Antiguos y nuevos alumnos valencianos
He vuelto a dar clases en Valencia. Lo hice durante nueve cursos y lo interrump¨ª hace veinte. Me ha alegrado mucho volver y me he entregado a ello como sol¨ªa. He visto desde la distancia arraigar a muchos de mis antiguos alumnos en la universidad valenciana o no. Alguna satisfacci¨®n me ha embargado cuando he visto que mi Facultad de Econ¨®micas se encaramaba -otro d¨ªa dar¨¦ datos- entre los cuatro centros que producen m¨¢s investigaci¨®n de toda Espa?a. Me entristece, en cambio, la impresi¨®n que recojo que a lo mejor no todo est¨¢ yendo tan y tan bien, seg¨²n me confirma Mart¨ªnez Serrano. Me alegr¨® que fuera de la facultad muchos alumnos tuvieran altos cargos en el socialismo: Lerma, R¨®denas, Llombart, Almenar, Bru, Garc¨ªa Reche y bastantes m¨¢s. Me ha alegrado ahora que la cosecha popular tampoco haya sido escasa: Barber¨¢, Bonilla, Quesada y, con unos y con otros, Paco P¨¦rez. Debes partir de tu ideolog¨ªa como profesor pero procurar que cada alumno acabe siendo m¨¢s competente en la suya. Mis a?os valencianos me dejaron tanta huella que en mi agenda es en la letra F donde tengo mis tel¨¦fonos mientras que los de Barcelona los tengo en una m¨¢s neutra U de Universidad.No me he dejado inundar estas pasadas semanas por la nostalgia sino por el deseo de examinarme de lo que he aprendido durante estos a?os y la aceleraci¨®n del conocimiento me impele sobre todo a examinarme de si s¨¦ transmitir lo aprendido en los ¨²ltimos tres a?os. El presidente de quien me ha recuperado (no he dejado de venir todos los a?os), la Fundaci¨®n Ca?ada Blanch, junto con la Universidad de Valencia, me pide que compare a mis presentes estudiantes con los que tuve en Valencia y con los que tengo en Barcelona. Se los comparo para empezar con los que vi en Estados Unidos ante la pregunta del notario Carlos Pascual. Los de Am¨¦rica tienen menos conocimientos cuando acaban la carrera que los nuestros. Ya los ten¨ªan cuando acabaron el bachillerato como se puede comprobar con la cantidad de m¨¢ximas notas con la letra A que han alcanzado quienes han estudiado el ¨²ltimo a?o de bachillerato al otro lado. En cambio, despu¨¦s de acabar el ciclo de estudios perdemos pistonada.
La causa individual es que aqu¨ª preguntan menos en parte por no saber hablar en p¨²blico y levantando la barbilla y que aqu¨ª saben muy poco c¨®mo se fabrica un papel. Preguntando se puede "hacer el rid¨ªculo", sagrado temor, y escribiendo hacer espardenyades pero con los dos m¨¦todos se aprende y avanza. Es aqu¨ª donde empezamos a perder pistonada. Ello se agrava por el hecho de las pocas plazas para investigar, ahora que act¨²a la ca¨ªda de la natalidad de hace unos a?os, que no hace necesarios m¨¢s, sino menos profesores. De ah¨ª que cada d¨ªa vea becarios y j¨®venes investigadores en condiciones precarias. Cuando escribo precario quiero decir entre 40.000 y 120.000 pesetas al mes como ocurre en mi departamento barcelon¨¦s y sin el empleo seguro.
Entre Valencia y Barcelona me parece que el descaro y el acierto de preguntar m¨¢s, mayoritariamente en valenciano aunque las clases fueran en castellano, se decanta a favor de los alumnos m¨¢s del sur. La experiencia es demasiado breve y reciente para opinar sobre la capacidad de fabricar papeles. Algo com¨²n encuentro: lo m¨¢s urgente ahora es entusiasmarles. De estudiar, estudian y saben m¨¢s que antes pero relacionan menos la econom¨ªa con las p¨¢ginas del ramo en los peri¨®dicos. A su vez estudian manuales y los apuntes debidamente tomados en clase pero leen poqu¨ªsimos libros de econom¨ªa de libre elecci¨®n al igual como se hace con una novela o un libro de historia. Hay diferencias positivas para los alumnos valencianos pero ¨¦stos me han elegido y los catalanes me encuentran. En todo caso, he dedicado parte de mi esfuerzo a que vean que las teor¨ªas econ¨®micas contempor¨¢neas no son para m¨ª algo que se estudia sino algo que se vive y sirve para analizar problemas relevantes y que proporcionan normas para mejorar la vida material de las personas.
Tanto en el norte como en el sur llega un preocupante run-run de la ense?anza secundaria: no tienen vocabulario, les cuesta a algunos entender conceptos, escuchan m¨²sicas con auriculares en clase o no tienen inter¨¦s. Me lo dec¨ªa en la noche de los Premis Octubre Josep Fontana, que tambi¨¦n estuvo aqu¨ª de catedr¨¢tico, y me lo repite la valenciana Marisa de Ferran quien trabaja en un instituto. ?Ser¨¢n ecos ciertos? ?Se puede hacer la reforma de la ESO sin duros? Trabajamos ahora con previsiones del futuro que nos inquietan aunque no son pesimistas del todo. De todo hace vint anys como canta Joan Manuel Serrat, pero pienso en los pr¨®ximos vint anys y me preocupo un poco. Uno, como muchos profesores de instituto tiene, pese a todo, "l'ofici que m¨¦s ens agrada" y los alumnos que deseamos.
Ernest Lluch es Catedr¨¢tico de historia del pensamiento econ¨®mico
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