F¨²tbol sin recursos ni ambici¨®n
El Numancia muestra su impotencia ante un Athletic ultradefensivo
Los partidos trabados son como las malas carreteras, pestosas, que dicen los ciclistas para expresar todo su desagrado con una palabra sonora. Pues pestoso fue el encuentro de Soria entre dos equipos demasiado acostumbrados a circular por carreteras de segundo o tercer orden y a revolverse en partidos espesos. El convenio fue inmediato: una disputa ¨¢spera, muy nerviosa, tremendamente f¨ªsica, en la que el toque, lo sutil, la imaginaci¨®n, figuraban en la cola de las prioridades.Se trataba de trabarse, es decir de acopiar faltas, de ser profuso en los balones largos, de darle duro al bal¨®n y confiar al error ajeno el beneficio propio. El Numancia lo pudo acumular en dos fallos garrafales de Lafuente, en la primera mitad y el Athletic, en un disparo a la buena de Dios de R¨ªos, que repeli¨® N¨²?ez.
NUMANCIA 0ATHLETIC 0
Numancia: N¨²?ez; Manel, Mu?iz, Gustavo, Octavio; I?aki (Jos¨¦ Manuel, m. 83), Marini, Nagore, Pacheta; Rub¨¦n Navarro (Delgado, m. 62) y Ojeda (Rosu, min. 90).Athletic: Lafuente; Lacruz, ?scar Vales, Alkorta, Larrazabal; Urrutia, R¨ªos; Javi Gonz¨¢lez (Ezquerro, m. 77), Guerrero, Alkiza (Yeste, m. 56); y Urzaiz. ?rbitro: Bueno Grimal. Amonest¨® a Nagore, Delgado y Marini, en el Numancia y Urzaiz, Lacruz, Javi Gonz¨¢lez, Alkorta y Roberto R¨ªos en el Athletic. Unos 9.000 espectadores en Los Pajaritos. Un millar de aficionados rojiblancos se desplazaron hasta Soria. El entrenador del Athletic, Txetxu Rojo, pudo sentarse en el banquillo, tras haber cumplido los cuatro partidos de sanci¨®n que recibi¨® en el ¨²ltimo partido de la Liga pasada.
Era una conversaci¨®n desagradable, altisonante, sin m¨¢s argumento que el vocer¨ªo, hasta que el Numancia se sinti¨® m¨¢s due?o de la raz¨®n y convirti¨® la segunda mitad en un mon¨®logo. Le bast¨® una dosis de ingenio de I?aki (un tipo raro, a juzgar por la sutileza con que se maneja), una raci¨®n de fuerza a cargo de Manel y el incordio permanente de Ojeda, un futbolista sui generis que amarg¨® el debut liguero del ol¨ªmpico Lacruz.
Pero sobre todo le ayud¨® la pobreza de recursos del Athletic, un colectivo extra?amente convencido de su papel menor y entregado a un f¨²tbol inv¨¢lido, es decir de pura resistencia, sin nada que decir con el bal¨®n en los pies. Apenas trascurrida media hora de juego, ya ten¨ªa al centro del campo incrustado en la defensa, a Urzaiz de esp¨ªa en el campo rival y a Guerrero desaparecido en combate. S¨®lo Javi Gonz¨¢lez, en el costado derecho, manten¨ªa el incordio como argumento y obten¨ªa cuando menos jugadas a bal¨®n parado que desahogaban a sus defensas m¨¢s que animaban a sus atacantes.
Pero el Athletic no lanz¨® ni una sola vez a puerta en la segunda mitad, convertido en una ruina de la que s¨®lo emerg¨ªan Alkorta y ?scar Vales. Mal asunto para un equipo cuando destacan sus centrales, aunque a la postre le dieron un punto, tan afortunado como pobre.
El Numancia mantuvo un criterio m¨¢s uniforme y una constancia superior en el empe?o de ganar. No es un equipo virtuoso, pero su ¨¢nimo mereci¨® m¨¢s premio. Manel y Chispa Delgado lo pudieron conseguir. Al primero le sobraron un par de cent¨ªmetros; al segundo le falto t¨¦cnica individual. El Numancia, al menos demostr¨® alguna destreza en la conducci¨®n por carreteras pestosas. El Athletic di¨® la sensaci¨®n de mostrarse a gusto en la gesti¨®n de la pobreza. Su disculpa ser¨¢ el ¨¢rbitro: muchas tarjetas, pocos penaltis (uno de Gustavo, que derrib¨® a Guerrero, otro de Ojeda, que despej¨® con la mano). Su cruz, el poco f¨²tbol.
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