Th¨¦dorore Monod, el "humanista entristecido"
Th¨¦dorore Monod, explorador, naturalista y humanista franc¨¦s, ecologista conocido tambi¨¦n por su intensa b¨²squeda espiritual, muri¨® ayer en un hospital de Versalles a los 98 a?os. Monod, autor de una quincena de libros, algunos verdaderos best-sellers de divulgaci¨®n cient¨ªfica y filos¨®fica, consagr¨® buena parte de su vida a ?frica y al desierto sahariano, paisaje que "se cerr¨® sobre m¨ª como una presa", explicaba el acad¨¦mico y profesor del Museo de Ciencias Naturales de Par¨ªs. Zo¨®logo, bot¨¢nico, arque¨®logo, icti¨®logo, diplomado en ¨¢rabe literario... el sabio enciclop¨¦dico que fue Monod, conocido por su frugalidad, su humor y su no violencia tanto como por su ciencia y su espiritualidad, cumpli¨® a fondo la palabra dada a s¨ª mismo cuando ten¨ªa cinco a?os al prometerse que, de mayor, ser¨ªa naturalista. Hijo, nieto y biznieto de pastores protestantes, entre sus m¨²ltiples y polifac¨¦ticas actividades, este rotundo pacifista era un ac¨¦rrimo critico de la energ¨ªa nuclear, la caza y toda actividad humana abusiva y destructora, como, por ejemplo, el Rallye Par¨ªs-Dakar, que atraviesa y destroza a su paso cada a?o el desierto africano. Para este hombre convencido de la necesidad de "respetar la vida en todas sus formas", de "no destruir sin raz¨®n ninguna de esas hierbas, ninguna de esas flores, ninguno de esos animales", la bomba at¨®mica es uno de los peores hallazgos de la humanidad. "Los cinco pa¨ªses que la tienen se glorifican y se creen los reyes de la creaci¨®n. Luego est¨¢n los que la tienen y no osan decirlo. Hay dos: Israel y ?frica del Sur. Y los que no la tienen la querr¨ªan", denunciaba recientemente en un programa televisado. Las dificultades de los emigrantes clandestinos y de los sin techo fueron otras de las causas que contaron con el apoyo del "humanista entristecido" que -seg¨²n una de sus propias definiciones- fue Monod, a quien sus continuos viajes a ?frica no impidieron fundar una familia y tener tres hijos.
Nacido en Rouen el 9 de abril de 1902, joven icti¨®logo (estudioso de los peces), Monod qued¨® fascinado por el desierto a los 20 a?os, durante su primer viaje de trabajo a Mauritania, que le llev¨® a presentar su tesis de licenciatura sobre una peque?a familia de crust¨¢ceos. Nada escapaba a la curiosidad y el inter¨¦s de este hombre que en su ¨²ltimo libro, Le chercheur d'absolu, al comentar que su hora de partir se acercaba, dec¨ªa que "no tengo prisa" y que necesitaba al menos unos doscientos a?os m¨¢s para, "quiz¨¢", agotar su sed de curiosidad, su deseo "de hacer progresar el conocimiento". "Mi divisa es 'un continente por existencia'. He pasado esta vida en ?frica, donde me dej¨¦ tentar por muchas cosas. Al principio era zo¨®logo, pero siguiendo las dunas termin¨¦ por recoger de todo: f¨®siles, plantas... Esto me condujo a hacerme un poco bot¨¢nico, ge¨®logo, etn¨®logo, arque¨®logo".
Descubridor de importantes pinturas rupestres, f¨®siles y plantas raras, era miembro de la Academia de Ciencias y profesor honorario del Museo Nacional de Historia Natural, fundador del Instituto Franc¨¦s de ?frica Negra (IFAN) de Dakar. Apasionado del desierto sahariano, evoc¨® sus exploraciones en Memorias de un viajero naturalista. Otras obras suyas fueron M¨¦har¨¦es, L'Emeraude de Garamantes, D¨¦sert, Bahyfolages y L'Hippopotame et le philosophe. Sus viajes al desierto no cesaron hasta que en 1999 sufri¨® un infarto cerebral. Pas¨® sus ¨²ltimos meses en una residencia de Versalles, donde falleci¨®.-
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