El frente del Goiherri, siete a?os despu¨¦s

En septiembre de 1993, en pleno secuestro de Julio Iglesias Zamora, setenta industriales de la comarca del Goiherri, sobre la que ETA hab¨ªa desatado una campa?a de chantaje, dieron la cara e hicieron p¨²blico su compromiso de no pagar y mantener sus empresas en actividad. Era la respuesta al anuncio de la marcha de uno de ellos, Juan Antonio Arruabarrena, que traslad¨® su negocio a Zaragoza tras sufrir el chantaje etarra. Industriales y alcaldes de la comarca constituyeron la asociaci¨®n Goiherriko Herrien Ekintza Fundazioa (Fundaci¨®n Acci¨®n de los Pueblos del Goiherri). Entre ellos estaba Jos¨¦ Cruz Larra?aga, secuestrado por ETA diez a?os antes y que acababa de pasar varios meses fuera de Euskadi tras haber vuelto a recibir cartas amenazantes.Fueron los pioneros de un movimiento de rebeld¨ªa al que sigui¨® un cierre de filas de todo el empresariado vasco, con la patronal Confebask a la cabeza. Pese al acoso de ETA, la situaci¨®n era muy distinta: eran los tiempos de la unidad de los partidos en torno al Pacto de Ajuria Enea y del lazo azul compartido. Siete a?os despu¨¦s, los industriales del Goiherri vuelven a padecer la presi¨®n terrorista, pero el esp¨ªritu que reina entre ellos no es el mismo. Tampoco lo es el momento pol¨ªtico ni la eficacia policial. Esta vez perciben su resistencia como est¨¦ril.