Los maestros enferman en las aulas
El 80% de los profesores de centros p¨²blicos se?ala los trastornos psicol¨®gicos como su mayor problema
Obligados hasta los 16
La escuela espa?ola incuba un mal que en pa¨ªses cercanos ya es una epidemia. El maestro empieza a sentirse desbordado como fuente de autoridad y de conocimientos frente a un alumno cada d¨ªa m¨¢s desafiante. El resultado es que el 25% de los 600.000 profesores de primaria y secundaria que hay en la ense?anza p¨²blica espa?ola toma una baja oficial o circunstancial cada a?o, seg¨²n el estudio m¨¢s completo que se ha hecho hasta ahora en Espa?a, elaborado por Comisiones Obreras en 17.157 centros p¨²blicos no universitarios de todo el Estado; apenas un 3% de ¨¦stas se justifica en el estr¨¦s. Pero los expertos saben que son problemas asociados a este s¨ªndrome muchas de las dolencias de garganta, digestivas o m¨²sculo-esquel¨¦ticas que padecen. Ocho de cada 10 docentes se?alan los problemas psicol¨®gicos como el mayor riesgo de su actividad.A¨²n est¨¢ recuper¨¢ndose del trago un profesor de una escuela-taller del Ayuntamiento de Madrid al que seis alumnos acorralaron en su despacho, amenazaron con un palo y destrozaron sus pertenencias por haber expulsado de clase a uno de ellos. El fiscal ha pedido esta semana dos a?os de c¨¢rcel para cada uno de los seis j¨®venes agresores. De la misma manera se recupera, despacio, tras una baja laboral por depresi¨®n, una docente de secundaria madrile?a que resume en su relato el efecto de la gota malaya de la indisciplina en su autoestima: "Hay clases en las que no existes. Antes pod¨ªa haber un alumno conflictivo, o dos. Ahora tienes a toda la clase en tu contra cuando tomas alguna medida. El a?o pasado ya no pude m¨¢s", relata desahog¨¢ndose. "Cuando intentaba expulsar a un chico, tranquilamente me dec¨ªa que no, que no se iba. Y all¨ª se quedaba sin que yo pudiera hacer nada. Llamaba a su padre y la respuesta era siempre la misma: 'Ojo, mi hijo es de notable y de sobresaliente. Tenga cuidado con lo que hace con ¨¦l'. A esto yo s¨®lo pod¨ªa contestarle que hablara con ¨¦l y le explicara para qu¨¦ se viene al instituto".
Matonismo
La tarea no es f¨¢cil, ni para el padre, ni para ella, reconoce esta profesora de idiomas de 54 a?os. "?C¨®mo convenzo yo a un ni?o de que aprenda ingl¨¦s si me dice que va a ser alba?il y que viene a clase porque le obligan?". La falta de motivaci¨®n de algunos alumnos obligados por ley a estudiar hasta los 16 a?os es un argumento constante entre los profesionales.El estudio de CC OO revela que son las mujeres las m¨¢s afectadas por las bajas en el ¨¢mbito escolar. "Pero que a nadie le extra?e", apunta Blanca Garc¨ªa, miembro de la Asociaci¨®n Espa?ola de Profesores de Secundaria. "No es que seamos m¨¢s fr¨¢giles. Es que con un t¨ªo cuadrado que les hace frente no se atreven y con nosotras s¨ª".
Las autoridades educativas dicen ser conscientes de esta situaci¨®n. "Hay un desajuste entre las demandas sociales y los apoyos que pide el profesorado. La escuela da mucho de s¨ª, pero se le est¨¢ exigiendo demasiado", admite Jos¨¦ Luis Mira, director general de Educaci¨®n, Formaci¨®n Profesional e Innovaci¨®n Educativa. En aras de "mejorar la calidad de la ense?anza" y de "dignificar la profesi¨®n docente", Mira recuerda que la ministra de Educaci¨®n ya anunci¨® un plan de calidad "que podr¨ªa estar listo a lo largo del pr¨®ximo a?o".
Docentes y familias van m¨¢s all¨¢ en el planteamiento del debate. Entienden que el propio modelo educativo est¨¢ a punto de sucumbir ante los cambios sociales. En el Reino Unido apenas quedan profesores nativos; tienen que contratarlos en Australia o Nueva Zelanda. En Holanda, alg¨²n centro se ha planteado reducir el periodo lectivo semanal a cuatro d¨ªas ante la ausencia de ense?antes. En Espa?a, pocos tienen hoy la vocaci¨®n de partirse el pecho por un alumno que llega a la escuela sin apenas normas inculcadas en la familia, obligado por ley a estudiar hasta los 16 a?os aunque no le interese, o en otros casos, con una conexi¨®n a Internet en casa que le permite, si quiere, corregir a su profesor en plena clase. El sueldo nunca fue una compensaci¨®n como bien recoge el refranero.
