Osasuna y Oviedo, dos equipos tristes

Si alguien pretend¨ªa despejar inc¨®gnitas despu¨¦s del partido en El Sadar entre osasunistas y ovetenses, por favor, que abandone toda esperanza. Ni unos ni otros despejaron las dudas -quiz¨¢s nubarrones- que sobre ellos se ciernen y, hasta incluso, abundaron en la negrura de un futuro que no se pinta muy espectacular ni para unos ni para otros. Tiene alg¨²n argumento mayor Osasuna, porque la expulsi¨®n -se supone que exagerada- de Yanguas en el minuto 27 de la primera parte, deshizo todos los planteamientos del equipo navarro que, es obvio, no puede desprenderse de un jugador de la val¨ªa de Yanguas sin ninguna penitencia.No pintaban mal las cosas hasta ese momento para Osasuna y aunque el juego transcurr¨ªa con poca claridad, parec¨ªa que el equipo navarro acabar¨ªa por encontrar un resquicio que rompiera la cerrada y contundente defensa del Oviedo. Incluso la retirada de Onopko, despu¨¦s de un cabezazo con ?ngel en el minuto 9 del primer tiempo, abundaba en esa argumentaci¨®n. Pero enseguida se desvaneci¨® el sue?o. Osasuna comenz¨® su particular serie de desaires futbol¨ªsticos, su particular teor¨ªa de un juego deslabazado y triste donde todo se deja al albur de alg¨²n ramalazo de genialidad o, por decirlo de mejor forma, de alg¨²n regalo que cayera del cielo.

Y el Oviedo se sum¨® a la tristeza.