El Athletic se arruga
El Athletic evidencia los s¨ªntomas habituales de la desconfianza: se arruga como un papel mojado, se esconde como un equipo asustado y se escuda en las circunstancias (el f¨²tbol es as¨ª, y cosas por el estilo) para evadir la responsabilidad individual y colectiva. No es un equipo dado a la autoestima, sino proclive al azar de los circunstancias, a la apelaci¨®n testicular cuando pintan bastos y al paroxismo filos¨®fico cuando triunfan oros. En ese debate se va asomando al precipicio y las referencias son peligrosas: la Liga se aprieta y nadie se ve a salvo de circunstancias irresolubles. El Atl¨¦tico ha abierto los ojos a los clubes que se consideraban inviolables en la clasificaci¨®n. Quien se asoma al precipicio corre el riesgo de un traspi¨¦s o de sucumbir al v¨¦rtigo.La calidad del equipo, con algunos jugadores notables (Joseba Etxeberria, Guerrero, Urzaiz, Ezquerro, Urrutia, Alkiza) ha ocultado las carencias de un colectivo en el que militan futbolistas sin opciones fuera del mercado vasco. Por eso ha sobrevivido el Athletic a ¨¦pocas funestas (Stepanovic o el ¨²ltimo ejercicio de Luis Fern¨¢ndez), merodeando el abismo y salvado in extremis por la aportaci¨®n individual de futbolistas singulares.
El problema de la presente temporada es que buena parte de esos jugadores han reducido su aportaci¨®n ostensiblemente. Joseba Etxeberria o Guerrero resultan irreconocibles; otros futbolistas limitados han bajado la guardia y ya no superan el list¨®n exigible a un equipo mediano de la categor¨ªa.
Hay algunos datos reveladores. Los tres futbolistas que acumulan el mayor n¨²mero de tarjetas son precisamente los que observan una mejor disposici¨®n y forma f¨ªsica. Urrutia, Urzaiz y Alkorta soportan el equipo tanto en lo futbol¨ªstico como en lo disciplinario. De los tres depende construir y destruir, mientras el resto asiste at¨®nito al espect¨¢culo. Defensivamente, el Athletic es una ruina en el juego a¨¦reo, desmontando el t¨®pico de la cadena de producci¨®n de centrales de Lezama. El alarde f¨ªsico -otro t¨®tem rojiblanco- tambi¨¦n est¨¢ en entredicho. El Athletic sucumbe en los segundos tiempos con estr¨¦pito: una mezcla de miedo esc¨¦nico y de falta de recursos f¨ªsicos que no conduce a ninguna parte.
La encrucijada rojiblanca pasa por replantearse la pol¨ªtica de fichajes (muchos de ellos han resultado m¨¢s est¨¦ticos que productivos, frenando la progresi¨®n de la cantera). Las circunstancias deportivas han variado. Su antigua hegemon¨ªa, en una comunidad de apenas dos millones y medio de personas, se comparte ahora con otros tres equipos (Real Sociedad, Osasuna y Alav¨¦s) en clara progresi¨®n social. El f¨²tbol europeo camina en direcci¨®n contraria al Athletic y eso cuando menos reclama un sosegado debate econ¨®mico y deportivo (las cuentas del Athletic cada vez cuadran con mayor dificultad). Mientras tanto, el Athletic emite se?ales de peligro y muestras de miedo. Aunque no haya perdido a¨²n la calma.
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