Los republicanos quieren que el Congreso de Florida proclame vencedor a Bush
"Si esto fuera un libro, nadie lo leer¨ªa; ser¨ªa demasiado raro, muy poco cre¨ªble", dijo ayer el popular senador republicano John McCain. Lleg¨® diciembre, y la presidencia de EE UU sigue en el limbo, atrapada en una compleja telara?a de acciones judiciales, pol¨ªticas y propagand¨ªsticas. La ¨²ltima, que Al Gore intenta detener, fue la convocatoria de una sesi¨®n extraordinaria del legislativo de Florida, de mayor¨ªa republicana, para atribuirle directamente a George Bush la victoria en ese Estado.
Del surrealismo de la situaci¨®n dio cuenta ayer la cobertura al minuto que las cadenas televisivas de informaci¨®n permanente hicieron del viaje de una furgoneta desde Palm Beach hasta Tallahassee, la capital de Florida. Seguida por los helic¨®pteros de las cadenas y protegida por dos coches de polic¨ªa, esa furgoneta transportaba al tribunal del juez Sanders Sauls los 462.000 sufragios expresados en Palm Beach el pasado 7 de noviembre."En esa furgoneta amarilla puede ir el nombre del futuro presidente", dec¨ªan los comentaristas para intentar darle emoci¨®n al tedioso avance del veh¨ªculo a lo largo de 650 kil¨®metros. Escaldado por las muchas veces que se le ha anunciado la llegada del lobo, el p¨²blico se lo tomaba con iron¨ªa. Los norteamericanos se temen que, como los casos de O. J. Simpson, Monica Lewinsky y Eli¨¢n Gonz¨¢lez, este culebr¨®n vaya para largo. "Hasta mediados de diciembre", dijo ayer Gore. "El 18 de diciembre es la fecha en que se re¨²ne el Colegio Electoral", precis¨® el vicepresidente, convertido en rebelde con causa.
Por su parte, Bush, a medio camino entre la condici¨®n de gobernador de Tejas y presidente electo, segu¨ªa haciendo como que ocupar¨¢ la Casa Blanca. Bush recibi¨® en su rancho de Waco al ex general Colin Powell, posible futuro jefe de la diplomacia estadounidense. Entretanto, la furgoneta viajaba hacia el tribunal del juez Sauls, que estudia la demanda de Gore para que sean impugnados los resultados oficiales que conceden a Bush la victoria en Florida por 537 votos. En este pa¨ªs, como ya se?al¨® Alexis de Tocqueville en 1830, "todas las batallas pol¨ªticas terminan en manos de jueces".
Sauls, un dem¨®crata nombrado por un gobernador republicano, se est¨¢ tomando la impugnaci¨®n con una cachaza que irrita a Gore. Se ha negado a escrutar de inmediato las 14.000 papeletas en litigio de Palm Beach y Miami-Dade que contienen, seg¨²n el interesado, la victoria de Gore. En una nueva apelaci¨®n, Gore pidi¨® ayer al Supremo de Florida, seis de cuyos siete jueces son dem¨®cratas, que desautorice a Sauls y ordene un inmediato recuento de esas papeletas.
Lo que s¨ª ha hecho Sauls es aceptar una petici¨®n de Bush y ordenar que todos los votos de Palm Beach y Miami-Dade, m¨¢s de un mill¨®n, sean transportados a su tribunal. La furgoneta amarilla llev¨® ayer los de Palm Beach y hoy viajar¨¢n los 654.000 de Miami-Dade.
Ley del siglo XIX
Hoy entrar¨¢ en acci¨®n el Supremo de EE UU, de mayor¨ªa conservadora, al que Gore a?adi¨® ayer m¨¢s tarea. Le pidi¨® que ponga un cortafuegos a una iniciativa de los republicanos de Florida de alto potencial explosivo. Un comit¨¦ parlamentario aprob¨® ayer que el legislativo de Florida, de mayor¨ªa conservadora, celebre una sesi¨®n extraordinaria para designar al ganador de los 25 compromisarios del Estado en el Colegio Electoral, en caso de que siga el l¨ªo judicial. Esa sesi¨®n, prevista por una ley del siglo XIX, le dar¨ªa a Bush el pastel de Florida, y con ello, la Casa Blanca. Es su p¨®liza de seguro. Pero los dem¨®cratas la tildan de bomba at¨®mica pol¨ªtica. La sesi¨®n debe celebrarse antes del 12 de diciembre. Ese d¨ªa, Florida tiene que tener claro los 25 compromisarios que enviar¨¢ al Colegio Electoral, que se reunir¨¢ en Washington el 18 para designar presidente. Los republicanos urg¨ªan ayer a Gore a no llevar tan lejos la cosa.
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