Gore y Bush, ?dos caras de la misma moneda?
Aunque cueste advertirlas lejos de EE UU, las diferencias entre los candidatos son muchas y sustanciales
Ralph Nader, el candidato presidencial de Los Verdes, lo tiene claro. El dem¨®crata Al Gore y el republicano George W. Bush son dos caras de la misma moneda, cuya ¨²nica diferencia reside, seg¨²n ¨¦l, "en la velocidad con la que se arrodillan ante los intereses de las grandes corporaciones". Para Nader, ambos deber¨ªan presentar una candidatura ¨²nica bajo la denominaci¨®n de Republicrats, una contracci¨®n de los nombres de los dos partidos. Son Tweedledum y Tweedledee, t¨¦rminos utilizados para definir a dos personas que defienden lo mismo con nombre distinto.Pero ?realmente es as¨ª? ?Se parecen tanto los candidatos como pretende el iconoclasta candidato de Los Verdes? Desde los trasnochados presupuestos de cierta izquierda europea anticapitalista y, por ende, visceralmente anti-norteamericana, puede que s¨ª. Desde la realidad estadounidense, la situaci¨®n es muy otra. Las diferencias existen y son m¨¢s que sustanciales. El hecho de que ninguno de los dos candidatos logre entusiasmar a sus conciudadanos se debe m¨¢s a su personalidad, o falta de ella, que a la ausencia de programas diferenciados.
En realidad, las elecciones de 2000 presentan en el fondo el mismo debate presente en el pa¨ªs desde la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n en 1787. Dos bloques con dos filosof¨ªas distintas con programas en pro y en contra de los grandes temas del momento. Alexander Hamilton y Thomas Jefferson. Los derechos de los Estados frente al poder del Gobierno federal. Confederaci¨®n frente a Uni¨®n. Abraham Lincoln y Jefferson Davis. Aislacionismo frente a multilateralismo. Harding-Wilson. Integraci¨®n frente a segregaci¨®n. Kennedy y Johnson frente al sur. El individuo y el mercado frente al intervencionismo del Gobierno central. Reagan frente a Carter.
Las elecciones de 2000 no son, pues, b¨¢sicamente distintas de sus predecesoras. Una vez m¨¢s, dos filosof¨ªas perfectamente diferenciadas est¨¢n en litigio. Lo que pasa es que, desde la revoluci¨®n conservadora de Ronald Reagan de los a?os ochenta, las aristas est¨¢n m¨¢s limadas, especialmente despu¨¦s de la aparatosa derrota sufrida por los dem¨®cratas en 1988 con su candidato Michael Dukakis, representante de la izquierda del partido, a manos de George Bush, padre del actual aspirante republicano. Como en el resto del mundo, los dos partidos tradicionales han girado al centro, sin que eso signifique que las diferencias hayan desaparecido, ni que los programas defendidos por Gore y Bush se diferencien s¨®lo en los matices, como pretende Nader.
Una vez m¨¢s, el programa republicano est¨¢ basado en la libertad de elecci¨®n del individuo en lo referente a la educaci¨®n, sanidad y pensiones, mientras que el dem¨®crata aboga por una intervenci¨®n del poder federal para conseguir una mayor justicia social y una mejor distribuci¨®n de la riqueza. Ambos se roban ideas que, tradicionalmente, formaban parte del pedigr¨ª del adversario. Los dem¨®cratas se apuntan ahora entusi¨¢sticamente a la reducci¨®n del d¨¦ficit presupuestario y al pago de la deuda nacional, dogmas republicanos en el pasado, mientras que los republicanos defienden con fruici¨®n la reforma educativa, la de la sanidad y la del sistema de pensiones, causas por las que sus grandes promotores dem¨®cratas, Franklin Delano Roosevelt y Lyndon B. Johnson, fueron acusados por sus rivales de "peligrosos socialistas".
Gore defiende una potenciaci¨®n de la escuela p¨²blica con la contrataci¨®n de 100.000 nuevos maestros, lo que le ha merecido el apoyo del sindicato de este colectivo. Bush apoya, por el contrario, la creaci¨®n de bonos escolares para que los padres env¨ªen a sus hijos a los centros de su elecci¨®n si ¨¦stos no obtienen en la escuela p¨²blica los resultados apetecidos. El republicano quiere una reducci¨®n de impuestos generalizada por un total de 1,6 billones de d¨®lares, un tercio del super¨¢vit previsto en los pr¨®ximos 10 a?os, m¨¢s la supresi¨®n del impuesto de patrimonio.
El dem¨®crata aboga por bajar los impuestos s¨®lo a las familias de rentas medias y bajas para poder dedicar una parte importante del super¨¢vit al pago de la deuda. En el tema de pensiones, las diferencias son abismales. Bush pretende que los j¨®venes puedan dedicar parte de sus cotizaciones a la Seguridad Social a inversiones en bonos y acciones con el fin de conseguir un mayor rendimiento a su dinero, que en el fondo estatal de pensiones s¨®lo renta el 2%. Gore, por su parte, quiere dedicar la totalidad del super¨¢vit de la Seguridad Social, aproximadamente un bill¨®n de d¨®lares, al pago de la deuda en los pr¨®ximos 12 a?os. Y as¨ª sucesivamente.
S¨®lo en el tema de la pena de muerte ambos candidatos coinciden. Los dos se declaran partidarios y s¨®lo el tercero en discordia, Nader, en contra. En pol¨ªtica exterior, el enfoque tambi¨¦n es diferente. El republicano defiende, ante la inquietud de sus aliados europeos, un cierto aislacionismo y repliegue de Estados Unidos dentro de sus fronteras para intervenir en el exterior s¨®lo cuando la seguridad nacional se vea afectada, como, por ejemplo, con el suministro de crudo procedente de Oriente Pr¨®ximo.
El tema del aborto y el de la protecci¨®n al medio ambiente son otros temas donde las divergencias son manifiestas. As¨ª, mientras Gore apoya firmemente el derecho de elecci¨®n de la mujer y se muestra a favor del aborto, incluso en los ¨²ltimos meses de embarazo, si se garantiza la salud de la madre, Bush, por su parte, s¨®lo lo admite en caso de incesto, violaci¨®n o cuando la vida de la madre est¨¢ en peligro. El primero se opone frontalmente a la introducci¨®n de una enmienda constitucional para prohibir los abortos, mientras que el republicano est¨¢ a favor, aunque reconoce que no existe el suficiente apoyo popular para la medida.
En cuanto al medio ambiente, Gore se ha ganado la enemistad de las grandes petroleras, petroqu¨ªmicas y el resto de las industrias contaminantes por sus claras posiciones ecologistas. Esas industrias adoran, sin embargo, al gobernador Bush, antiguo propietario de empresas petroleras que, durante su mandato en Tejas, ha conseguido que la ciudad m¨¢s importante del Estado sobrepase incluso a Los ?ngeles en ¨ªndices de contaminaci¨®n. Su propuesta anti-medio ambiente m¨¢s espectacular es la apertura a la prospecci¨®n petrolera de la reserva natural del ?rtico, en Alaska, una de las pocas zonas todav¨ªa v¨ªrgenes del planeta.
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