Harriet Iragi, en Sevilla

Qu¨¦ pintaba Harriet Iragi en Sevilla es algo que desaf¨ªa la l¨®gica.Vivo en un pa¨ªs en el que ese asesino estar¨ªa cumpliendo condena todav¨ªa, por no mencionar el hecho de que, probablemente, no le habr¨ªan ca¨ªdo s¨®lo cinco a?itos. Y ni siquiera cumpli¨® los cinco a?os. A sus v¨ªctimas no se les hab¨ªa pasado el susto y ¨¦l ya andaba por la calle despu¨¦s de un arresto.

Uno de los principales problemas en Espa?a es el detestable estado de la justicia, como atestiguan la baja calificaci¨®n que merece para los ciudadanos y el que sea uno de los principales motivos de queja ante el Defensor del Pueblo. Deber¨ªa ser, pues, prioritario para el Gobierno que nuestro sistema de justicia sea digno de un pa¨ªs avanzado como Espa?a. Por cierto, que mejorar la justicia no significa inventarse nuevas leyes contraterroristas, de constitucionalidad dudosa, que no se van a cumplir por la inoperancia del sistema, sino hacer el sistema operante para que haga cumplir las leyes que ya existen.

Me gustar¨ªa que el espacio de tiempo entre delito y juicio fuera breve. Me gustar¨ªa que los terroristas cumplieran su condena ¨ªntegramente (por cierto, que es una promesa electoral de cierto partido al que no vot¨¦, ni votar¨¦ en la vida, pero que tiene esa deuda conmigo y con todos los ciudadanos espa?oles). Creo que esto es esencial para la cicatrizaci¨®n de las heridas de las v¨ªctimas. Si esto fuera as¨ª, Iragi no podr¨ªa haber actuado en Sevilla el otro d¨ªa.- Jos¨¦ V. Arg¨¹ello. Chicago (EE UU).