"Mi sensaci¨®n es que se ha cerrado el ciclo pol¨ªtico que lleg¨® a madurar en Lizarra"
El sindicato ELA -mayoritario en Euskadi con el 40% de representaci¨®n y el tercero en Navarra con el 19,6%- celebra hoy y ma?ana en Bilbao su X congreso. Jos¨¦ Elorrieta (Loiu, 1950) considera que la ruptura de la tregua por ETA ha cerrado el ciclo pol¨ªtico que lleg¨® a su punto de maduraci¨®n con la Declaraci¨®n de Lizarra y declara que la alianza con LAB se encuentra "varada" en los aspectos no sindicales por la incapacidad de ¨¦sta para marcar distancias con ETA
Pregunta. ?Por qu¨¦ el lema de "Vamos a hacernos respetar" para su X congreso?Respuesta. Es una respuesta al neoliberalismo imperante, que est¨¢ en una actitud prepotente. En el mundo laboral, se manifiesta no s¨®lo en la precariedad del empleo y de las condiciones laborales, sino en la relaci¨®n autoritaria y de abuso que se da en muchas empresas hacia los nuevos contratados. Lo que queremos decir es que no vamos a aceptarlo.
P. ?C¨®mo ve la situaci¨®n a un a?o del fin de la tregua de ETA y con 21 v¨ªctimas mortales?
R. Muy preocupante. A nuestro juicio, y sin ponernos en ninguna posici¨®n equidistante, responde a dos factores. Una es la vuelta a la acci¨®n armada de ETA. La verdad es que cre¨ªmos que Lizarra-Garazi era un punto de inflexi¨®n y que, con las dificultades propias de un proceso complejo, se hab¨ªa terminado la lucha armada y entr¨¢bamos en un nuevo ciclo. No s¨®lo no ha ocurrido eso sino que se ha roto la tregua, y con un perfil particularmente preocupante por el tipo de atentados mortales que est¨¢ realizando ETA. El segundo elemento es que, en este contexto de violencia muy fuerte, el Gobierno del PP ve el momento de hacer un discurso sobre la concepci¨®n del Estado y de la propia democracia que me parece involucionista y autoritario, convirti¨¦ndonos a los nacionalistas en c¨®mplices de ETA.
P. Su sindicato fue precursor de Lizarra desde el acuerdo de 1995 con LAB. A la vista de lo sucedido, ?le ha decepcionado la absoluta falta de autonom¨ªa mostrada por las organizaciones de la izquierda abertzale respecto a ETA?
R. S¨ª. Sin hacer ning¨²n diagn¨®stico definitivo, mi sensaci¨®n es que el ciclo pol¨ªtico que arranc¨® en 1995 y lleg¨® a su punto maduro con la Declaraci¨®n de Lizarra-Garazi se ha cerrado y se puede ir a otro muy diferente, en el que la dial¨¦ctica militar discipline todo ese movimiento. Si es as¨ª, y hay que interpretar los datos, lo lamentaremos todos.
P. Dijo hace poco que estaban analizando el estado de su alianza estrat¨¦gica con LAB. ?Han llegado ya a alguna conclusi¨®n?
R. La alianza con LAB la vemos en varios niveles. En primer lugar, nos da una mayor¨ªa sindical y ah¨ª tiene un nivel de eficacia. Tiene tambi¨¦n expresi¨®n en el tema fiscal o el del salario social, y, simult¨¢neamente, da un cuerpo sociol¨®gico al soberanismo. Pero eso requiere autonom¨ªa sindical, que uno piense por s¨ª mismo, m¨¢xime cuando se produce la interferencia de la lucha armada. En la medida de que ese requisito no se da, la alianza con LAB, en sus elementos m¨¢s significativos, est¨¢ varada. Hay un acuerdo de negociaci¨®n colectiva para 2001 que desde el punto de vista sindical es muy importante, pero en lo dem¨¢s est¨¢ varada. ?C¨²al es nuestro problema? Que no tenemos alianza alternativa.
P. ?No cabe un acercamiento con CC OO o UGT?
R. Tenemos un recurso de UGT ante el Tribunal Supremo contra una sentencia que nos reconoce como sindicato m¨¢s representativo. El hecho de que se pida una declaraci¨®n jur¨ªdica para negar a ELA, con un 40% de los delegados en Euskadi, esa condici¨®n revela una hostilidad tremenda. Otro ejemplo es que CC OO a nivel estatal est¨¢ copiando al PP en su campa?a internacional, creando estados de opini¨®n en los sindicatos internacionales con dossieres de prensa que nos presentan como si estuvi¨¦ramos en connivencia con los terroristas. No se puede hacer eso.
