Otra realidad otra esperanza
Estamos ante un nuevo 1 de diciembre y, como todas las celebraciones, nos sirve para echar un vistazo hacia atr¨¢s y ver qu¨¦ supuso el sida en sus comienzos en nuestros h¨¢bitos, sentimientos. Recordamos a los amigos muertos y las dificultades de aquellos tiempos; entre las lecturas que nos estremecieron entonces estaba Al amigo que no me salv¨® la vida, de Herv¨¦ Guibert, que describ¨ªa sus propias vivencias como infectado durante los inicios de la pandemia hasta su muerte. Lo hemos vuelto a leer, y nos ha vuelto a estremecer recordando el miedo que vivimos, la creaci¨®n de las primeras asociaciones de lucha contra el sida, la aparici¨®n de los nuevos medicamentos, el apetito desordenado con que nos trag¨¢bamos todo lo que se publicaba sobre el tema, la desesperaci¨®n al ver morir a nuestros amigos.Han pasado casi diez a?os desde que se public¨® el libro y ya no ser¨ªa el mismo si lo pudiera volver a escribir. En este tiempo las cosa han cambiado mucho, hemos hecho mucho, tuvimos que replantearnos la forma de vida que llev¨¢bamos, modificar nuestras maneras de relacionarnos, vimos que las primeras noticias que encerraban la enfermedad en determinados colectivos eran inciertas, que todos ¨¦ramos v¨ªctimas potenciales, que no nos serv¨ªa escondernos de personas concretas sino que cualquiera de nosotros pod¨ªa ser portador del virus. Fuimos capaces de organizarnos en asociaciones que dieran informaci¨®n clara y desculpabilizadora de la situaci¨®n.
Casi podemos decir que en el primer mundo se ha acabado con la discriminaci¨®n, se ha frenado el avance de la infecci¨®n, las muertes han descendido de manera significativa, los f¨¢rmacos se van adaptando m¨¢s a nuestras necesidades; en definitiva, que la enfermedad est¨¢ en v¨ªas de cronificaci¨®n. Todav¨ªa quedan rebarbas que limar, como son la realizaci¨®n de pruebas de anticuerpos sin permiso del afectado, la denegaci¨®n de la invalidez laboral, la imposibilidad de firmar una p¨®liza de seguros, los efectos adversos de los f¨¢rmacos, sin olvidar la realidad de unos cuerpos medic¨¢ndose durante a?os. Nada que ver, sin embargo, con lo que est¨¢ sucediendo en sectores excluidos de nuestro mismo entorno (c¨¢rceles, consumidores de drogas, etc.), pa¨ªses del este de Europa, ?frica, Asia, y Am¨¦rica Latina, en los que a las dificultades para atajar el sida (imposibilidad econ¨®mica de acceso a la prevenci¨®n o a medicamentos eficaces) hay que unirle problemas relacionados con la drogadicci¨®n, la prostituci¨®n o el hambre. Todos ellos solucionables con una decidida pol¨ªtica social impulsada por los poderes econ¨®micos.
Estamos en el camino, pero todav¨ªa nos queda.- Ram¨®n Garaizar y Josu Imanol Unanue. Txo-Hiesa. Bermeo
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