El Madrid deslumbra en Elland Road
El equipo de Del Bosque derrota con dos goles quir¨²rgicos a un Leeds mediocre
Frente a un equipo exaltado, jaleado en cada avance por un p¨²blico febril que emit¨ªa un grito vibrante y sin soluci¨®n de continuidad, el Madrid intent¨® controlar el juego, movi¨® el bal¨®n y busc¨® espacios, pero no logr¨® profundidad hasta que fallaron las piernas de los jugadores ingleses en el segundo tiempo. Entonces apareci¨® Figo para inventarse un c¨®rner por un lado. Y Hierro, Ra¨²l y McManaman para meter dos goles quir¨²rgicos en tres minutos y para imponer lo que fue evidente durante todo el combate: que el Madrid result¨® en todo momento superior.Hasta entonces, el Leeds hizo un esfuerzo tremendo para neutralizar a su oponente. Sell¨® las bandas. Plant¨® en su marco a un portero seguro. Cumpli¨® con un buen par de centrales y corri¨® hasta la extenuaci¨®n.
LEEDS UNITED 0 REAL MADRID 2
Leeds United: Robinson; Mills, Woodgate, Radebe, Harte; Kelly, Bowyer, Burns (Wilcox, m. 60), Matteo; Viduka, Smith.Real Madrid: Casillas; Geremi, Hierro, Iv¨¢n Campo, Roberto Carlos; Figo (Savio, m. 84), Makelele, Helguera, McManaman; Guti (Munitis, m. 89) y Ra¨²l. Goles: 0-1. M.67. Figo centra desde la derecha tras el saque de un c¨®rner y Hierro cabecea picado. 0-2. M.69, Ra¨²l remata un pase de Guti, que hab¨ªa recibido el bal¨®n de McManaman, tras una perfecta triangulaci¨®n. ?rbitro: Jol Dick (Holanda). Amonest¨® a Guti, Figo, Hierro, Burns y Bowyer. Lleno en el campo Elland Road. 36.000 personas. Los jugadores del Madrid portaron brazaletes en memoria del ex ministro Ernest Lluch, asesinado por ETA la noche del martes en Barcelona.
El Madrid busc¨® resquicios por las bandas sin encontrarlos y s¨®lo la creatividad de Ra¨²l y Guti consigui¨® amenazar a Robinson. Tuvo la pelota, pero, sin un buen pasador en el medio centro, perdi¨® velocidad y sorpresa. Eso lo padeci¨® especialmente Figo, que debi¨® retroceder a buscar la pelota al medio para arrancar desde demasiado atr¨¢s. Pudo superar a Harte en su duelo particular y reclam¨® penalti en dos internadas en el ¨¢rea, pero sin generar ninguna ocasi¨®n clara. Del otro lado, McManaman actu¨® con una sencillez que produjo grandes resultados. No tanto por sus incursiones como por su dinamismo para tocar y moverse. A trav¨¦s suyo, la pelota iba recorriendo camisetas blancas y ese factor desestabilizaba irremediablemente al Leeds, que persegu¨ªa sombras.
El partido exigi¨® un desgaste f¨ªsico sin tregua desde que los dos equipos vislumbraron las luces de Elland Road al salir del t¨²nel de vestuarios. Un roce al que los jugadores del Madrid no est¨¢n muy acostumbrados. Sobre todo, cuando la disputa de cada bal¨®n se hizo cuesti¨®n de honor para los jugadores y el p¨²blico de Leeds, vociferante de j¨²bilo cada vez que uno de los suyos se tiraba en plancha. Ayer, en las gradas, se rindi¨® homenaje al salto, al sudor y al tackle. Un cuerpo a cuerpo constante para el Madrid, un conjunto de aristas insospechadas.
Para saltar a las trincheras Del Bosque propuso un d¨²o de vigorosos con mordiente y buen salto. Dos jugadores a los que el t¨¦cnico no ve con demasiada confianza desde hace un tiempo: Iv¨¢n Campo y Helguera se metieron ayer en una jaula de leones. El primero se le peg¨® al cuadrado Viduka, al que sigui¨® en cada jugada a bal¨®n parado en el ¨¢rea del Madrid. Para Helguera la misi¨®n se antoj¨® m¨¢s desagradable. Le pusieron a vigilar a Bowyer, un centrocampista al que su entrenador le llama Movimiento perpetuo, capaz de arrancar desde su campo, robar un bal¨®n por sorpresa, escaparse por velocidad y rematar a la escuadra en unos segundos. Bowyer es el jugador que representa el ideal juvenil, combativo, del aficionado medio del Leeds.
Errado en muchas de sus decisiones, Iv¨¢n Campo fue crucial en dos jugadas que pudieron adelantar a los ingleses en dos ocasiones en el primer tiempo. La primera, un disparo a bocajarro de Harte que rebot¨® en su cadera. La segunda, cuando se anticip¨® a Smith despu¨¦s de que Hierro se resbalara dej¨¢ndole expedito el camino hacia la porter¨ªa.
No hubo muchos m¨¢s cohetes por parte inglesa. El cansancio se apoder¨® del Leeds y, de pronto, Figo desbord¨® a Harte por la zona caliente, se meti¨® en el pico del ¨¢rea y remat¨® con toda su alma un bal¨®n que Robinson despej¨® a c¨®rner. En la jugada siguiente Figo envi¨® un centro que Hierro convirti¨® en gol de un excelente cabezazo. Tres minutos m¨¢s tarde, McManaman conect¨® con Guti, que se desembaraz¨® dede Mills y meti¨® un pase interior a Ra¨²l, que remataba a gol. El segundo del Madrid, que pon¨ªa el broche al encuentro. El resto fue tiempo a?adido.
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