"?Qu¨¦ me dice del legionario?"

Algunos hoteles del centro de Vigo sufrieron ayer cancelaciones de reservas, pero la poblaci¨®n no se dej¨® invadir por la psicosis de la legionella. Las calles del centro de Vigo donde se busca el foco del brote, que se contagia s¨®lo por inhalaci¨®n de agua contaminada en aspersi¨®n, viv¨ªan ayer un viernes normal, con mucha gente de compras. Pese a las noticias difundidas en los ¨²ltimos d¨ªas, algunos parec¨ªan incluso francamente despistados, como Josefa Vega, una vecina de la zona de 76 a?os, que, a s¨®lo unos metros del hospital Xeral, no entend¨ªa muy bien la pregunta sobre la legionella. "?Qu¨¦ me dice de legionarios? No, mis hijos est¨¢n en Santiago", fue su primera respuesta. Tras algunas explicaciones m¨¢s, la mujer sigui¨® sin alarmarse demasiado: "!Ah, s¨ª!. Lo he visto por televisi¨®n. Pero a mi no me preocupa. Yo ya he pasado la gripe".Entre los trabajadores del hospital Xeral, donde circula la sospecha de que est¨¢ ubicado el foco de la infecci¨®n, la situaci¨®n era bien distinta. "Hay una psicosis colectiva", reconoc¨ªa un miembro de la junta de personal, "la mayor parte de la gente ha pedido que se desconecte el aire acondicionado de su habitaci¨®n o lugar de trabajo". Ayer mismo, una empleada del centro sufri¨® un derrame cerebral y de inmediato se corri¨® la voz de que sufr¨ªa legionella.

La enfermera A.B. comenz¨® a trabajar en el Xeral la noche del pasado jueves, tras su traslado desde otro hospital, y en seguida se percat¨® del ambiente. "La gente est¨¢ asustada", admite, "es el tema predominante en todas las conversaciones. Aunque tambi¨¦n se hacen chistes malos: por la noche entr¨® un tipo diciendo que ¨¦l era legionario pero no ten¨ªa la legionella". En cualquier caso, los periodistas no eran ayer muy populares en el hospital: algunos m¨¦dicos los increpaban acus¨¢ndoles de tergiversar los hechos para implicar al centro sanitario.

Los vecinos de las calles por las que se busca el foco de la infecci¨®n han tomado sus precauciones, aunque sin caer en el p¨¢nico. "En ning¨²n momento dej¨® de venir ning¨²n ni?o", afirm¨® Miriam ?lvarez, responsable de una guarder¨ªa pr¨®xima a la calle Pizarro. "Lo que s¨ª hicimos fue cortar el agua. No era necesario pero los padres preguntaban y estaban preocupados. Ahora estamos usando agua mineral".

Por las calles hab¨ªa el habitual ajetreo de compradores, y en los grandes almacenes de El Corte Ingl¨¦s, en la calle Gran V¨ªa -uno de los edificios cuyo sistema de refrigeraci¨®n ha sido inspeccionado- aseguraban que la clientela no ha disminuido. "La gente conf¨ªa en nosotros", era la explicaci¨®n del subdirector del centro, Antonio Rodr¨ªguez Lij¨®, "lo ¨²nico que hemos hecho ha sido reforzar las medidas de seguridad, ya de por s¨ª muy estrictas".

?ngela y Graciela Ramil Iglesias, dos hermanas de 15 y 16 a?os, aguardaban un autob¨²s luciendo ropa deportiva, varios piercing y maquillaje de tarde de viernes. "Yo al principio me preocup¨¦ un poco por lo del agua", admite Graciela. "?ltimamente sabe como rara, met¨¢lica. Pero cuando o¨ª que s¨®lo se contagia por inhalaci¨®n, ya me qued¨¦ tranquila". "Hay poca informaci¨®n", se queja Juan Vilaboa, empleado de un taller mec¨¢nico, "pero yo uso el agua como siempre".

Algunos incluso desprecian abiertamente el hipot¨¦tico peligro, como un hombre que abandonaba una tintorer¨ªa, uno de los lugares de riesgo: "Yo hago vida normal. Son los medios de informaci¨®n los que confunden un poco a la gente".