Gonzalo Su¨¢rez: doble contra sencillo JAVIER CERCAS
Gonzalo Su¨¢rez es uno de los creadores espa?oles m¨¢s originales de los ¨²ltimos 40 a?os. Esto, que quiz¨¢ pueda parecer un exabrupto, es s¨®lo una obviedad, porque Su¨¢rez lleg¨® mucho antes que todo el mundo adonde todo el mundo quer¨ªa llegar: empez¨® escribiendo sobre f¨²tbol cuando estaba muy mal visto que los escritores escribieran sobre f¨²tbol, hizo nuevo periodismo m¨¢s de una d¨¦cada antes de que Tom Wolfe bautizara el invento, public¨® una serie de novelas y relatos fulgurantes en los que jugaba con los g¨¦neros cuando nadie jugaba con los g¨¦neros y donde cre¨® una forma irreverente, y nov¨ªsima por estos pagos, de abordar la literatura: una forma pop; luego se cans¨® del periodismo y de la literatura y se puso a hacer cine y llev¨® al cine su est¨¦tica iconoclasta y fund¨® la Escuela de Barcelona y circul¨® como un aerolito sin control por las fiestas de la gauche divine y m¨¢s tarde se larg¨® a Hollywood cuando, por supuesto, nadie so?aba con largarse a Hollywood. Desde entonces, Su¨¢rez alterna con un desparpajo insultante el cine y la literatura. Es un hombre escindido: su padre era un culto y caviloso profesor asturiano que perdi¨® la guerra; su padrastro, Helenio Herrera, un triunfador que ganaba sin bajarse del autob¨²s. "El hombre que pudo reinar", ha llamado Fernando Trueba a Su¨¢rez. Pero Su¨¢rez, que tiene la ambici¨®n de un rey, no reinar¨¢ nunca, porque, rom¨¢ntico al fin, el profesor caviloso y derrotado sabe que en todo ¨¦xito hay siempre algo indigno. Enrique Vila-Matas ha escrito que quiz¨¢ nunca habr¨ªa sido escritor de no haber le¨ªdo dos libros rar¨ªsimos: Yo. Memorias de un genio y Suspense, ambos firmados por Helenio Herrera. Por supuesto -esto lo sab¨ªa o intu¨ªa Vila-Matas-, ninguno de esos dos libros los escribi¨® Herrera: los dos los escribi¨® Su¨¢rez. Pero Vila-Matas no es ninguna excepci¨®n: muchos de los mejores escritores espa?oles del momento -Mendoza, Mill¨¢s, V¨¢zquez Montalb¨¢n-, igual que muchos de los mejores cineastas -Trueba, Almod¨®var- han escrito o saben que Su¨¢rez lleg¨® antes que todo el mundo -incluido ellos- adonde todo el mundo -incluido ellos- quer¨ªa llegar. Pudo reinar, pero no rein¨®: el profesor es implacable. Hace a?os escrib¨ª un libro, largo y aburrido, sobre ¨¦l. Su¨¢rez me propuso un t¨ªtulo: Gonfalo Su¨¢rez, sin pene ni gloria. No lo acept¨¦.Ahora todo el mundo escribe sobre f¨²tbol y juega con los g¨¦neros y hace nuevo periodismo y es irreverente y pop, pero Su¨¢rez sigue escindido. Acaba de estrenar una pel¨ªcula y de publicar un libro. La pel¨ªcula, El portero, es un western con todas las de la ley, con m¨¦dico borrach¨ªn y forastero llegando a un pueblo salvaje incluidos, un western de posguerra, asturiano y futbolero, donde las diferencias no se dirimen con un duelo final a tiros, sino con un duelo final a penaltis. En cuanto a la novela, Yo, ellas y el otro -un fren¨¦tico y descacharrante vodevil protagonizado por un cr¨ªtico para quien "cualquier tiempo pasado no fue mejor, aunque yo sea peor", es, si no me enga?o, una de las mejores de Su¨¢rez. As¨ª que quedo con Su¨¢rez en el bar del hotel Condes de Barcelona para hablar de su novela. Cuando aparece, le digo que le veo m¨¢s en forma que nunca. Me dice que, en efecto, ha perdido peso. Le digo que no me refiero a ¨¦l, sino a su vodevil. Me dice que lo malo de escribir un vodevil es que la vida se te convierte en un vodevil. "No entiendo", le digo. "Acaban de nombrarme miembro de la Cofrad¨ªa del Queso", cuenta, apesadumbrado. "El d¨ªa en que te condecoran, hay una misa y luego hay que desfilar al son de la gaita, con otros ochenta cofrades, por las calles de Oviedo. Creo que voy a aceptar". Le pregunto c¨®mo lleva su vida escindida. "Como siempre: bien", contesta, y luego me recuerda el viejo chiste del tipo que le pregunta a otro qu¨¦ es lo prefiere: masturbarse o follar. "Hacer cine es como follar: conoces gente. S¨®lo que de vez en cuando a uno le dan muchas ganas de estar solo". "Claro", le contesto, como si yo fuera Woody Allen. "Despu¨¦s de todo masturbarse es follar con alguien a quien uno quiere mucho". "Exacto", remacha. "El caso es pasar el rato y pasar por la vida sin sentirse sometido". Mientras hablamos, aparecen por el hall del hotel periodistas que vienen a entrevistarlo; tambi¨¦n aparecen Javier Gurruchaga y Boris Izaguirre; Su¨¢rez va y viene: efectivamente, aquello se parece cada vez m¨¢s a un vodevil, porque promocionar un libro se ha convertido en interpretar un vodevil. Entre entrevista y entrevista, Su¨¢rez me habla de un libro titulado Entrevistas con Dios, de un tal Hitsch, que consigui¨® entrevistar al Alt¨ªsimo con la ayuda de un predicador y una medium, aunque el ¨²nico titular que consigui¨® arrancarle, por supuesto en plural mayest¨¢tico, fue: "Si todo estuviera por hacer, nos lo pensar¨ªamos dos veces". Luego, en media hora -la promoci¨®n debe continuar-, comemos con H¨¦l¨¨ne Girard, la mujer de Su¨¢rez. Para aprovechar el tiempo, trato de contar un chiste nuevo. "?Cu¨¢nto dura un polvo?", les pregunto. "Poco", contesta, rom¨¢ntica y rapid¨ªsima, H¨¦l¨¨ne. "?C¨®mo que poco?", se atraganta Su¨¢rez, furioso y volvi¨¦ndose hacia su mujer con cara de pedir de inmediato el divorcio. Vodevil.
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