Ratzinger pone orden en los exorcismos y las curaciones milagreras

El Vaticano ve con preocupaci¨®n la difusi¨®n de ritos milagreros y pseudoexorcismos, practicados no s¨®lo por sacerdotes, sino por obispos. Decidida a "favorecer lo que tienen de bueno y a corregir lo que deba ser evitado", la Congregaci¨®n de la Doctrina de la Fe (antigua Inquisici¨®n), presidida por el cardenal Ratzinger, public¨® ayer un dec¨¢logo de normas para evitar abusos en pr¨¢cticas que bordean la superstici¨®n.

El documento del cardenal Joseph Ratzinger reconoce que en algunas ceremonias "se solicitan las curaciones mediante ritos espec¨ªficos -plegarias, imposici¨®n de las manos, unciones-, con el aval, aunque sea indirecto", de los sacerdotes. Lo que preocupa a la Iglesia no parece ser tanto el fen¨®meno cuanto su excesiva difusi¨®n, ya que muestra su disgusto por "los movimientos de multitudes que se re¨²nen" en espera de "experimentar o ver el milagro".Muchos vaticanistas han visto en este documento una justificaci¨®n doctrinal del ostracismo que padece en estos momentos el religioso africano Emmanuel Milingo, particularmente aficionado a este tipo de liturgias, que, en un principio, hab¨ªa recibido el visto bueno del papa Juan Pablo II. Milingo ha sido apartado del Vaticano y ha explicado que algunos cardenales, caso del arzobispo de Mil¨¢n, Carlo Maria Martini, le han impedido llevar a cabo actuaciones religiosas de este tipo en sus di¨®cesis. Ratzinger viene a establecer casi un delito de "abuso de credibilidad" popular al criticar los casos en los que se proclama la curaci¨®n habida, creando expectativas en los fieles". Critica tambi¨¦n a los religiosos que se autoadjudican "un carisma de curaci¨®n".

Juan Pablo II ha estimulado en ocasiones la devoci¨®n popular en torno a personajes como Padre P¨ªo de Pietrelcina, fallecido hace m¨¢s de treinta a?os, elev¨¢ndolo ¨¦l mismo a los altares el a?o pasado en medio de manifestaciones de culto que lindan con la superstici¨®n.