La 'gauche divine', tantos a?os despu¨¦s JORDI GARC?A-SOLER
Estoy seguro de que a mi buen amigo Xavier Miserachs le agradar¨ªa mucho haber podido ver que en la sala del Palau de la Virreina de Barcelona que lleva su nombre se exponen cerca de un centenar de fotos suyas y de sus amigos y colegas Colita y Oriol Maspons, dedicadas todas ellas a la gauche divine. A buen seguro que Xavier Miserachs, con su socarroner¨ªa tan particular, ironizar¨ªa sobre el hecho de que esta exposici¨®n, al igual que el libro que la recoge, tenga un origen oficialista y madrile?o. Y es que la gauche divine, que obviamente en sus or¨ªgenes, en plena cutrez del franquismo, fue de un pol¨ªticamente incorrecto total y absoluto, parece que a¨²n hoy en d¨ªa sigue siendo considerada pol¨ªticamente incorrecta por parte de algunos con pretensi¨®n de garantes de la ortodoxia de turno.No hay raz¨®n alguna para exagerar la importancia de lo que fue la gauche divine en su momento, desde mediados de la d¨¦cada de los sesenta hasta poco m¨¢s all¨¢ de la muerte de Franco. Pero tampoco es justa su descalificaci¨®n, tan habitual durante estos ¨²ltimos tiempos desde posiciones moralizantes. Al fin y al cabo, la gauche divine nunca lleg¨® a existir como un grupo coherente y uniforme; su denominaci¨®n fue uno de los muchos y muy divertidos inventos que Joan de Sagarra nos ofrec¨ªa desde su diario art¨ªculo de Tele/expr¨¦s, y entre quienes de un modo u otro la integramos hab¨ªa un poco de todo... Un poco de todo, pero con exclusiones claras, porque exist¨ªa un denominador com¨²n evidente: la oposici¨®n n¨ªtida al franquismo, y no s¨®lo por su car¨¢cter opresivo, sino tambi¨¦n por lo que tuvo de incultura y de miseria moral.
En un mundo negro y triste como el del franquismo, la gauche divine no fue, contrariamente a lo que pretenden algunos en un burdo intento de banalizaci¨®n, un simple grupo de gente m¨¢s o menos adinerada y pija que jugaba al antifranquismo. En la gauche divine hubo, m¨¢s all¨¢ del denominador com¨²n del antifranquismo, un af¨¢n por la liberaci¨®n individual y colectiva, por saltarse las normas establecidas; un firme deseo de transgresi¨®n no s¨®lo de la pacata y pudibunda moral impuesta por el nacional-catolicismo de la ¨¦poca, sino tambi¨¦n del puritanismo absurdo de toda o casi toda la izquierda de aquellos a?os. Quer¨ªamos color en un mundo en blanco y negro que nos asfixiaba, y de ah¨ª la ruptura de todo tipo de convencionalismos y normas, as¨ª como el rechazo de toda clase de dogmas y de magisterios. Y de ah¨ª tambi¨¦n unos determinados locales a modo de refugio, desde Bocaccio hasta Ca la Mariona, desde el Pub Tuset hasta el Maddox o el Revolution....
Un buen n¨²mero de arquitectos, un no menos importante n¨²mero de cineastas, escritores, editores y periodistas, algunos fot¨®grafos, algunas de las mejores modelos de la ¨¦poca, pintores, algunos cantantes, alg¨²n que otro humorista, interioristas y decoradores, algunos representantes del mundo del teatro, as¨ª como profesionales liberales de todo pelaje y condici¨®n, conformaron un grupo extremadamente variado y heterog¨¦neo, con posiciones a menudo contradictorias, pero con una convicci¨®n clara de que val¨ªa la pena vivir la vida y vivirla en plenitud, salt¨¢ndose a la torera todas las normas que se nos quer¨ªan imponer. Y todo ello desde una cierta exquisitez y desde un cierto elitismo, es verdad, pero en modo alguno desde posiciones clasistas ni desde la pijer¨ªa de los hijos de pap¨¢. Porque -y ¨¦ste es un dato del que interesadamente se olvidan los que a¨²n hoy intentan descalificar a la gauche divine- resulta que la mayor parte de aquella gente, por muy trasnochadora que fuera, trabajaba, y trabajaba much¨ªsimo.
Para comprobarlo basta y sobra con un breve repaso de lo mucho que entonces trabajaban y aun despu¨¦s han trabajado gentes como Oriol Reg¨¤s, Xavier Miserachs, Oriol Bohigas, Rosa Reg¨¤s, Jaime Gil de Biedma, Perich, Federico Correa, Teresa Gimpera, Susan Holmquist, Jorge Herralde, Gonzalo Su¨¢rez, Leopoldo Pom¨¦s, Oriol Maspons, Jacinto Esteva, Joaquim Jord¨¤, Joan Pros, Jaime Camino, Salvador Clotas, Colita, Carlos Dur¨¢n, Alfonso Mil¨¤, ?scar Tusquets, Carlos Barral, Albert R¨¤fols Casamada, Tato Escayola, Octavi Pellissa, Ricardo Bofill, Juan Mars¨¦, Maria Girona, Beatriz de Moura, Xavier Reg¨¤s, Maruja Torres, Terenci Moix, Roman Gubern, Eugenio Tr¨ªas, Enrique Vila-Matas, Elisenda Nadal, Ana Maria Moix, Josep Maria Castellet, Serena Vergano, Elsa Peretti, Carlos Tr¨ªas, Jordi Cadena, Guillermina Motta, Joan Manuel Serrat, Cristina Fern¨¢ndez Cubas, Emma Cohen y tantos otros, porque la gauche divine nunca fue un grupo cerrado. Sus trabajos de entonces, y toda su obra posterior, son un ejemplo claro de que la gauche divine fue algo m¨¢s de lo que algunos dicen ahora y de que su impronta en la sociedad catalana tuvo y tiene una importancia que va m¨¢s all¨¢ de la pura an¨¦cdota de grupo.
Sucede, no obstante, que para m¨¢s de uno la gauche divine sigue siendo el testimonio de una ¨¦poca en que un grupo muy diverso de gente abierta y progresista supo hacer realidad, en la triste cutrez del franquismo, el sue?o de una sociedad abierta y cosmopolita, de una liberaci¨®n colectiva pero tambi¨¦n individual, el sue?o del color en una larga, largu¨ªsima noche de blanco y negro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.