expresar por qu¨¦ ha decidido poner en pr¨¢ctica la circular que otros institutos han decidido obviar. En cualquier caso, ha bastado con cerrar a cal y canto la puerta en horario escolar. "Y aqu¨ª estamos pasando fr¨ªo", exclamaba un alumno en el patio del centro, mientras se fumaba el cigarrillo que hace una semana se fumaba tras el bocadillo comprado en La Mari Carmen.