Hipercor revisitado IGNACIO VIDAL-FOLCH
Despu¨¦s de cada uno de los asesinatos que comete ETA, en la Meridiana de Barcelona, junto al bloque de los grandes almacenes Hipercor, all¨ª donde esa banda caus¨® una matanza hace algunos a?os y donde nuestras autoridades se comprometieron a erigir un monumento a las v¨ªctimas del terrorismo que sigue sin erigirse, se re¨²ne, a las ocho de la tarde del d¨ªa siguiente a cada crimen, un grupo de personas que en silencio, sujetando carteles y pancartas de repulsa del crimen, dan silencioso testimonio de solidaridad con la v¨ªctima y con sus deudos y tambi¨¦n testimonio silencioso de su fe en que la libertad acabar¨¢ ganando la partida al crimen.La convocatoria de la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo, Asociaci¨®n por la Tolerancia y Movimiento contra la Intolerancia no es muy atractiva, para qu¨¦ vamos a enga?arnos. No es una fiesta lo que all¨ª se convoca, no se reparte cava y el grupo de asistentes no es muy nutrido. No suele participar ning¨²n representante pol¨ªtico ni estrella de la televisi¨®n. En estos actos se lee el mismo manifiesto que, en concentraciones calcadas, se lee en toda Espa?a.
Explicar¨¦ el acto del pasado martes, celebrado in memoriam del doctor Antonio Mu?oz Cari?ano, asesinado el lunes en su consulta de Sevilla.
Roberto Manrique, coordinador en Catalu?a de la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo y ¨¦l mismo v¨ªctima del atentado de Hipercor, reclam¨® el cumplimiento ¨ªntegro de las penas de los asesinos condenados a 233 a?os, a 300 a?os y a 224 a?os de c¨¢rcel, que en realidad han cumplido respectivamente 13, 13 y 8 a?os, y luego han salido a la calle, a seguir luchando por sus ideales.
Luego, Ramon Sarrias, vicesecretario del Colegio de M¨¦dicos de Catalu?a, ley¨® -lo suele hacer, despu¨¦s de cada asesinato, un representante del colectivo al que pertenec¨ªa la v¨ªctima- el manifiesto de la Asociaci¨®n por la Tolerancia. El mismo manifiesto que se lee en toda Espa?a, condoli¨¦ndose con los deudos, en repulsa del crimen y en afirmaci¨®n de libertad.
Tambi¨¦n dijo unas palabras Rodrigo Osorio, de Ens Movem, una todav¨ªa muy peque?a asociaci¨®n de pacifistas.
Luego, los 10 minutos de silencio de rigor. En el silencio, los pensamientos vuelan. Los pensamientos: iban hacia las ventanas iluminadas de los pisos en los bloques de alrededor, bajo el cielo negro. En esos pisos, las familias, los vecinos: acaban de llegar del trabajo y empiezan a preparar la cena, esa gente que a?o tras a?o, d¨¦cada tras d¨¦cada, ha ido levantado el pa¨ªs con paciencia, con resignaci¨®n, aguantando lo que le han echado, gente con una incre¨ªble vocaci¨®n de contentarse y de pasarlo bien.
Los pensamientos fueron hacia Arzalluz, Egibar, Ibarretxe y Balza: c¨²pula del PNV que el mismo lunes declaraba su determinaci¨®n de recomponer el pacto criminal de Estella. A?os atr¨¢s sol¨ªa imaginarlos como Macbeths y ladies Macbeths shakespearianos, saliendo del dormitorio de un rey acuchillado, con las manos ensangrentadas, gritando enloquecidos: "I did the deed!", "?He cometido el crimen!". Ahora ya los veo como El hombre que fue jueves: esa novela donde es tan dif¨ªcil atrapar al jefe de los conspiradores porque tambi¨¦n es... el jefe de la polic¨ªa.
Volaron hacia Atutxa, al que la primavera pasada en el Colegio de Periodistas de Barcelona, en el homenaje a L¨®pez... dijo: "He hecho examen de conciencia, pero s¨¦ que eso s¨®lo tiene valor si hay confesi¨®n de los pecados y prop¨®sito de enmienda. Y la tengo". Todos entendimos aquel s¨ªmil de catecismo. Pero seguimos esperando que hable claro, que diga lo obvio.
Iban hacia la ¨²nica salida que tiene el conflicto vasco: el aislamiento y ca¨ªda de Arzalluz y compa?¨ªa, una nueva etapa.
Iban tambi¨¦n hacia el sentido de estos actos. ?Sirven para algo? De momento han cambiado la visi¨®n del conflicto vasco que se ten¨ªa en el extranjero; acompa?an a las v¨ªctimas, galvanizan a los afectados. Movilizan. Sirven para lo que siempre han servido las manifestaciones y demostraciones.
El comando Andaluc¨ªa ha sido desarticulado, pero en Catalu?a los asesinos siguen libres, engrasando sus pistolitas, armando laboriosamente sus bombas lapa. Por desgracia, volveremos a reunirnos. La cita es: a las ocho de la tarde del d¨ªa siguiente al crimen, junto a Hipercor.
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