La felicidad del gen
S¨®lo 1.200 personas se suicidan al d¨ªa en el mundo. Considerando el poco prestigio que tiene adquirido este valle de l¨¢grimas, la cifra parece una clara refutaci¨®n del mal. Contra lo que tiende a creerse, si se piensa en los desamparados, la gente siente una intensa obcecaci¨®n por vivir. No se encuentra siempre de buen ¨¢nimo, y dos de cada tres personas suelen despertarse con sensaciones pesimistas, pero la decisi¨®n es la de continuar. Gracias a ese impulso, la especie ha sobrevivido y se ha reproducido hasta l¨ªmites desproporcionados.El libro Nuestra felicidad, que acaba de publicar Luis Rojas Marcos en la editorial Espasa, despliega dos niveles de tratamiento de la dicha en este mundo. Uno referido a la humanidad en general y otro relacionado con la condici¨®n individual, que es lo que atraer¨¢ la voluntad de adquirir el volumen. ?Hay un secreto para la felicidad? ?Hay un secreto para la felicidad y el doctor Rojas Marcos lo sabe? Efectivamente. El libro se presenta como el discurso de un cham¨¢n que ha colectado las recetas para alcanzar la buenaventura. Un discurso que deja de ser hoy una supercher¨ªa de feria para convertirse en el lenguaje cient¨ªfico de la nueva investigaci¨®n.
No es m¨¢s feliz quien es m¨¢s alto, m¨¢s rico, goza de mejor salud, demuestra ser m¨¢s listo o ha nacido en Babia. Es m¨¢s feliz, sobre todo, de acuerdo a los experimentos, el ser m¨¢s comunicativo, m¨¢s optimista, con mayor sensaci¨®n de controlar su entorno y con mejor capacidad para adaptarse a los cambios. Pero, adem¨¢s, aquel sazonado con la bendici¨®n de quererse bien. Los dichosos o los desdichados se dividen netamente por la raya que separa a quienes se estiman de los que no. Querer este mundo y desear habitar en ¨¦l coincide con la pasi¨®n por uno mismo. No mediante el ego¨ªsmo rampl¨®n de los eg¨®latras, sino a trav¨¦s de la doble elegancia moral del "amor propio".
Ahora bien, ?c¨®mo lograrlo?, ?c¨®mo amarse cuando la experiencia arroja continuas pruebas de nuestra insuficiencia, nuestra culpabilidad, nuestro imborrable error? Hay que ser en verdad muy obstinado para ser feliz. Y cauteloso. De las cuatro fuerzas que nos roban la felicidad, seg¨²n Rojas Marcos, una es el dolor y otra es el miedo, pero el par restante, el odio y la depresi¨®n, brotan taimadamente desde adentro. Y ?c¨®mo no envidiar, ni odiar, ni sentir hast¨ªo o celos? O ?c¨®mo no desalentarse o desesperanzarse en los asiduos episodios de la depresi¨®n? Esta enfermedad, por a?adidura, no cesa de aumentar. Hoy el n¨²mero de los deprimidos dobla el de la generaci¨®n de sus padres y triplica el de los abuelos.
Deprimirse, irritarse, caer en el conflicto, podr¨ªa eludirse, dice el doctor, si nos conoci¨¦ramos bien. Quien logra conocerse con exactitud podr¨¢ decidir con precisi¨®n qu¨¦ cosas le convienen y cu¨¢les no; podr¨¢ predecir los efectos de su conducta y orientarla as¨ª hacia lo conveniente. Sin embargo, ?c¨®mo hacer?, ?c¨®mo llegar a conocerse bien e incluso a conocerse algo? Una de las tareas m¨¢s arduas en la sociedad actual, movediza y port¨¢til, es la de captar una idea suficiente sobre nosotros y con alguna resistencia a la erosi¨®n. Unos contactos y otros, una retah¨ªla de trabajos, unos sucesivos cambios de pareja, van alterando, como un caleidoscopio, las estampas de nuestra identidad. ?Y qui¨¦n es exactamente ese al que debo acertar a amar para tratar despu¨¦s de ser feliz?
Los pasos son oscuros y vacilantes (?improbables?). Hasta ahora todo parec¨ªa una casualidad. Se suicidaban, s¨®lo por azar, las grandes actrices con veronal siendo riqu¨ªsimas y guap¨ªsimas, mientras viv¨ªan hasta el fin cantando sus criadas. Pero ahora, cient¨ªficamente, se suicidan m¨¢s los blancos que los negros, los opresores que los oprimidos, los ricos que los pobres, los suecos que los chinos. ?Misterio? Hay una raz¨®n cultural para esto, y hay tambi¨¦n, en general, una raz¨®n del gen. Una raz¨®n genial para la felicidad o la desdicha. Rojas Marcos, humanista, le concede un valor limitado a la fuerza de la gen¨¦tica. Pero es, nada menos, que del 40%.
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