La Administraci¨®n dem¨®crata bloquea el intento de Bush de arrancar el proceso de transici¨®n
Por mucho que George W. Bush se declare ganador de las elecciones presidenciales, el candidato republicano y gobernador de Tejas no podr¨¢ utilizar las oficinas ni los 5,3 millones de d¨®lares (1.045 millones de pesetas) que la Administraci¨®n estadounidense entrega por ley a los presidentes electos para facilitarles el proceso de transici¨®n. Aunque la Casa Blanca insiste en su disposici¨®n a "ayudar al sucesor", el desorden jur¨ªdico-electoral actual permite al Gobierno de Bill Clinton ignorar los esfuerzos de Bush por solemnizar su eventual victoria con el boato de un proceso oficial de traspaso de poder.
Clinton anunci¨® ayer la creaci¨®n de un denominado Comit¨¦ de Coordinaci¨®n de la Transici¨®n, pero limit¨® su trabajo a lo que gen¨¦ricamente denomin¨® "cuestiones personales" del presidente electo, sea cual sea. Tambi¨¦n asegur¨® que la Administraci¨®n de Servicios Generales (GSA, la agencia federal que entiende de los fondos destinados para el traspaso de poder), ha actuado correctamente al negarse a facilitar fondos e instalaciones a Bush, pues no hay certeza de que la victoria sea suya. Clinton se acerc¨® mucho a dar su apoyo a la actitud de Gore al decir que "cada voto debe ser contado".En su segundo intento por poner en marcha la transici¨®n, Bush ha vuelto a dejar en manos de su candidato a vicepresidente, Dick Cheney, los trabajos de preparaci¨®n de su hipot¨¦tica etapa presidencial. Cheney apareci¨® anoche ante las c¨¢maras de televisi¨®n para defender esta decisi¨®n y asegurar que los gastos que se deriven ser¨¢n financiados mediante contribuciones privadas. "No siento frustraci¨®n", dijo Cheney en referencia a la impugnaci¨®n dem¨®crata, "es un privilegio estar aqu¨ª y hay mucho trabajo por delante". El responsable del equipo de transici¨®n republicano asegur¨® que a¨²n es no seguro cuando Bush estar¨¢ en condiciones de nombrar y anunciar los principales secretarios (ministros), pero s¨ª asegur¨® que el Gobierno podr¨ªa estar abierto a personalidades de otros grupos pol¨ªticos.
Para ayudar a Cheney en el intento de forzar los trabajos de transici¨®n y dar una imagen de equipo ganador, Bush ha puesto a su lado a otro antiguo colaborador de su padre, Andrew Card, quien fue secretario de Transportes y jefe de Gabinete durante la presidencia de Bush padre, cargos que parece destinado a retomar si el hijo llega a la Casa Blanca. Card posee experiencia en transiciones, pero en sentido contrario al que pretende ahora: dirigi¨® el traspaso de poder de Bush a Clinton en 1992. Su nombramiento actual puede interpretarse como un gesto de venganza de la familia Bush hacia el Gobierno de Clinton-Gore.
"He pedido a Cheney", asegur¨® Bush en la madrugada del lunes cuando se proclam¨® vencedor en las elecciones presidenciales, "que trabaje con la Administraci¨®n del presidente Clinton para poner en marcha una oficina de transici¨®n en Washington".
Si Bush quiere abrir esa oficina, tendr¨¢ que pagar ¨¦l mismo el alquiler. Una ley de 1963 cre¨® un fondo de 5,3 millones de d¨®lares (1.045 millones de pesetas) y unas instalaciones que se ceden autom¨¢ticamente al candidato que ha ganado las elecciones. Las oficinas, situadas en la Calle 18 de Washington, muy cerca de la Casa Blanca, ocupan dos pisos enteros en un edificio amplio; est¨¢n equipadas con sistemas inform¨¢ticos y preparadas para acoger hasta 540 trabajadores. Las llaves de los despachos -y el fondo de ayuda econ¨®mica- est¨¢n en manos de la GSA. Su portavoz, Beth Newburger, ya ha anunciado que las oficinas seguir¨¢n cerradas. "Hasta que no haya un ganador con certeza, no podemos hacer nada", dijo Newburger. "Dado que las dos partes est¨¢n todav¨ªa en los tribunales, creemos que el resultado todav¨ªa es incierto", asegur¨®.
La agencia se ampara en el texto de la ley para guardarse las llaves y el dinero. El texto aprobado en 1963 incluye expresamente una indicaci¨®n para casos como ¨¦ste: proh¨ªbe a la GSA transferir las instalaciones y el fondo "cuando las elecciones est¨¦n dudosas" y obliga a esperar a "un resultado claro". Este matiz se cre¨® para evitar que la GSA pudiera inmiscuirse en un enfrentamiento como el que ahora est¨¢ en marcha.
"Jugada pol¨ªtica"
Un portavoz del equipo de Bush interpret¨® esto como una "jugada pol¨ªtica" y asegur¨® que la mudanza a Washington seguir¨ªa en marcha aunque se le nieguen a Bush los despachos y las ayudas oficiales. El retraso provoca otro problema administrativo: el FBI tiene que investigar el pasado de los principales trabajadores contratados por la nueva Administraci¨®n, que ser¨¢n entre 3.000 y 6.000. A medida que se acerca la fecha de la toma de posesi¨®n del futuro presidente -el 20 de enero- se acortan las posibilidades para que la agencia de informaci¨®n de el visto bueno a muchos de los nuevos empleados; sin ¨¦sa validaci¨®n, el Senado no puede ratificar los nombramientos de los altos cargos.Gore lo tiene mucho m¨¢s f¨¢cil, porque basa su transici¨®n en personas que ya trabajan en el Gobierno y conocen los vericuetos del sistema, mientras que los republicanos empiezan casi desde cero.
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