Kostunica, en claroscuro
Cuanto antes separe el grano y la paja el nuevo presidente yugoslavo, antes podr¨¢ hablarse de una Serbia que inicia su transici¨®n hacia un orden civilizado. La tentaci¨®n de achacar la confusi¨®n actual a la desorientaci¨®n del reci¨¦n llegado es inevitable. Pero la realidad es que la peligrosa situaci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs balc¨¢nico -el decisivo en la evanescente federaci¨®n con Montenegro- debe m¨¢s a la indecisi¨®n de Vojislav Kostunica, y a los intereses contradictorios de sus heterog¨¦neos apoyos, que a las circunstancias de nacimiento del nuevo poder, una insurrecci¨®n popular contra una dictadura que intentaba perpetuarse.M¨¢s de dos semanas despu¨¦s de la ca¨ªda de Slobodan Milosevic poco se sabe sobre qui¨¦n controla en realidad las fuerzas de seguridad y orden p¨²blico en Serbia. Kostunica ha acordado con los socialistas del dictador depuesto, que dominan el Parlamento, nuevas elecciones legislativas la v¨ªspera de Nochebuena; pero entretanto, el jefe del Gobierno serbio sigue siendo Mirko Marjanovic, un alter ego de Milosevic. El responsable de los servicios secretos de Milosevic, Rade Markovic, contin¨²a al tim¨®n de su siniestro negociado. La presidencia de Serbia permanece en manos de Milan Milutinovic, acusado de cr¨ªmenes de guerra por el Tribunal de La Haya. Y al frente del Ej¨¦rcito se mantiene Nebojsa Pavkovic (cuyo cese inmediato acaba de pedir el general Momcilo Perisic, expulsado por Milosevic del mismo cargo), un incondicional del d¨¦spota derrocado que, como otros muchos en Belgrado, intenta ahora reescribir apresuradamente su biograf¨ªa para atribuirse supuestos comportamientos democr¨¢ticos en los momentos culminantes de la insurrecci¨®n popular.
Kostunica no puede pretender poner a Serbia en el carril de la normalizaci¨®n con una quinta columna de semejante envergadura enquistada en el aparato decisorio. Ni ha sido elegido para ello. En el propio campo de los reformistas, la coalici¨®n opositora DOS, ya figuran personajes de muy dudosa trayectoria. Pero es preocupante que, como acaba de pactar el nuevo presidente, el control de cuatro ministerios serbios, entre ellos Interior, sea ejercido hasta los comicios del d¨ªa de Nochebuena por un comit¨¦ tripartito de la Oposici¨®n Democr¨¢tica de Serbia, los socialistas de Milosevic y el partido del perpetuo tr¨¢nsfuga Vuk Draskovic.
Kostunica ha sido incondicionalmente recibido por los l¨ªderes de la UE e invitado por la OSCE a juntar la Federaci¨®n Yugoslava a las naciones democr¨¢ticas europeas. Se le supone buena fe, pese a sus ambig¨¹edades, y tiene por delante la resoluci¨®n de complejos temas constitucionales, desde Montenegro a Kosovo, pasando por la formaci¨®n de un Gobierno federal. Pero el principal y m¨¢s urgente de sus retos, aquel cuyo retraso inspira m¨¢s inquietud, es la liquidaci¨®n del Estado delictivo y sanguinario de Milosevic. Cuenta con los poderes de la presidencia federal, que es la que nombra a la c¨²pula militar junto a los presidentes de las dos rep¨²blicas, una de las cuales, Montenegro, le da la mayor¨ªa para avanzar en el desmontaje. Y es una tarea que no admite medias tintas.
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