La memoria no muere
Leo con tristeza y emoci¨®n la carta de hace unos d¨ªas del se?or Emilio Silva Barrera sobre el olvido y silencio en que se tienen todos los hechos tr¨¢gicos de los vencidos en nuestra guerra civil.Yo lo viv¨ª en Valladolid, donde no hubo lucha ni oposici¨®n a la sublevaci¨®n militar. No se me olvidar¨¢n las gentes que sacaban de sus casas y c¨¢rceles y las fusilaban a medianoche, generalmente en el monte de Torozos, a seis kil¨®metros de la ciudad, y en San Isidro, donde iba la gente a verlo y hasta hab¨ªa puestos de churros. En El Norte de Castilla vino una discreta nota reprobando el hecho.
Es muy triste saber que despu¨¦s de 25 a?os de la muerte del dictador no se ha hecho nada por reivindicar el nombre de aquellas gentes que efectivamente siguen abandonadas en cunetas y montes.
Hasta en Chile han levantado un monumento con los nombres de las v¨ªctimas de Pinochet.
S¨ª, se?or Silva, tiene usted toda la raz¨®n, y uno mi voz a la suya para decir: perdamos el miedo y hablemos.- In¨¦s Arias Dom¨ªnguez. Madrid.
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