?stas son las circunstancias que descolocan hoy a los ense?antes, coinciden ellos en se?alar. El cansancio y la p¨¦rdida de autoridad lleva a muchos a la consulta del psiquiatra. Sin ir tan lejos, acusan un tipo de estr¨¦s que ya ha sido bautizado en todo el mundo como el s¨ªndrome del burn out, o del maestro quemado, caracterizado por un cansancio f¨ªsico y psicol¨®gico que les dificulta desempe?ar su tarea.
Tras 24 a?os de ejercicio, una profesora de 57 a?os compara su baja por depresi¨®n con el de un ca¨ªdo en combate: "Como yo, muchos maestros se van quedando en el camino", dice. "No pod¨ªa conseguir que aquello pareciera una clase. Ten¨ªa que ponerme r¨ªgida como un sargento y hacer un esfuerzo sobrehumano para que me escucharan".
La crisis comenz¨® cuando empez¨® a trabajar en un colegio de la localidad barcelonesa de Hospitalet, con un tipo de alumnos procedentes de un medio social conflictivo. El primer indicio de que algo andaba mal fue la sensaci¨®n de profunda ansiedad, cansancio f¨ªsico y nerviosismo. "No pod¨ªa dominar la situaci¨®n ni a los alumnos. En algunas clases de tercero y cuarto de la ESO (ense?anza secundaria obligatoria) hay chavales que tienen dificultad para leer y escribir; otros que rechazan la idea de estudiar y no tienen h¨¢bitos de estudio. Si en un aula coincide una mayor¨ªa de alumnos que no est¨¢ motivada, la clase se transforma en una pantomima".
En el colegio donde ejerce esta docente hubo ocho bajas laborales por estr¨¦s en un a?o, cuenta una de sus colegas, profesora de Arte. "He visto a chicos que tratan a sus profesores como est¨²pidos o payasos, o que lanzan sillas por las ventanas. Algunos chavales se niegan a trabajar. Ya nadie quiere ser profesor. ?sta es una profesi¨®n muy desprestigiada", lamenta.El conflicto, al parecer, se registra a todos los niveles educativos, p¨²blicos y privados; si bien, m¨¢s acusadamente, en la ense?anza secundaria. "Las causas hay que buscarlas desde la masificaci¨®n de los institutos hasta en las caracter¨ªsticas de la propia adolescencia", se?ala Rafael Villanueva, psicopedagogo y uno de los autores del estudio de CC OO. Pero recalca que "uno de los problemas m¨¢s claros es que hoy se dan unas condiciones sociofamiliares que no propician el esfuerzo m¨ªnimo". Y se explica: "Los padres no tienen ni tiempo ni posibilidades de ejercer la capacidad educativa. Como consecuencia, los chicos y las chicas no tienen normas, llegan a la escuela sin normas. No decimos que la familia sea ahora peor; s¨®lo que el trabajo educativo es m¨¢s complicado", sostiene Villanueva.
Al desinter¨¦s por el estudio se une, cuenta el psicopedagogo, un culto al "matonismo", una intimidaci¨®n entre alumnos, hasta hace poco impensable en Espa?a a menos que fuera como un espect¨¢culo televisivo importado. El defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Javier Urra, acaba de solicitar a la Consejer¨ªa de Educaci¨®n que frene las extorsiones que sufren algunos alumnos por parte de sus compa?eros tras haber recibido varias denuncias al respecto.Que en los colegios falta disciplina lo acaban de reconocer hasta los estudiantes en la encuesta reciente del Instituto de Evaluaci¨®n y Asesoramiento Educativo (Idea).
A Villanueva le viene a la memoria un trabajo de la Universidad de Comillas en el que una de las cosas que ped¨ªan los estudiantes era que el profesor reconociera sus equivocaciones. Se acab¨® el sistema r¨ªgido vertical de transmisi¨®n de conocimientos. Los nuevos sistemas de informaci¨®n lo han dinamitado. "Quiz¨¢ deber¨ªamos replantear la docencia", reflexiona. "Recuperar la figura del profesor como un modelo para entender la vida, insistir en un planteamiento educativo m¨¢s que como ense?ante. Un educador, sobre todo, de la convivencia".
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