El callej¨®n tiene una posible salida Abraham B. Yehosh¨²a
Nos encontramos en un aut¨¦ntico callej¨®n sin salida que puede llevarnos a una guerra total. La voluntad y el deseo de llegar a un acuerdo de paz se han tambaleado tanto en el pueblo israel¨ª como en el palestino. Existe, adem¨¢s, el riesgo de entrar en conflicto con los pa¨ªses ¨¢rabes, sobre todo con Siria y L¨ªbano, y el temor a una posible guerra nuclear y biol¨®gica contra Israel. En definitiva, el futuro parece m¨¢s negro que nunca.Pero esta situaci¨®n se podr¨ªa resolver a trav¨¦s de una intervenci¨®n exterior, eficaz y moral, y s¨®lo hay un hombre que podr¨ªa hacerlo: ¨¦se es Bill Clinton.
No hay otro l¨ªder pol¨ªtico en el mundo que conozca el problema israelopalestino como ¨¦l; este hombre particip¨® en las negociaciones entre Arafat y los cuatro l¨ªderes de Israel durante la ¨²ltima d¨¦cada: Rabin, Peres, Netanyahu y Barak. Conoce perfectamente todos y cada uno de los detalles, todos los mapas. En su cabeza est¨¢n todos los acuerdos y las reparticiones de territorios. Ning¨²n otro hombre en el mundo tiene la autoridad y la informaci¨®n necesarias para decidir en esta cuesti¨®n -s¨®lo el dirigente de la m¨¢xima potencia mundial-.
Desde el punto de vista pol¨ªtico, Clinton ya no depende ahora de la opini¨®n p¨²blica americana, de los debates del Congreso y del Senado, ni del lobby jud¨ªo o ¨¢rabe. Adem¨¢s, en muchas ocasiones ha manifestado su compromiso moral y su deseo de ayudar a que ambas partes lleguen a un acuerdo. Se encuentra en una posici¨®n ideal, pues durante los dos meses y medio que le quedan para abandonar la Casa Blanca ser¨¢ un presidente libre de presiones.
A partir de las noticias que la prensa public¨® acerca de la conferencia de Camp David se desprende que los israel¨ªes y los palestinos alcanzaron acuerdos -ya fueran verbales o borradores- sobre la mayor¨ªa de los puntos en conflicto, y s¨®lo unas pocas cuestiones, principalmente las relacionadas con Jerusal¨¦n y los lugares santos, quedaron sin resolver. Y esto ha sido lo que, ahora, ha llevado al derramamiento de sangre en la zona.
Bill Clinton podr¨ªa formular la soluci¨®n que le parezca m¨¢s conveniente y justa, y presentar una propuesta (acompa?ada de mapas) sobre una segunda partici¨®n de la parte occidental de Oriente Medio entre el Estado de Israel y el Estado palestino, adem¨¢s de unos acuerdos relativos a la seguridad de la zona; ¨¦stos deber¨ªan suponer la ausencia de armamento pesado en el Estado palestino y la existencia de bases militares israel¨ªes en el valle del Jord¨¢n, para evitar el paso de otro ej¨¦rcito, cuestiones sobre las que, aparentemente, ya se hab¨ªan puesto de acuerdo las dos partes.
Tal propuesta la podr¨ªa presentar antes de las elecciones a la presidencia como un compromiso, y no hay duda de que, al ser propuesta por un pa¨ªs que durante muchos a?os ha servido de mediador entre ¨¢rabes e israel¨ªes, ser¨ªa aceptada por la mayor parte de la comunidad internacional.
Me parece que, a estas alturas, est¨¢ claro que el pueblo israel¨ª y el pueblo palestino son incapaces de dar el ¨²ltimo paso y seguir¨¢n destruy¨¦ndose entre s¨ª sin esperanza de acuerdo.
La soluci¨®n est¨¢ ahora en manos de un hombre que ha invertido en la paz de la zona gran parte de su tiempo y esfuerzo. Deber¨ªa actuar en nombre de la confianza que ambos pueblos han depositado en ¨¦l en los ¨²ltimos a?os. Est¨¢ de m¨¢s hablar del apoyo y ayuda que Clinton ha brindado a Israel, pero tambi¨¦n ha practicado con los palestinos una pol¨ªtica solidaria y sensata: fue el primer presidente norteamericano al que se le invit¨® a hablar en el Comit¨¦ de la Autoridad Palestina en Gaza, y durante su gobierno los palestinos han recibido una ayuda econ¨®mica importante. La libertad pol¨ªtica con la que podr¨¢ actuar en los pr¨®ximos meses le hace ser la persona ideal para salvar el proceso de paz.
Hasta ahora, EE UU ha tratado de no ejercer mucha presi¨®n sobre Israel, a pesar de arriesgarse a perder por ello intereses en Oriente Medio. En cualquier caso, ha llegado el momento de que el presidente saliente de EE UU haga lo que le pide la historia y ocupe as¨ª un lugar de honor en ella.
Abraham B. Yehosh¨²a es escritor israel¨ª.
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