Un escritor italiano hace del inquisidor Eymerich un personaje de 'best seller'

Neonazis, c¨¢taros, experimentos gen¨¦ticos, tr¨¢fico de ¨®rganos y un inquisidor del siglo XIV como centro de todo ello son los ingredientes de Las cadenas de Eymerich (Grijalbo), novela del italiano Valerio Evangelisti y parte de una serie protagonizada por el fraile dominico del t¨ªtulo. Nicolau Eimeric (o Eymerich) es un personaje hist¨®rico: nacido en Girona en 1320, dedic¨® su vida a perseguir a brujas y herejes y escribi¨® el c¨¦lebre Directorium inquisitorum, manual de inquisidores. Ahora, el ¨¦xito europeo de las novelas de Evangelisti sobre el personaje ha llevado incluso a la reedici¨®n en Francia del viejo libro del inquisidor, en la edici¨®n preparada en su d¨ªa por el conocido historiador Llu¨ªs Sala-Molins.

Las novelas sobre Eymerich de Evangelisti (Bolonia, 1952) son abracadabrantes intrigas en las que se mezclan pasado y presente, con elementos de ciencia-ficci¨®n, terror y fantas¨ªa, y dosis de thriller. Las influencias son numerosas: de Lovecraft a Michael Crichton, pasando por los inevitables frailes de Eco. Por esta serie se le reconoce ya a Evangelisti en Italia y Francia como una voz importante en la nueva fantas¨ªa europea, que trata de lograr un lugar al sol en un g¨¦nero tradicionalmente copado por los escritores anglosajones. Lo m¨¢s interesante del caso es que Evangelisti ha convertido a un personaje siniestro de nuestra historia, el inquisidor Eymerich, en hombre de moda en la literatura popular. El fen¨®meno ha ido tan lejos que, aparte de que se prepara una pel¨ªcula, ha llevado, explica en Barcelona el autor, a la reedici¨®n en Francia del tratado inquisitorial de Eymerich en la edici¨®n preparada y comentada por Sala-Molins. Ese trabajo del conocido historiador catal¨¢n, que reside en Francia y es una de las personas que mejor conocen la figura de Eymerich, es obra de referencia en los estudios sobre la inquisici¨®n (en Espa?a lo public¨® Muchnik). "Sala-Molins y yo somos buenos amigos", dice Evangelisti; "¨¦l es un entusiasta de que use a Eymerich en mis novelas".

"Escog¨ª a Eymerich como personaje porque me interesaba como signo de la intolerancia en Europa", explica; "adem¨¢s, me atra¨ªa el nombre, con ese sonido seco, como de golpe de fusta". Eymerich fue inquisidor general de la corona catalano-aragonesa y sirvi¨® a los papas de Avi?¨®n convirti¨¦ndose en el te¨®logo oficial de la curia. Persigui¨® a herejes y brujas y su manual inquisitorial (1376), que expon¨ªa el procedimiento del Santo Oficio e inclu¨ªa una lista de 20 obras de Ramon Llull denunciadas por el dominico como her¨¦ticas, tuvo un ¨¦xito enorme.

El novelista no ve ning¨²n rasgo positivo en la figura hist¨®rica: "No, y no estoy de acuerdo con una serie de historiadores actuales que tratan de justificar a la Inquisici¨®n. Eymerich es un personaje negativo de la historia de Europa y de la humanidad". La criatura literaria es muy semejante a la hist¨®rica, con sus mismas siniestra inteligencia y vasta cultura, aunque su creador subraya que el suyo no deja de ser un personaje de fantas¨ªa. A los lectores les fascina Eymerich, considera Evangelisti, porque "puede hacer el mal de manera ilimitada y, haci¨¦ndolo, pasar por bien; es un idealista cruel cuyo fanatismo alude al estalinismo y el nazismo, y tiene un punto esquizoide muy acorde con nuestro tiempo".

"Las historias que me he inventado con Eymerich de protagonista", contin¨²a, "son un divertimento, con muchos elementos de fantaciencia; algo un punto loco, escrito con mucha libertad. He escrito ya siete novelas sobre Eymerich m¨¢s un libro de relatos, y la serie continuar¨¢".

De la mezcla que hace en sus novelas, Evangelisti dice que no cree que la literatura de g¨¦nero pueda sobrevivir sin salir de sus fronteras. Explica que en Italia s¨®lo ahora comienza a ser posible escribir obras de ciencia ficci¨®n y fantas¨ªa sin complejos. Evangelisti reconoce la fuerte influencia de H. P. Lovecraft, al que ha dedicado varios ensayos, y se?ala que el escritor de Providence ha sido presentado injustamente en Italia bajo la bandera de la extrema derecha, y reivindicarlo ha llevado tiempo. Aprecia que el escritor vuelve a estar de moda -como prueba, el inter¨¦s de, por ejemplo, Houllebecq-, lo que relaciona con "el muy contempor¨¢neo terror fr¨ªo de sus relatos", en contraposici¨®n al "terror caliente" (de la descomposici¨®n) de Poe.