Los vecinos del parque
Resguardada de los malos vientos por el abrigo de su sierra y de las malas intenciones urban¨ªsticas por su condici¨®n de reserva natural, la villa de Hoyo de Manzanares se jacta hoy de no tener sem¨¢foros ni edificios que sobrepasen los diez metros de altura.De la relativa bonanza del clima se ocupan Los Picazos y la pe?a de La Tortuga. No hace falta mucha imaginaci¨®n para identificar en el perfil de la pe?a el caparaz¨®n y la cabeza erguida de este quelonio acorazado y escamoso que tal vez se qued¨® petrificado en su ruta hacia el cercano Galapagar, embobado ante la inmensidad del paisaje que desde su atalaya se divisa. Desde La Mira (1.430 metros de altura), cumbre de la Sierra de Hoyo, en cuya ladera meridional se ubica el pueblo, se puede ver la capital, si alguien tiene ese capricho, y una excepcional panor¨¢mica de la llanura madrile?a. En los d¨ªas despejados, los m¨¢s en este enclave que cuenta con el mayor nivel de insolaci¨®n de la Comunidad, la vista alcanza hasta Navalcarnero, El Escorial, las estribaciones de Gredos y las monta?as lim¨ªtrofes con Guadalajara.
As¨ª lo cuenta Jos¨¦ Ram¨®n Mendoza en un trabajo publicado en la revista Interiores de Castilla y Le¨®n, en el que invita a caminar sin prisas y a descubrir con gozo los senderos y paisajes del entorno, un entorno privilegiado por la naturaleza y protegido por el paraguas ecol¨®gico del Parque de la Cuenca Alta del Manzanares.
El t¨¦rmino municipal de Hoyo de Manzanares est¨¢ integrado dentro de los l¨ªmites del parque, lo que le confiere calidad de santuario, y ha impedido que la villa haya sufrido las secuelas de un desarrollo urban¨ªstico que ha transformado a otros pueblos de la comarca en congestionadas ciudades dormitorio con todas las desventajas de la urbe y algunas de las del campo.
Los vecinos de Hoyo est¨¢n protegidos de la degradaci¨®n medioambiental como los enebros, los alcornoques y las encinas, el tomillo, el cantueso o la jara, que cuando florece semeja un manto nevado sobre las laderas del Picazo. Protegidos como los jabal¨ªes, los buitres negros y las ¨¢guilas reales que nutren su fauna.
Un paisaje muy apropiado para la arquet¨ªpica aparici¨®n mariana. En este caso a cargo de la Virgen de la Encina, que, seg¨²n la tradici¨®n local, se le manifest¨® a un carretero sobre la copa de un ¨¢rbol que a la postre, dicen algunos descre¨ªdos, result¨® ser un alcornoque, especie arb¨®rea que por sus connotaciones despectivas no parec¨ªa adecuarse al culto. Nuestra Se?ora del Alcornoque no sonaba respetuoso ni venerable.
La iglesia de la Virgen de la Encina, edificada entre los siglos XVI y XVII, alberga hoy un centro cultural muy transitado, si bien se ha reservado uno de los brazos del templo como capilla, donde se guarda una imagen de la Virgen copia de la primitiva y desaparecida.
Un rito inici¨¢tico, m¨¢s bien pagano, que seg¨²n el citado trabajo de Mendoza sigue vivo entre los j¨®venes de Hoyo de Manzanares, es el de pasar su primera noche en libertad, fuera del domicilio familiar, acampando junto a la tot¨¦mica y emblem¨¢tica Pe?a de la Tortuga, que domina la llanura madrile?a.
Su estrat¨¦gica situaci¨®n y posici¨®n dominante debi¨® pesar en la decisi¨®n del ej¨¦rcito, que instal¨® sus cuarteles y regimientos a las afueras de la villa. El infausto recuerdo de los militantes antifranquistas fusilados hace 25 a?os en las inmediaciones s¨®lo es historia, o ni siquiera eso, para los m¨¢s j¨®venes, y a¨²n menos ser¨ªa, s¨®lo un borr¨®n del que se hizo cuenta nueva, si no fuera por la abundancia de s¨ªmbolos franquistas, r¨®tulos callejeros, monumentos a sus ca¨ªdos, yugos y flechas que parecen marcados a fuego en los umbrales del Ayuntamiento, de estilo minimalista escurialense.
Siguen all¨ª, pues hasta hace como quien dice unos d¨ªas el municipio estuvo en manos de una derecha sin modificar, gran¨ªtica como las rocas del paisaje y nost¨¢lgica del partido ¨²nico y de la "democracia org¨¢nica", una derecha que accedi¨® al poder esta vez gracias a la pluralidad de candidaturas que se da en una democracia sin adjetivos .
En Hoyo de Manzanares gobierna hoy una coalici¨®n liderada por los independientes de HST (Hoyo Somos Todos) con socialistas e izquierdistas, unidos para expulsar de su basti¨®n berroque?o a los conservadores pasados de fecha de caducidad.
Matilde Tenorio, concejala ¨²nica de IU, a cargo de las ¨¢reas de educaci¨®n, econom¨ªa, participaci¨®n ciudadana, empleo y transporte, une a sus m¨²ltiples responsabilidades las tareas de una campa?a por la erradicaci¨®n del paisaje de las alegor¨ªas y fantasmagor¨ªas franquistas, un tema que aborda estos d¨ªas una comisi¨®n municipal.
Pero el monumento m¨¢s popular de Hoyo de Manzanares no es ni religioso ni pol¨ªtico, sino gastron¨®mico y festivo, el monumento al caldero, que no es el caldero dru¨ªdico de la p¨®cima de Ast¨¦rix, sino el recipiente de su famosa caldereta en la que se guisa la carne de los novillos de las fiestas de septiembre.
Durante las fiestas patronales, los altavoces instalados en la iglesia-Casa de Cultura difunden una jornada de radio, sin radio, que conduce el barbado cantautor polimorfo y sat¨ªrico Jos¨¦ Mar¨ªa Alfaya. Por los micr¨®fonos van pasando las reinas de las fiestas y los componentes de las pe?as, las autoridades municipales y ecol¨®gicas y todos los vecinos con algo que contar a sus convecinos.
Hoyo de Manzanares no tiene radiofrecuencia, pero tiene much¨ªsima radiactividad a causa del gas rad¨®n que produce el granito. M¨¢s salut¨ªfero que da?ino, a juzgar por la buena salud y la longevidad que muestran sus casi seis mil vecinos durante las fiestas.
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