Tiempo de inquietud
La inflaci¨®n espa?ola, medida por el IPC, ha vuelto a repuntar. En septiembre se ha situado una d¨¦cima por encima de la inflaci¨®n de agosto, hasta el 3,7%, a causa principalmente de los precios de los alimentos y de la energ¨ªa. La denominada inflaci¨®n subyacente, que excluye los precios de la energ¨ªa y de los alimentos frescos, permanece en la tasa nada tranquilizadora del 2,7%.El Gobierno aduce ahora, para reducir la trascendencia de esa elevaci¨®n, que tambi¨¦n se ha producido un repunte inflacionista en las econom¨ªas centrales del ¨¢rea euro. Efectivamente, la inflaci¨®n interanual en Francia ha aumentado hasta el 2,2%, la m¨¢s alta desde 1976; y en Alemania est¨¢ ya en el 2,5%, la m¨¢s elevada desde 1994. Pero este argumento, que indica al menos que el diferencial con Europa no aumentar¨¢ en septiembre, es de doble filo. En primer lugar, porque el diferencial de inflaci¨®n con los pa¨ªses centrales del ¨¢rea euro sigue siendo elevado y ya no se puede explicar por las diferencias en los ritmos de crecimiento de las distintas econom¨ªas; y despu¨¦s porque el Gobierno lo esgrime ahora de forma oportunista, cuando los costes energ¨¦ticos ya se han trasladado a todo el proceso de formaci¨®n de precios en Europa, pero evit¨® en cambio las comparaciones desfavorables cuando los mercados de carburantes de Francia, Alemania o Gran Breta?a absorb¨ªan mejor que el espa?ol el primer impacto del encarecimiento del crudo y la inflaci¨®n en aquellos pa¨ªses estaba mejor controlada que en Espa?a.
Es evidente, y lo ha sido durante los ¨²ltimos a?os, que el diferencial de inflaci¨®n con los pa¨ªses centrales del euro se debe a la ineficiencia de algunos mercados estrat¨¦gicos espa?oles. El Gobierno prometi¨® aplicar reformas estructurales para corregir esas ineficiencias; pero o siguen sin llegar o se enuncian de manera fragmentaria. Sin embargo, ahora son mucho m¨¢s urgentes, tras la grave crisis en Oriente Pr¨®ximo y la amenaza de que el precio del petr¨®leo no pueda situarse a corto plazo por debajo de los 30 d¨®lares por barril. La credibilidad del objetivo mantenido por el Gobierno de mantener la inflaci¨®n en el 2% es hoy manifiestamente m¨¢s baja de lo que pod¨ªa serlo hace unos meses. Las repercusiones de ese deterioro inflacionista y de la falta de confianza que genera en los agentes econ¨®micos pueden ser a¨²n mayores si coinciden con una revisi¨®n a la baja de las expectativas de crecimiento econ¨®mico derivada de los episodios de inestabilidad financiera que se est¨¢n intensificando en las bolsas mundiales a ra¨ªz del enconado conflicto ¨¢rabe-israel¨ª.
Las mejores se?ales que las autoridades podr¨ªan enviar a los ciudadanos en los momentos actuales de inquietud financiera y energ¨¦tica deber¨ªan asentarse en esa voluntad de reforma; pero, hoy por hoy, el Gobierno s¨®lo transmite los mensajes de conformismo y autosatisfacci¨®n con un escenario econ¨®mico que ofrece se?ales cada d¨ªa m¨¢s inquietantes.
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