Bush y Gore vuelven a los Estados que cre¨ªan seguros ante el retroceso en sus propias filas
A 11 d¨ªas de la gran cita electoral para decidir qui¨¦n se convertir¨¢ en el 43? presidente de EE UU, la incertidumbre sobre el resultado final sigue siendo protagonista de la campa?a. Nadie comprende por qu¨¦ a estas alturas de la pel¨ªcula ninguno de los dos candidatos, el dem¨®crata Al Gore y el republicano George W. Bush, consigue distanciarse del rival en las encuestas, aunque esta semana el gobernador de Tejas termine con una ligera ventaja en casi todos los sondeos, inapreciable si se aplica el margen de error. Ante esta situaci¨®n, el ciudadano medio comienza a ironizar sobre la conveniencia de suspender la votaci¨®n y decidir el resultado "a cara o cruz".
La perplejidad en que est¨¢ sumida la ciudadan¨ªa afecta por igual a los cuarteles generales de los dos candidatos, que ya no saben qu¨¦ recomendar a sus pupilos para adelantarse en la carrera. En elecciones anteriores, a s¨®lo 10 d¨ªas del D¨ªa D, los aspirantes a la Casa Blanca concentraban sus esfuerzos en un n¨²mero de Estados, nunca superior a la media docena, cuyos votantes podr¨ªan bascular hacia uno u otro bando. En esta elecci¨®n, las cosas no est¨¢n claras en una quincena de Estados y no quedan d¨ªas para visitar todos, a pesar de que tanto Gore como Bush recorren todos los d¨ªas, en un pa¨ªs de dimensi¨®n continental, una media superior a los 1.500 kil¨®metros.La lucha es tan re?ida y la indecisi¨®n de los votantes es tan acusada, que los candidatos tienen que desplazarse a territorios que hace meses consideraban como seguros para volver a machacar su mensaje. Esta misma semana, Al Gore, hijo predilecto de Tennessee, tuvo que regresar a su tierra, donde su familia reside desde hace generaciones y cuyo padre sirvi¨® brillantemente los intereses estatales en el Senado de Washington, en un intento desesperado de asegurarse los 11 votos del Estado en el Colegio Electoral, instituci¨®n que constitucionalmente elige al presidente y vicepresidente. Por su parte, el mismo d¨ªa, Bush dedicaba sus esfuerzos a Florida, Estado gobernado por su hermano Jebb y que, hasta hace poco, estaba en la lista segura de los republicanos y que, a 10 d¨ªas del 7 de noviembre, empieza a vacilar como consecuencia de la emigraci¨®n a sus ciudades de miles de profesionales de otras partes del pa¨ªs, cuyas intenciones de voto constituyen una inc¨®gnita.
Las incursiones a terrenos que ambos candidatos daban por conquistado hace s¨®lo unas semanas les impide dedicar todos sus esfuerzos a los llamados battleground States o Estados de primera l¨ªnea, que son los que van a decidir la elecci¨®n, como, por ejemplo, Michigan (18 votos electorales), Wisconsin (11), Washington (11), Oreg¨®n (7), Ohio (21), Pensilvania (23) y Virginia Occidental (5).
Esta vez no
Por su tradici¨®n liberal y su comportamiento electoral en pasadas elecciones, varios de estos Estados deber¨ªan estar claramente al lado de Gore. Pero esta vez no ocurre. El vicepresidente tiene que luchar en algunos de ellos, Oreg¨®n, Washington (Estado, no la capital federal) y Wisconsin con un enemigo inesperado, el candidato de Los Verdes, Ralph Nader, cuyas posturas progresistas y antiestablishment han calado hondo en un sector clave de la poblaci¨®n, y, en otros, de honda tradici¨®n sindical, como Michigan, que alberga en Detroit el cuartel general de la industria automovil¨ªstica norteamericana, y Virginia Occidental, Estado carbon¨ªfero por excelencia, donde las posturas ecol¨®gicas de Gore frente al motor de combusti¨®n y anti-contaminaci¨®n no son precisamente una buena tarjeta de visita ante los trabajadores de ambos Estados, a pesar de que el candidato dem¨®crata tiene el apoyo oficial de la confederaci¨®n sindical AFL-CIO y del sindicato de trabajadores del autom¨®vil. Consciente de esa debilidad de Gore, los republicanos han contratado los servicios del popular ex presidente de Chrysler, Lee Iacocca, que, en unos anuncios televisivos, arremete contra el candidato dem¨®crata, cuya pol¨ªtica ecologista, dice, "constituye una amenaza para los puestos de trabajo del Estado". "Al Gore puede considerar el coche como un enemigo, pero en Michigan nos asegura el puesto de trabajo", afirma Iacocca en uno de los spots.Los avances del iconoclasta y ¨¢rabe-americano Nader en el Oeste podr¨ªan hacer peligrar la victoria de Gore en California, la joya de la corona en la lista del vicepresidente, sin cuyos 54 votos electorales, el candidato dem¨®crata perder¨ªa irremisiblemente la Casa Blanca.
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