Atrapado por la Alhambra XAVIER MORET
"Han sido tantos d¨ªas haciendo fotos de la Alhambra, buscando la mejor hora, la mejor luz, el mejor encuadre, que ahora confieso que estoy atrapado por el monumento", se sincera el fot¨®grafo Llu¨ªs Casals. "La Alhambra atrapa, sin duda. Pienso a menudo en ella y hay momentos en que tengo mono de Granada. Cuando veo la luz de oto?o que cae sobre los pl¨¢tanos de la Diagonal, pienso en c¨®mo debe de estar el monumento, aquel casta?o, aquel muro de la Alcazaba... La Alhambra, de alg¨²n modo, es ahora para m¨ª como un hijo que est¨¢ de colonias, o como un pariente lejano al que tengo desatendido".Llu¨ªs Casals tiene en sus manos el libro La Alhambra de Granada, con fotograf¨ªas suyas y textos de F¨¦lix Bay¨®n, publicado por Triangle Postals y el Patronato de la Alhambra y el Generalife. Es un libro con fotos de la Alhambra en su perfil m¨¢s cercano, sin focos, sin trucos, sin maquillaje. El monumento -sin duda uno de los m¨¢s bellos de Espa?a- aparece a trav¨¦s de las fotos de Casals sin falso romanticismo, con una luz c¨¢lida que no oculta el deterioro causado por el paso del tiempo: las grietas, el verd¨ªn, los muros carcomidos por el agua y el viento...
"Recib¨ª el encargo de hacer este libro sobre la Alhambra en abril de 1989", recuerda Llu¨ªs Casals. "El director del Patronato de la Alhambra, Mateo Revilla, me llam¨® a Barcelona y me dijo que quer¨ªa que hiciera fotos del monumento desde una sensibilidad contempor¨¢nea. Primero me pareci¨® una propuesta que me desbordaba, sobre todo cuando repas¨¦ el archivo del patronato y vi lo mucho que ya se hab¨ªa hecho. Sin embargo, comprob¨¦ que siempre hab¨ªa habido una especie de filtro rom¨¢ntico que se empe?aba en hacer lucir las im¨¢genes m¨¢s t¨®picas y en ocultar el deterioro, que tambi¨¦n tienen su encanto. Por eso acab¨¦ aceptando el reto".
Llu¨ªs Casals est¨¢ especializado en fotografiar arquitectura contempor¨¢nea. Trabaja para los mejores y sus fotos son siempre obras de alta precisi¨®n en las que no falta ni sobra nada, en las que hay la luz exacta y en las que se explica justo lo que hay que explicar. "Yo me limito a ense?ar lo que veo de la mejor manera posible", explica con modestia. "No altero nada. Todo lo que aporta mi fotograf¨ªa ya estaba all¨ª. A veces la gente me dice: 'Es precioso. Hay que ver c¨®mo gana en fotograf¨ªa'. Y no. Todo estaba all¨ª. Cuando te gusta, haces una foto. Si no te gusta, no. A m¨ª me sucede que, cuando paseo sin c¨¢mara, hago fotos mentalmente. Y es que siempre estamos seleccionando im¨¢genes".
Casals, poco partidario del artificio, de falsear o disfrazar realidades, recurre a Josep Pla cuando quiere contar su manera de ver la fotograf¨ªa. "Quiero mostrar lo que hay sin alterarlo", dice. "Tal como es. Pla, cuando escrib¨ªa, buscaba siempre la precisi¨®n del adjetivo, la exactitud de la frase, prescindiendo de palabras rebuscadas y grandilocuentes. Yo busco lo mismo. No me gustan ni las fotos desenfocadas pretendidamente art¨ªsticas, ni lo demasiado barroco, ni los encuadres atrevidos. S¨®lo quiero mostrar lo que veo".
El primer d¨ªa en que Casals pase¨® por la Alhambra con el director del patronato hab¨ªa huelga de funcionarios. "Fue una suerte", recuerda, "ya que la Alhambra no cierra nunca y siempre hay multitudes de turistas en todas partes. Aquel d¨ªa, sin embargo, pude ver el monumento vac¨ªo y en silencio. Fue una buena introducci¨®n". A partir de entonces, Casals dispuso de un pase que le daba "libre acceso a todas las zonas las 24 horas del d¨ªa". Tambi¨¦n tuvo a su disposici¨®n un manojo de llaves de la Alhambra, un lujo al alcance de muy pocos. De este modo, Casals aprendi¨® a pasear en solitario por el monumento nazar¨ª y a rastrear los mejores rincones y la mejor luz natural. "Por la ma?ana, el edificio est¨¢ siempre lleno de turistas", explica, "pero por la tarde, a medida que se va quedando desierto, cobra un encanto especial. No hay duda de que el privilegio de estar muchas horas all¨ª me cambi¨® la visi¨®n que ten¨ªa de la Alhambra. La observaci¨®n detenida, la mirada lenta, el paso de las horas y los cambios de luz me permitieron entrar en todos los matices del monumento. S¨®lo con hacer el trayecto al rev¨¦s del itinerario marcado ya ves el monumento de otro modo y aprendes a apreciarlo en su totalidad".
M¨¢s all¨¢ de las im¨¢genes mil veces vistas del patio de los Leones o el de los Arrayanes, de entre todos los rincones de la Alhambra, Casals se queda con la Alcazaba. "Es arquitectura en estado puro", afirma, "por su colocaci¨®n en el paisaje y por su contundencia". Escribe F¨¦lix Bay¨®n en el libro: "No se puede acusar de soberbia a quienes construyeron la Alhambra. La fortaleza levantada en la colina de arcilla cuyo color le da el nombre de Qua'lat Alhambra -Fortaleza Roja- es una acumulaci¨®n de materiales modestos: mamposter¨ªa, guijarros y ladrillos". En las fotos de Casals se puede contemplar la belleza del edificio y casi palpar la consistencia de unos muros degradados por el paso de los a?os.
"La imagen de la Alhambra", a?ade Casals, "est¨¢ marcada por la que dieron los viajeros rom¨¢nticos del XIX. De hecho, es imposible mirarla sin ese filtro rom¨¢ntico, pero si no consigues escapar de esa visi¨®n rom¨¢ntica, te pierdes su aut¨¦ntica belleza. Hay rinconces que se han visto siempre desde el mismo punto de vista, pero a m¨ª me gusta girar unos grados la c¨¢mara y mostrar los desconchados del muro, los regueros del agua, el verd¨ªn...".
El resultado de la sensibilidad de Llu¨ªs Casals es La Alhambra de Granada, un libro muy bien maquetado por Joan Barjau y con excelentes textos de F¨¦lix Bay¨®n, en el que las fotograf¨ªas muestran toda la belleza del monumento nazar¨ª. No s¨®lo la belleza oficial. El libro ideal, en definitiva, para cuando uno siente mono de la Alhambra.
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