El patrimonio de Antonio, 'El Bailar¨ªn', saldr¨¢ a subasta el pr¨®ximo lunes
La familia y el ministerio se enfrentan por la dispersi¨®n del legado
La subasta del patrimonio del bailar¨ªn Antonio Ruiz Soler (Sevilla, 1921-Madrid, 1996) se celebrar¨¢ a partir del pr¨®ximo lunes. Algunos parientes cercanos, excluidos de las ¨²ltimas voluntades del artista, se han manifestado en contra de esta subasta invocando el deseo del artista de que su legado no fuera dispersado. El Ministerio de Cultura se personar¨¢ el lunes para ejercer su derecho de retracto s¨®lo sobre algunas de las piezas.
El patrimonio de Antonio corre el peligro de ser dispersado para siempre. La alarma volvi¨® a saltar hace unas semanas cuando la firma Dur¨¢n anunci¨® que sacar¨ªa a subasta la colecci¨®n de acuerdo con los albaceas del testamento, el abogado Ram¨®n Ari?o Oporto -que se ocup¨® de los asuntos legales de Antonio desde los a?os setenta hasta su muerte-, la bailarina Mar¨ªa Rosa Or¨¢n y los herederos testamentarios.El abogado Ari?o precisa: "Antonio no ten¨ªa herederos forzosos, de modo que a su muerte, al leer su testamento, que firm¨® poco antes de morir , dejaba como herederos a sus hermanas Encarnaci¨®n y Maruja, y al hijo de esta ¨²ltima, su sobrino Francisco Yust Ruiz". Con la muerte de una de sus hermanas se suman a esa herencia los sobrinos-nietos que ella nombra: son los hermanos Enrique y Pilar Yust (hijos del fallecido Francisco Yust) y Francisco Ruiz Musul¨¦n, hijo de Paco Ruiz.
Paco Ruiz, sobrino de Antonio y ex primer bailar¨ªn de su compa?¨ªa durante muchos a?os y despu¨¦s fot¨®grafo oficial del Ballet Nacional de Espa?a hasta su jubilaci¨®n, es el principal defensor -a pesar de que no forma parte de los herederos- de que el legado del bailar¨ªn no se disperse.
"A m¨ª no me importa no aparecer en el testamento de mi t¨ªo", dice Paco Ruiz. "El asunto es que represento a un grupo de parientes que no quiere que se negocie con esa colecci¨®n, sino que se mantenga intacta y unida, como era su deseo".
Ari?o cuenta que Antonio cambiaba "frecuentemente de parecer". "Hice muchos borradores de testamento", asegura el abogado, "con distintos beneficiarios y con legados de diferentes cantidades. Finalmente la cosa qued¨® como est¨¢ en ese testamento, y nadie duda de su validez". "Ning¨²n heredero ni albacea quiere la dispersi¨®n de la colecci¨®n", contin¨²a, "todo lo contrario. Mucho antes de morir, Antonio ya comenz¨® las gestiones con varios organismos p¨²blicos para garantizar una donaci¨®n integral a cambio de una compensaci¨®n que le permitiera vivir dignamente. Pero Antonio estaba convencido de que se hab¨ªan olvidado de ¨¦l y de que no recib¨ªa el trato que se merec¨ªa ni de la administraci¨®n ni de la opini¨®n p¨²blica".
Las subastas de la pr¨®xima semana generar¨¢n el activo con el que hacer frente al pasivo con que se encontraron los herederos a la muerte del artista, una vez enajenado el resto de los bienes. "La subasta va a realizarse", afirma el abogado. "S¨¦ que el Ministerio de Cultura y la Junta de Andaluc¨ªa asistir¨¢n con la idea de ejercer su derecho de tanteo, pero no s¨¦ m¨¢s". Por su parte, en el Ministerio de Cultura aseguran que se dispone, mediante la Direcci¨®n de Patrimonio Cultural, de una cantidad de dinero, que no ha sido precisada, para la posible compra de algunos objetos.
Historia y colecci¨®n
Antonio quer¨ªa garantizar la perpetuaci¨®n de su legado. Lo manifest¨® en vida y lo intent¨®. No le hicieron caso. Mientras gobernaban los socialistas, pesaba su pasado y el sambenito de "artista del r¨¦gimen". En realidad Antonio durante el franquismo era tolerado, pero no era una figura c¨®moda por su vida libertina, sus aventuras sexuales notorias y los esc¨¢ndalos por blasfemo. La colecci¨®n de Antonio tiene cuatro apartados b¨¢sicos: los retratos; los bocetos de escena y de vestuario acompa?ados de trajes y telones; la iconograf¨ªa; material de m¨²sica y prensa y una cuarta parte de objetos personales, cartas, libros de cuentas y mobiliario. Algunos especialistas consultados estiman que en subasta el total de la colecci¨®n no alcanzar¨ªa hoy m¨¢s de 300 millones.
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