Sho Yano no sabe nada de Pok¨¦mon
Un ni?o de nueve a?os que supera el m¨¢ximo coeficiente intelectual inicia la carrera de medicina en Chicago
Sho Yano ya sabe lo que quiere ser de mayor: m¨¦dico. Pero no tendr¨¢ que esperar tanto; ser¨¢ doctor en plena adolescencia. Con nueve a?os, el ni?o acaba de empezar a estudiar medicina y cuando concluya sus cuatro a?os en la universidad de Loyola, en Chicago, pasar¨¢ a una escuela de posgrado hasta titularse. Sho Yano es un genio tan brillante que su coeficiente intelectual supera el tope m¨¢ximo de los 200 puntos, con lo que se ha convertido en el m¨¢s joven estudiante universitario con plena dedicaci¨®n de Estados Unidos. A quienes se preocupan por su p¨¦rdida de la infancia, el ni?o les pregunta: "?Qu¨¦ es la infancia?".La infancia no es Harry Potter, ni Pok¨¦mon, ni los dibujos animados de televisi¨®n, ni los videojuegos... que absorben y paralizan a millones de ni?os de su edad en todo el mundo. Para Yano, la infancia es una fase de desarrollo f¨ªsico en la que el cuerpo es menudo, pero el genio puede ser descomunal. El ni?o mide 1,31 y pesa 30 kilos. Sus piernas no llegan al suelo cuando se sienta para las clases en la facultad, donde ha hecho muy buenas migas con chicos de 18 a?os a los que deja, sin querer, en evidencia.
En una de sus primeras clases de Lengua pregunt¨® a sus compa?eros qu¨¦ trabajos hab¨ªan preparado a petici¨®n de la profesora Claire S¨¢nchez. Uno hab¨ªa redactado un texto sobre el suicidio m¨¦dicamente asistido y otro divagaba sobre la guerra de Vietnam. "?Y t¨² sobre qu¨¦ has escrito?". "Sobre la relaci¨®n entre los tel¨¦fonos m¨®viles y el c¨¢ncer", respondi¨® Yano, mientras les pasaba el texto para que echaran un vistazo. "?Madre m¨ªa! Casi cuatro folios a espacio simple. ?Pero si s¨®lo ten¨ªan que ser tres a doble espacio! Venga, colega; no nos pongas en aprietos".
Yano se destap¨® como un genio a los tres a?os, en casa. Su madre, una coreana con un master en Historia del Arte, se estuvo peleando largo y tendido con unos compases de Chopin, mientras el ni?o jugaba a sus pies. Derrotada por el artificio del compositor, Kyung se fue a la cocina. Al cabo de unos instantes, el piano son¨® a gloria, el nudo de Chopin convertido en una fluida melod¨ªa. Primer aviso de Yano. "S¨®lo pens¨¦ que pod¨ªa ser un superdotado para la m¨²sica", ha declarado la madre al peri¨®dico Chicago Tribune.
Todo se hizo evidente al ir al colegio por primera vez, a los cinco a?os. Aquello no ten¨ªa sentido para ¨¦l, les dijeron a los padres. Como tampoco lo ten¨ªa una escuela para ni?os superdotados, ni las clases de matem¨¢ticas del instituto. Yano romp¨ªa todas las barreras. La mayor¨ªa de las mediciones del coeficiente intelectual alcanzan su tope en torno al 200. ?l est¨¢ entre los pocos clasificados como fuera de l¨ªmites. En unas pruebas de inteligencia y conocimientos para acceso a la universidad, Yano sac¨® 1.500 puntos sobre un m¨¢ximo de 1.600. Chocante. "Deben haberse equivocado. Estoy seguro de que respond¨ª bien a todo".
El ni?o quer¨ªa estudiar en las universidades de Northwestern o Chicago, pero los comit¨¦s de admisi¨®n no se atrevieron a dar el "s¨ª". El rechazo de la Universidad de Chicago fue un golpe para Yano. Su madre recuerda en el peri¨®dico la frustraci¨®n de su hijo: "?Pero mam¨¢, con la de premios Nobel que ha tenido!". 73, entre profesores y quienes han pasado por sus aulas, incluido uno de Econom¨ªa este a?o. Al final, Loyola le recibi¨® con los brazos abiertos y ahora todos, del rector a sus compa?eros de las distintas clases, est¨¢n encantados con un Yano trabajador y educado, que ser¨ªa discreto si no fuera un ni?o y todo el mundo le llamara El Genio. "Yo no me llamar¨ªa genio", dice. "Es una palabra que no significa nada".
El futuro doctor ha le¨ªdo la Biblia tres veces, conoce a Shakespeare, a C. S. Lewis y a Salinger, toca a Beethoven y tiene a Bach por su sabio supremo. En la alfombrilla para el rat¨®n del ordenador figura Einstein. Pero tambi¨¦n se llena los bolsillos de cosas que encuentra por la calle, y sus padres le mandan a clase de taekwondo para intentar dar un aire de normalidad a su vida, y para que est¨¦ con otros ni?os de su edad. La madre no parece preocupada por quienes se interrogan por el desarrollo emocional del ni?o y el propio Yano reconoce que su familia en Corea y Jap¨®n est¨¢ encantada con las cumbres que sobrevuela. "Nadie est¨¢ preocupado. Me dicen: '?Muy bien. Puedes hacer m¨¢s!". De momento, esperar un poco a que crezca su hermana, Sayuri, de cuatro a?os, que apunta sus mismas maneras.
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