P. ?No es una postura c¨®moda e interesada mantener la colaboraci¨®n con LAB en el campo sindical, donde tienen sus principales intereses, y congelarlas en el pol¨ªtico, que interesa a toda la sociedad?
R. No. Eso lo hacen todos. El PP y el PSE se buscan todos las semanas un tema para desestabilizar a Ibarretxe en el Parlamento y obligarle a convocar elecciones y, sin embargo, han consensuado con el PNV la carta social, o la anticarta social, que no es un tema balad¨ª. Y en la vida sindical, tambi¨¦n sucede en las empresas y sectores. De hecho, el acuerdo con LAB sobre negociaci¨®n colectiva se est¨¢ extendiendo a UGT y Comisiones en las distintas propuestas de convenio que se hacen.
P. La democracia es por definici¨®n un sistema imperfecto, ?pero no supone una frivolidad cuestionarla como hace por el hecho de no conseguir sus aspiraciones?
R. Puede ser fr¨ªvolo si uno no vive de eso. Pero nosotros vivimos de que se nos deje un espacio sindical y social en el que podamos hacer nuestro trabajo. Adem¨¢s, independientemente de que uno lo diga con mayor o menor fortuna, aqu¨ª hay d¨¦ficits democr¨¢ticos, como que haya un tribunal especial [la Audiencia Nacional] y que se haga una interpretaci¨®n extensiva de los delitos de terrorismo. Cuando los criticamos no damos coartadas a quienes recurren a m¨¦todos no democr¨¢ticos. Al contrario, es la violencia la que da excusas a ese discurso autoritario del PP.
P. ?Es su hegemon¨ªa en el ¨¢mbito sindical lo que, por aburrimiento, lleva a la direcci¨®n de ELA a ser tan protagonista en pol¨ªtica?
R. En absoluto. Tenemos much¨ªsimas cosas por hacer en el campo sindical. Los salarios pod¨ªan haber crecido m¨¢s con una acci¨®n m¨¢s incisiva y no podemos estar satisfechos con el tema de las horas extraordinarias. Y en el tema social las asignaturas pendientes son casi todas: no hemos conseguido nada en el tema de la reforma fiscal, y ah¨ª est¨¢ el asunto del salario social. Si en nuestra estrategia incorporamos una reflexi¨®n pol¨ªtica no es por hegemon¨ªa, sino porque queremos una situaci¨®n normalizada.
P. ?Por qu¨¦ para renovar la direcci¨®n han introducido un tope de edad para estar en la ejecutiva (68 a?os) y no ponen un tope de mandatos? Usted mismo lleva en ella 23 a?os y va a cumplir 16 como secretario general.
R. Ser¨ªa otra forma de plantear las cosas. Lo cierto es que el equipo que llegamos en el congreso del 76 se ha mantenido y, siendo todav¨ªa j¨®venes, hemos formado una especie de tap¨®n generacional. Por eso hemos buscado la f¨®rmula de poner los 58 a?os como edad m¨¢xima. Si las cosas salen bien, ser¨¢ un relevo gradual, sin crear ning¨²n vac¨ªo. As¨ª, en el plazo de ocho a?os, la generaci¨®n del 76 habr¨¢ desaparecido entera de la direcci¨®n, permitiendo que gente m¨¢s joven vaya cogiendo mientras experiencia.
P. O sea, que usted se asegura la secretar¨ªa general hasta 2007.
R. No, asegurar, no. ?se es el l¨ªmite m¨¢ximo.
P. Este relevo tan planificado desde arriba da una imagen casi de iglesia. ?Hay debates y discrepancias dentro de ELA o lo que dice la direcci¨®n va siempre a misa?
R. No conozco otras organizaciones. En ELA el comit¨¦ ejecutivo se re¨²ne semanalmente todo el d¨ªa, y el comit¨¦ nacional, dos veces al mes como norma. Hablamos mucho, discutimos mucho sobre los temas; por ejemplo, la alianza con LAB es un tema de permanente reflexi¨®n. ?Votaciones? No. Hay decisiones que por su trascendencia han sido sujetas a la unanimidad, y si no la hay, no se toman. ELA es una organizaci¨®n muy horizontal, pero, aunque pueda parecer un contrasentido, muy disciplinada. Una vez que se toma una decisi¨®n, el asunto queda zanjado.
P. ?Ha previsto c¨®mo va a afectar la nueva econom¨ªa al sindicalismo?
R. Este es el gran debate del mundo sindical. Creo que tenemos que revisar el discurso y nuestras formas de trabajo, demasiado lastrados por la tradici¨®n. No obstante, desde 1994 el empleo asalariado aument¨® en Euskadi un 22% -la mayor¨ªa eventual, a tiempo parcial, femenino y en los servicios- y en ese colectivo hemos crecido un 19,85%, casi al mismo ritmo.
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