Saltando barreras
La aseguradora DKV emplea a 12 discapacitados f¨ªsicos en trabajos de atenci¨®n al cliente
Como cada d¨ªa, a las seis y media de la ma?ana, Pablo Fern¨¢ndez se dirig¨ªa al aeropuerto a trabajar montado en su Suzuki 500. Es un apasionado de las motos -sigue a ?lex Crivill¨¦ desde que empez¨®- pero aquel d¨ªa el destino le jug¨® una mala pasada: tuvo un accidente y la m¨¦dula espinal le qued¨® afectada. Desde entonces vive sentado en una silla de ruedas, pero sus pasiones siguen intactas. Lo que m¨¢s echa de menos es ir en moto, y asegura que en dos a?os piensa adaptarse una para poder conducir de nuevo sobre dos ruedas. Entonces, cuando tuvo el accidente era vigilante del aeropuerto de El Prat, ahora trabaja en el Centro de Atenci¨®n Telef¨®nica (CAT) de la empresa aseguradora DKV Previasa, gestionado por la fundaci¨®n Integralia. Este centro de atenci¨®n al cliente, desde su creaci¨®n, en enero de este a?o, est¨¢ atendido ¨ªntegramente por personas con discapacidades f¨ªsicas.Pablo es uno de los 12 trabajadores que atienden las 900 llamadas que recibe cada d¨ªa de media el centro de asistencia, que ofrece a los clientes de DKV (seguros de salud) la posibilidad de ponerse en contacto con la compa?¨ªa y obtener autorizaci¨®n telef¨®nica para actos m¨¦dicos, da informaci¨®n sobre la p¨®liza contratada, explica c¨®mo se presentan reclamaciones y c¨®mo se gestionan los siniestros, entre otros tr¨¢mites.
Aparte de trabajar siete horas por la tarde en el CAT, Pablo se est¨¢ preparando para el acceso a la universidad. Quiere estudiar Empresariales: "Siempre hab¨ªa querido estudiar, es un reto. Me gustar¨ªa jubilarme haciendo una carrera". Lo tiene claro: la vida de estudiante es la mejor. En marzo se ir¨¢ a vivir a un piso de protecci¨®n oficial totalmente adaptado y har¨¢ el examen de acceso para mayores de 25 a?os. "Las barreras arquitect¨®nicas son el ¨²nico problema con el que me encuentro. Hay bares de copas por donde antes iba y ahora no puedo", se?ala. Aunque lo primero que hizo tras un a?o de hospitalizaci¨®n fue irse todo el fin de semana de marcha.
La legislaci¨®n espa?ola obliga a las empresas de m¨¢s de 50 trabajadores a tener en su plantilla un 2% de discapacitados y subvenciona este tipo de contratos. "Las dificultades que implica contratar a un discapacitado frente a un no discapacitado frenan la integraci¨®n laboral de estas personas. Adem¨¢s, muchas empresas no est¨¢n adaptadas", explica Cristina Gonz¨¢lez, directora de Integralia. Por ello, esta fundaci¨®n ha puesto en marcha el CAT, su primer proyecto concebido como un sistema de atenci¨®n multicanal.
La entidad no pretende ser un centro de beneficiencia, sino un puente para la inserci¨®n laboral de discapacitados. Por ello, habr¨¢ una rotaci¨®n del 25% anual de su plantilla, con lo que se pretende llegar a crear 45 puestos de trabajo en los pr¨®ximos tres a?os. "Cuando los empleados tengan experiencia laboral, la idea es que empiecen a trabajar en empresas ordinarias", explica Gonz¨¢lez.
Eva Arroyo siempre ha trabajado en el servicio de atenci¨®n al cliente. Un tumor en la cabeza le afect¨® la movilidad de la mano izquierda. A sus 26 a?os lleva ya 11 sin poder mover la mano, lo que le impide desarrollar trabajos de precisi¨®n. Asegura que no encuentra dificultades en la vida por ello: "Me ense?aron a abrocharme los zapatos con una mano. Y as¨ª me adapto a todo". Ahora espera un coche para adecuarlo a sus necesidades, as¨ª no tendr¨¢ que levantarse cada d¨ªa a las cinco de la ma?ana para llegar a trabajar a las ocho.
Las dificultades para acceder al mundo del trabajo inciden especialmente en dos tipos de discapacitados: los que han sufrido accidentes y deciden autoexcluirse y aquellos cuyas familias los mantienen sobreprotegidos sin posibilidad de formarse. No es el caso de Carlos Javier Cipr¨¦s, quien decidi¨® buscar trabajo porque en casa se aburr¨ªa. Hace tres a?os, cuando ten¨ªa 22, un accidente lo dej¨® en una silla de ruedas. Tras unos a?os de recuperaci¨®n, decidi¨® lanzarse al mundo laboral. Sus aspiraciones segu¨ªan inalteradas: quer¨ªa ser administrativo. Pero no encontr¨® nada por falta de experiencia y porque "las instalaciones de las empresas no est¨¢n adaptadas y no puedes acceder al lugar de trabajo. Otra barrera, aparte de la inexperiencia", se?ala. Ahora lleva ya un tiempo en el servicio del CAT y, como la mayor¨ªa de sus compa?eros, hace una jornada intensiva de siete horas. Aunque algunos de los empleados, como Mar¨ªa Jos¨¦ Carb¨®, estudian y hacen un horario reducido.
Mar¨ªa Jos¨¦ Carb¨® estudia primero de Trabajo Social en la universidad, y s¨®lo trabaja cuatro horas al d¨ªa en el centro. ?ste es su primer trabajo, y le gusta, pero quiere convertirse en asistenta social para trabajar con gente con disminuciones. Tiene una par¨¢lisis de su extremidad derecha y es muy consciente de sus posibilidades: "A un supermercado no voy a enviar el curr¨ªculo. Te diriges a aquel lugar donde sabes que puedes trabajar", afirma. Y cuando le llamaron del Centro de Atenci¨®n Telef¨®nica no se lo pens¨® dos veces.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.