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Las escuelas privadas de teatro piden que el Institut no tenga la exclusiva en subvenciones y concesi¨®n de t¨ªtulos
El Institut del Teatre de la Diputaci¨®n de Barcelona es sin duda la m¨¢s famosa de las escuelas dedicadas a la ense?anza de las artes esc¨¦nicas de cuantas trabajan en la capital catalana. Pero junto a este gran centro de titularidad p¨²blica, en Barcelona coexisten numerosas escuelas que imparten estudios similares. Algunas de ellas gozan de gran prestigio, pero todas carecen de algo que a juicio de sus responsables resulta fundamental: una titulaci¨®n reglada que permita a sus alumnos obtener un certificado oficial de los estudios realizados. Esta demanda, junto a la petici¨®n de ayudas p¨²blicas para el desarrollo de su actividad compartiendo los recursos del centro de la Diputaci¨®n, son las principales reivindicaciones de las escuelas privadas, que cobran plena actualidad con la reciente inauguraci¨®n de la nueva sede del Institut."Me parecen muy bien las nuevas instalaciones. El problema es que volvemos a caer en una desproporci¨®n que casi llega al desprop¨®sito. Es un centro demasiado grande para un pa¨ªs peque?o que produce pocos actores", opina Fernando Griffell, director de la escuela de teatro La Casona desde su fundaci¨®n, en 1980. Griffell lamenta: "Las instituciones no nos reconocen. Pese a que representamos a sectores muy importantes de la sociedad, nos consideran casi como meras empresas. Por tanto, no recibimos ninguna ayuda". En La Casona se imparte una gran variedad de cursos, desde los de iniciaci¨®n hasta los destinados a alumnos que desean hacer del teatro una profesi¨®n, el reciclaje de actores y la direcci¨®n.
Coco Com¨ªn, directora de la escuela que lleva su nombre, fundada hace ahora 30 a?os, comparte la opini¨®n de Griffell en cuanto a que el nuevo Institut se ha puesto en marcha con un esfuerzo desmesurado. "No s¨¦ si hay tanta gente en Barcelona interesada como para justificar un gasto tan importante", dice. Com¨ªn hace una lectura positiva de la inversi¨®n: "Quiz¨¢ el hecho de tener un centro tan grande y bien dotado har¨¢ que los padres se animen a dejar que sus hijos estudien esta carrera". La escuela de Com¨ªn est¨¢ especializada en el teatro musical y, seg¨²n ella misma asegura, comparte con el Institut muchos alumnos que acuden a ella para completar sus estudios. "Nosotros estamos muy cerca del mercado y sabemos cu¨¢les son sus demandas. As¨ª que incidimos en una variedad de disciplinas que el Institut no tiene en cuenta porque no considera acad¨¦micas, pero que son b¨¢sicas para que el alumno se integre en el mercado".
Mejor sinton¨ªa con el Institut del Teatre demuestra Anton Font, director de la veterana escuela El Timbal (32 a?os de funcionamiento) y presidente de la Asociaci¨®n Catalana de Escuelas de Teatro (ACET), creada el pasado a?o, que agrupa una decena de centros privados. Font cree que "en Barcelona era necesario disponer de un Institut con condiciones notables". "Adem¨¢s, me parece muy positivo que los alumnos de secundaria puedan cursar sus estudios en el mismo centro", explica. Font considera b¨¢sico que la labor de las escuelas privadas est¨¦ respaldada con un t¨ªtulo oficial. "No existe una titulaci¨®n inferior a la licenciatura, y esto deber¨¢ solventarse". El presidente de la ACET cree que los centros privados son muy necesarios, porque cubren un vac¨ªo importante. "Del Institut salen muy pocos licenciados cada a?o, insuficientes para cubrir la demanda. Creo que puede decirse que el 80% de las compa?¨ªas de teatro catalanas se nutren de alumnos de escuelas privadas", explica.
El director esc¨¦nico Ricard Reguant, responsable junto a ?ngels Gonyalons de la escuela de teatro musical Memory, respecto al Institut del Teatre opina: "Supone una competencia desleal porque tiene unas condiciones, instalaciones y subvenciones que nosotros no tenemos". Reguant cree que los t¨ªtulos son papel mojado si, en el momento de buscar trabajo, el alumno no demuestra experiencia y val¨ªa. Sin embargo, considera muy importante para las escuelas privadas poder ofrecer un t¨ªtulo. "Desde la ACET luchamos para dar un t¨ªtulo oficial, pero parece que las administraciones no tienen ganas de d¨¢rnoslo".
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