El Deportivo resuelve por car¨¢cter

Al m¨¢s puro estilo de la casa, con toda la agon¨ªa y la emoci¨®n de por medio, el Deportivo acab¨® hallando un gol largamente buscado para asegurarse su pase a la siguiente ronda de la Liga de Campeones. Los gallegos vivieron una noche de sufrimiento frente a un rival que, sin grandes alardes futbol¨ªsticos, se emple¨® con el orden y la entereza suficientes para obligar al campe¨®n espa?ol a un derroche de energ¨ªa. A falta de juego, el Deportivo convirti¨® el choque en una cuesti¨®n de car¨¢cter y hall¨® su premio cuando el partido afrontaba su recta final sin que se quebrara la firme resistencia del Panathinaikos.Si alguien hab¨ªa subestimado al Panathinaikos, los primeros minutos de partido sirvieron para medir la talla del conjunto griego y anunciar que el Deportivo no iba a vivir una noche de guirnaldas y matasuegras. Contra toda previsi¨®n, el Panathinaikos se meti¨® en el partido con intenciones de acaparar la pelota y mirar hacia la porter¨ªa contraria, una actitud que cogi¨® por sorpresa al Deportivo y le hizo vivir unos momentos iniciales de bastante desconcierto. El conjunto de Irureta tard¨® diez minutos en caer del caballo y tomar consciencia de la situaci¨®n, ante un rival que adelantaba la defensa hasta el medio del campo, que trataba de avanzar toque a toque y que no ten¨ªa miedo de pisar el ¨¢rea contraria

Hasta que no fue capaz de asomarse por las inmediaciones de la porter¨ªa de Chalkias, el Deportivo no se sacudi¨® el aturdimiento. Un remate de Turu Flores, que sali¨® pegado al palo, meti¨® a los gallegos en el partido. Emerson y Sampaio, extraviados al inicio, se afianzaron en el c¨ªrculo central, se traz¨® la sutura entre las l¨ªneas del equipo y el Deportivo emprendi¨® la ofensiva que se esperaba desde el primer momento. Durante diez minutos, los griegos trataron de mantenerse en pie bajo un diluvio de saques de esquina. En uno de ellos, un defensa sac¨® bajo los palos un cabezazo de Sampaio. Pandiani tambi¨¦n fall¨® un remate franco tras un excelente pase de Emerson, y Djalminha se qued¨® sin fuelle en el momento de encarar al portero tras una fabulosa carrera que ¨¦l mismo hab¨ªa iniciado en la mediana del terreno.

El Deportivo hab¨ªa intimidado a los griegos m¨¢s por car¨¢cter que por juego y, conforme se fue extinguiendo la chispa inicial, el Panathinaikos se seren¨® y gan¨® consistencia. La actitud del Deportivo sigui¨® siendo irreprochable, pero el equipo volvi¨® a desmadejarse bajo la tenaz presi¨®n de los griegos, que nunca dieron la menor concesi¨®n al adversario que recib¨ªa la pelota. El juego local se torn¨® confuso y predecible, s¨®lo sostenido por el voluntarismo general. En circunstancias as¨ª, el Deportivo siempre puede confiar en que Djalminha se saque alg¨²n conejo de la chistera. Aunque el brasile?o no rehuy¨® el liderazgo, se top¨® con la la ordenada estructura rival, que le impidi¨® jugar entre l¨ªneas, ah¨ª donde Djalma suele iluminarse.

Sin otras soluciones a mano, Irureta recurri¨® al esp¨ªritu de la guerrilla, es decir, a Scaloni y a Fernando. La pugna se hizo m¨¢s enconada, y el Deportivo empuj¨® al Panathinaikos hacia su ¨¢rea abri¨¦ndose paso a empellones y tirando del criterio que impon¨ªa Djalminha en los metros finales. Entre el empuje de unos y el talento del otro, al Depor no le faltaron oportunidades. Y, finalmente, la victoria lleg¨® por el lado del coraje: Pandiani, uno de esos uruguayos que se comen el c¨¦sped, se elev¨® para recoger un centro de Fernando y meti¨® la cabeza para desviar la pelota hacia la escuadra a s¨®lo ocho minutos de la conclusi¨®n. A falta de f¨²tbol, el Depor sentenci¨® por car¨¢cter.